¿Surgirán un G-8 o un G-10 mundiales?
Debido a las numerosas y prolongadas extorsiones que Estados Unidos y Occidente han impuesto a la Federación Rusa, están surgiendo nuevos centros económicos alternativos que apuestan por políticas comerciales multipolares.
El presidente de la Duma estatal rusa Vyacheslav Volodin afirmó que Washington con su arbitraria política de sanciones ha creado las condiciones para que países con razones para rechazar esas medidas se estén uniendo y podría surgir, lo que llamó, el nuevo G-8 en contraposición al G-7.
Esas son las naciones que no participan en la llamada guerra de las mal denominadas “sanciones”: China, Rusia, Indonesia, Brasil, México, Turquía, India e Irán, cuyo Producto Interno Bruto, en conjunto, suma 60 billones de dólares.
Mientras, el Grupo del G-7: Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Alemania, solo llega a 45 billones de dólares, o sea, 25 % menor que el supuesto G-8.
A esos países habría que agregar otros como Venezuela, Sudáfrica, Nigeria o Argentina, por ejemplo, que tienen grandes potencialidades.
Otras muchas naciones de África, Asia y América Latina tampoco se han plegado a las agresivas y absurdas medidas de Washington que pretende mantener una hegemonía política y económica mundial pese a su constante declive en la arena internacional.
Esa política de extorsiones ha provocado una inflación generalizada en los alimentos en el mundo, debido a las restricciones para la adquisición de petróleo, gas, fertilizantes y otros productos de Rusia.
Por ejemplo, el The New York Times tituló: La inflación vuelve a acelerarse frustrando las esperanzas de alivio. La agencia Reuters publicaba: La inflación en Estados Unidos al rojo vivo aplasta las acciones europeas en medio de los temores de recesión; y televisora CNBC señalaba: La fuerte inflación y la ansiedad de los consumidores aumentan la preocupación por la recesión.
Moscú ha enfatizado que esa situación ha sido por los errores de Occidente al imponer “sanciones” ilegítimas, lo cual ha incidido en la inflación global; la destrucción de las cadenas logísticas y de producción; aumento de la pobreza y la escasez de alimentos.
La propaganda de Occidente, con el objetivo de convencer al público de que la política de amonestaciones aplicada contra Rusia ha debilitado la economía de la nación euroasiática ha quedado completamente descalificada.
En contraposición a las falsas noticias, el Ministerio de Desarrollo Económico ruso enfatizó que el país ha enfrentado esas restricciones, entre otras acciones, con el aumento de las operaciones con los países en vías de desarrollo, principalmente con el Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) al lograr un crecimiento del 38% en el primer trimestre del 2022.
Asimismo Rusia elevó el intercambio comercial con América Latina: 2,3 % en abril y 2,5 % en junio.
El potencial del gigante euroasiático quedó demostrado en el recién finalizado XXV Foro Económico Internacional de San Petersburgo, que con la participación de 14 000 personas de 130 países se firmaron acuerdos por 5,6 billones de rublos, equivalentes a 98 000 millones de dólares.
El asesor de la presidencia rusa y secretario del Comité organizador del evento, Antón Kobiakov, informó que se signaron 691 acuerdos por valor de 5,639 billones de rublos, pero solo anunciaron los que no representan un secreto comercial. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Durante un discurso pronunciado en el Foro el presidente Vladimir Putin afirmó que la “época del orden mundial unipolar ha finalizado pese a todos los intentos de conservarlo por cualquier medio”.
El estadista puntualizó que Washington parece no darse cuenta de que en las últimas décadas se han ido formando y ganando terreno nuevos centros poderosos con sus propios sistemas políticos e instituciones públicas, así como modelos de crecimiento económico que tienen derecho a su protección y a garantizar la soberanía nacional.
Agregó que el objetivo de las sanciones consistía en aplastar la economía rusa pero no ha tenido éxito pues se está normalizando la situación económica paso a paso.
Mientras en Europa, argumentó, los pronósticos de los expertos indican que sumando solo las pérdidas directas de la Unión Europea como consecuencia de la “fiebre de sanciones” contra Rusia, el costo de las medidas punitivas pueden superar los 400 000 millones de dólares.
Por último señaló que “la velocidad y la escala de los cambios en la economía global, las finanzas y las relaciones internacionales están aumentando y cada vez más se hace visible el rechazo a la globalización a favor de un modelo de crecimiento multipolar”.
Llámese G-8, G-10 o G-50, lo cierto es que un mundo unipolar ya no es posible.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
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