EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 4 de septiembre de 2022

España: crisis energetica

 Españoles pagan la luz más cara de la historia

Excepción ibérica no alivió la carga económica de las familias
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 4 de septiembre de 2022, p. 14

Madrid. Clara Silvia es una pequeña empresaria que tiene su negocio en Madrid; una peluquería en el barrio de Carabanchel, donde lleva trabajando más de 15 años. Nunca antes había vivido algo parecido. Hemos llegado al punto de poner las citas en función de las horas más baratas de la electricidad, preferimos atender a menos clientes que perder dinero por el precio de la luz, explicó, al borde de la desesperación al ver que las medidas del gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, no han aliviado los efectos de la escalada de los precios ni en el comercio ni en la economía familiar.

Hace cuatro meses, cuando el mandatario español anunció con bombo y platillo que España adoptaría una medida extraordinaria en el seno de la Unión Europea (UE) para evitar que la escalada de los precios de la electricidad siguiera aumentando la pobreza energética, se pensó que la llamada excepción ibérica crearía una especie de limbo energético. En el que los precios no sucumbieran a la escalada y a la especulación de los mercados mayoristas y en el que se controlaran los pingües beneficios de las multinacionales eléctricas en esta crisis, como la española Iberdrola.

Sin embargo, la situación a pie de calle es muy distinta. Los comercios, pequeños y medianos, siguen cerrando o sobreviviendo a duras penas en mitad de la tormenta; las familias y los ciudadanos han modificado sus hábitos de vida para que la factura de la luz no se trague todos sus ingresos o sus ahorros y, en definitiva, el drama de la pobreza energética sigue dejando a su paso un reguero de destrucción y dolor.

En el último trimestre, los usuarios españoles del mercado de la electricidad pagaron el precio más caro de la historia. De hecho, el pasado jueves se alcanzó un segundo máximo histórico por megavatio hora (MWh), que rozó los 440 euros MWh. Y lo mismo ha ocurrido con la gasolina, que en el balance global ya se instaló en dos euros (44 pesos) el litro la más común, la sin plomo. Lo que a su vez ha provocado una escalada sin fin de los precios de la canasta básica, que en algunos casos, como la leche o los huevos, se ha incrementado más de un 20 por ciento. El dato oficial de la inflación internanual confirmó un incremento de 10 por ciento en lo que va de año.

La peluquera Clara Silvia explicó cómo ha cambiado su forma de trabajar en meses recientes: Ahora, antes de abrir la persiana, vemos las previsiones del precio de la luz. Y cuando tomamos las citas de los clientes evitamos la franja horaria más cara salvo que sea imposible. Y aún así estamos pagando más que nunca por la factura de la luz y la verdad no vemos que ninguna medida tomada hasta ahora por el gobierno haya servido para nada.

A pesar de la percepción de Clara Silvia y del conjunto del comercio español, el precio de la electricidad en España y Portugal se ha mitigado un poco si se compara con otros países europeos, donde se ha llegado a pagar hasta los 750 euros el MWh, como ocurrió en Francia y Alemania la semana pasada, pero este dato, estadístico y cierto, no ha logrado evitar ni la sangría de los usuarios españoles ni ha frenado la hemorragia en el tejido productivo, con el cierre masivo de empresas. El dato más reciente de la tasa de desempleo confirmó la tendencia, con la destrucción de más de 190 mil puestos de trabajo.

La crisis del precio de la luz también le pega, y de lleno, a empresas grandes y consolidadas, como Pamesa o Saica, que se vieron forzadas a parar su producción ante la sangría que están provocando los desorbitados precios de la energía. O el caso de Azuliber, que es uno de los principales productores de arcilla atomizada del país, un material que se usa para fabricar azulejo, y que informó del cese total de su producción como consecuencia de la insostenible situación actual, ocasionada por los elevados precios del gas, a lo que debemos agregar la incertidumbre regulatoria.

La Asociación Española de Cogeneración (Acogen) informó que desde la entrada en vigor de la llamada excepción ibérica dos de cada tres de las 600 plantas que forman parte de la industria cogeneradora han tenido que parar. Lo que significa que 400 fábricas ya han paralizado sus plantas cogeneradoras en España, aunque pueden seguir funcionando comprando la energía en el mercado, por lo que eso no significa que esas 400 fábricas hayan dejado de producir. Esto es el paso previo a la parálisis total de la producción. Estamos ante una crisis industrial sin precedente, explicó el vocero de Acogen, José Javier Rodríguez. Y advirtió que ahora mismo, nuestras fábricas están trabajando con pérdidas y se debate subir los precios de los productos o parar. Con esos precios de la energía, es la crónica de una muerte anunciada.

Ante esta situación, cada día más crítica y que se preve un empeoramiento drástico a lo largo del otoño, el gobierno español anunció una nueva medida, inspirada en una propuesta del derechista Partido Popular (PP), que consiste en la eliminación casi total del IVA al gas y a la electricidad, que pasará a ser de 21 al 5 por ciento. Y así combatir desde otro frente la escalada de los precios, que, como explicó el ingeniero y experto en energía Jorge Morales, no resolverá tampoco el problemón que tenemos. Y advirtió que el decreto de la excepción ibérica y los que hay en puerto se han hecho deprisa y corriendo, cuando se trata de un cambio fundamental, que va a los cimientos del mercado eléctrico en España. Hacer predicciones de lo que va a pasar depende de tantos factores que es una completa locura.

Mientras tanto, empresarias como Clara Silvia ven con pesimismo el futuro. Esperamos poder llegar vivos a diciembre, pero como están las cosas, no lo creo, aunque trabajamos sin descanso para evitar bajar la cortina.

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