Dos bancos centrales: similitudes y diferencias
Orlando Delgado Selley
E
l 7 de agosto pasado, el Banco de México y el Banco de Inglaterra publicaron sus informes sobre la inflación en el segundo trimestre de 2013. En ambos casos sus gobernadores informaron las expectativas de sus respectivas entidades sobre el comportamiento futuro de sus economías y anunciaron las decisiones de política monetaria para los próximos meses. El Banco de México redujo su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para 2013 de entre 3-4 por ciento a 2-3 por ciento. El Banco de Inglaterra señaló que había signos claros de que la actividad de la economía inglesa se ha fortalecido durante este año, lo que le lleva a revisar al alza su proyección de crecimiento.
El Banco de México explicó que en el segundo trimestre hubo una importante desaceleración de la economía, al tiempo que la inflación y las expectativas sobre ella se mantuvieron conforme a lo esperado. Esta pérdida de dinamismo obedece a choques adversos internos y externos, en un contexto en el que persisten considerables riesgos a la baja para la economía mundial. El Banco de Inglaterra advirtió que pese a que mejoró el desempeño económico esperado, el crecimiento se mantiene a una tasa de 2.4 por ciento anual, lo que está debajo de su comportamiento histórico. Por esta razón el desempleo sigue siendo elevado.
La decisión de política monetaria anunciada por la junta de gobierno del Banco de México es que mantendrán su objetivo de tasa de interés en 4 por ciento, vigilando cuidadosamente el comportamiento de las variables centrales en la evolución de la inflación. No prevén, sin embargo, movimientos bruscos que alteren su estrategia. El Comité de Política Monetaria del banco central inglés anunció que las tasas de interés no se moverán de su nivel actual de 0.5 por ciento anual, hasta que la tasa de desempleo se sitúe por debajo de 7 por ciento. Según sus previsiones estas tasas permanecerán hasta el tercer trimestre de 2016.
Las situaciones en ambos países tienen diferencias. Mientras en México el desempeño económico está por debajo de lo esperado, en Inglaterra el comportamiento es mejor de lo previsto. El dato del empleo es fundamental para los ingleses, en tanto que en nuestro país se informa de él pero no se considera relevante, al punto que ni siquiera hay una meta planteada que exprese lo que se considera adecuado. En ambos casos no se aprecian dificultades relevantes en la evolución de los precios. La gran diferencia está en lo que el banco central se plantea hacer.
Con un empeoramiento de las expectativas de crecimiento el BdeM mantiene su política monetaria de una tasa de 4 por ciento. Con mejoría de las expectativas de crecimiento el Banco de Inglaterra mantiene su política monetaria de una tasa de interés en su límite inferior absoluto. El Banco de México advierte que se mantendrá atento, pero no estipula referentes específicos que puedan guiar a los agentes económicos. El banco central inglés propone expresamente una nueva idea, la forward guidance, orientación hacia delante que permite a los agentes económicos planear sus acciones a partir de la determinación explícita de que se mantendrán sin cambio las tasas de interés hasta que el desempleo llegue a los niveles estipulados.
Esta enorme diferencia en las decisiones de política monetaria del banco central mexicano y del inglés tiene explicación en su mandato legal. Mientras el BdeM atiende sólo al comportamiento de los precios, el banco inglés se ocupa también del empleo. Su capacidad de reacción es naturalmente distinta. Uno simplemente mira cómo se deteriora la economía, mientras el otro actúa para cambiar el desempeño de variables básicas. Luego de 20 años de que al Banco de México se le haya otorgado un mandato único, que ha cumplido adecuadamente, en estos tiempos de reformas resulta conveniente reconsiderarlo y proponerle un mandato que incorpore la atención al desempeño de la economía, similar al de otros bancos centrales importantes como el inglés y el estadunidense, entre otros.