Economía Moral
Múltiples tendencias anuncian que el capitalismo ha llegado a su fin / VI
Contradicción valor-valor de uso en Ricardo y Marx; su negación neoclásica
Julio Boltvinik
D
espués de haber explicado la paradoja de Lauderdale, que no es otra cosa que las relaciones contradictorias entre valor de uso y valor (véase la entrega del 9/1/14), Foster, Clark y York (FCY), autores de The Ecological Rift (Monthly Review Press), analizan las posturas, al respecto, de David Ricardo, Jean Baptiste Say, John Stuart Mill y Marx. Ricardo respondió a la paradoja de Lauderdale subrayando la importancia de mantener la riqueza y el valor (valor de uso y valor de cambio) como dos conceptos distintos, señalan FCY. “Al igual que Lauderdale, Ricardo enfatizó que si el agua, o algún otro recurso natural antes libremente disponible, adquiría un valor de cambio debido al aumento de su escasez absoluta, habría una ‘pérdida efectiva de riqueza’, que reflejaría la pérdida de valores de uso naturales, incluso con un aumento de riquezas privadas (riches)” (p.56). En contraste, Say, precursor de la teoría económica neoclásica, respondió a la Paradoja de Lauderdale, argumentando que la riqueza (valor de uso) debe quedar subsumida en el valor (valor de cambio), eliminando el valor de uso, añaden FCY. Aunque Say no negaba que había cosas que constituían riqueza natural, no las concebía como parte del objeto de estudio de la economía política. Con ello no sólo se dejaba fuera la riqueza natural, sino también la riqueza pública. En cuanto a Mill, FCY señalan que se contradijo pues por una parte asumió la misma postura que Say, pero por la otra llevó a cabo análisis penetrantes mostrando el conflicto entre acumulación de capital y la riqueza de las áreas comunales. Después de citar un pasaje al respecto, añaden nuestros autores:
Mill señaló aquí, en línea con Lauderdale, la posibilidad de una vasta ruptura en las economías capitalistas entre la búsqueda estrecha de riquezas privadas sobre bases crecientemente monopólicas y la riqueza pública de la sociedad y de las áreas comunes(p.58). A pesar de ello, Mill rechazó la paradoja de Lauderdale y se sumó a la idea que la
naturaleza no ha de ser tratada como riqueza sino como algo ofrecido gratis, como un regalo desde el punto de vista de los cálculos capitalistas
Marx, en cambio, señalan nuestros autores, se adhirió a la paradoja de Lauderdale y fue más allá de ella, insistiendo en que la contradicción entre valor de uso y valor de cambio, riqueza y valor, es intrínseca a la producción capitalista. En La pobreza de la filosofía, Marx dice que Lauderdale fundó su sistema en la relación inversa de los dos tipos de valores. Veamos las percepciones profundas de FCY:
“De hecho, Marx construyó toda su crítica de la economía política en gran medida alrededor de la contradicción entre valor de uso y valor de cambio, e indicó que éste es uno de los componentes clave de su argumentación en El Capital. Bajo el capitalismo, él insistió, la naturaleza es rapazmente explotada en la búsqueda del valor de cambio: ‘La tierra es el depósito de cuyas entrañas han de desgarrase los valores de uso’. Esta instancia está muy relacionada con el intento de Marx de abordar la economía capitalista simultáneamente en términos de relaciones económicas de valor y de transformaciones materiales de la naturaleza. Así, Marx fue el primer economista destacado que incorporó las nuevas nociones de energía y entropía, que emanan de la primera y segunda leyes de la termodinámica. Esto puede verse en su tratamiento de la ruptura metabólica entre los seres humanos y el suelo, resultado del traslado de alimentos y fibras a la ciudad, donde los nutrientes extraídos del suelo, en lugar de regresar a él, terminan contaminando el aire y el agua. En esta concepción, tanto la naturaleza como el trabajo son víctimas de robo, pues son privados de condiciones vitales para su reproducción. No aire y agua frescos, sino aire y agua contaminados’. Se han vuelto el modo de existencia del trabajador.” (p.59).
En la primera frase de esta cita destaca una coincidencia importante con Bolívar Echeverría, quien dijo en su luminoso debate con György Márkus, que:
“Si uno se detiene en una lectura más minuciosa y más problematizadora del texto de Marx [se refiere a El Capital] va encontrar que el concepto nuclear de contradicción no se encuentra entre fuerzas productivas modernas y relaciones de producción capitalistas [tal como lo plantea Márkus], sino, más bien, en la relación que prevalece entre la ‘forma natural’ de la reproducción social y la ‘forma de valor’ de esa misma reproducción. Dicho de otro modo, el concepto nuclear de contradicción es el que se refiere a la contradicción valor-valor de uso. La hipótesis básica de toda la argumentación en El Capital...es la que propone una descripción del proceso de producción capitalista como un hecho que consiste en la ‘unidad contradictoria o inmediata del proceso de trabajo, en su forma natural, y el proceso de valorización’... Ésta sería la gran contradicción de fondo en el capitalismo y no la que plantea Márkus. Esta contradicción es importantísima para el discurso crítico porque lo que mostraría es que la existencia humana en su conjunto, en la sociedad de la modernidad capitalista, es una existencia que está ella misma sometida a una doble ‘lógica’, la lógica del valor de uso –cualitativa o social-natural– y la lógica de la valorización del valor. Pero que no sólo está funcionando en estos dos sentidos contradictorios, sino que uno de los dos, el sentido de la valorización, se encuentra venciendo permanentemente, una y otra vez, sobre el sentido natural o de valor de uso. Se despliega, dice Marx, un proceso de ‘subsunción del proceso de trabajo bajo el proceso de valorización’. Ella está penetrada por esta contradicción que se hace presente en la experiencia individual y colectiva de los seres humanos” (“Crítica a ‘La posibilidad de una Teoría Crítica’ de György Márkus”,Mundo Siglo XXI, número 21, Verano 2010, p.12; una parte del número fue un homenaje a Bolívar Echeverría, fallecido en junio de 2010. Al texto de Echeverría, que yo traduje al inglés, contestó György Mérkus. Su réplica se encuentra publicada en el mismo número de la revista).
Fotografía de John Bellamy Foster
No es el lugar para seguir describiendo la polémica entre Bolívar Echeverría y György Márkus. Ambos autores, por cierto, han aportado originales desarrollos teóricos sobre los valores de uso. Lo que me interesaba destacar es la enorme coincidencia de la visión de Bolívar Echeverría y la de FCY sobre la centralidad de la contradicción valor de uso-valor. FCY continúan señalando que el análisis de Marx de la destrucción de la riqueza natural con fines de acumulación es plenamente evidente en su tratamiento de la renta de la tierra y su relación con la ‘agricultura industrial’ (sic). Marx rechazó el calificativo de Ricardo sobre los poderes originales del suelo como indestructibles, al notar que pueden ser degradados, que puede haber destrucción ecológica. Al analizar la agricultura capitalista, Marx conjunta la ruptura metabólica con la paradoja de Lauderdale, como parte de su crítica comprensiva en la cual, señalan FCY, frecuentemente se refiere a la sustentabilidad como un requerimiento de cualquier sociedad futura –la necesidad de proteger la tierra para las generaciones sucesivas. Una condición de sustentabilidad, insistió Marx, es el reconocimiento de que nadie es dueño de la tierra que debe ser preservada para las generaciones sucesivas:
“Desde el punto de vista de una formación económico-social superior, la propiedad privada del planeta en manos de individuos aislados parecerá tan absurda como la propiedad privada de un hombre en manos de otro hombre. Ni siquiera toda una sociedad, una nación o, es más, todas las sociedades contemporáneas reunidas, son propietarias de la tierra. Sólo son sus poseedoras, sus usufructuarias, y deben legarla mejorada, como bonis patres familia [buenos padres de familia], a las generaciones venideras”. (El Capital, Tomo III, Vol. 8, p. 987, Siglo XXI Editores).
Es evidente la presencia vigorosa de la naturaleza en el pensamiento de Marx.