Bajo la lupa

 

Bajo la lupa

Las tres izquierdas (sic) de Latinoamérica, según el versátil ranking oficioso de EU

Alfredo Jalife-Rahme

▲ Para el Departamento de Estado, encabezado por Antony Blinken, existen dos izquierdas, una políticamente correcta y otra exorcizada.Foto Ap

E

n un abordaje muy simplista, la izquierda latinoamericana gobierna la región (https://bit.ly/39Lbo0I), con excepción de Ecuador –donde el banquero globalista neoliberal y presidente TikTok, Guillermo Lasso, se tambalea ante la revuelta indígena–, Guatemala, Paraguay, Uruguay y Brasil, con Jair Bolsonaro, quien enfrentará a Lula en octubre, quien es muy crítico de los 56 mil millones dólares de ayuda militar de Biden al comediante Zelensky, presidente de Ucrania.

Destaca el enorme peso geopolítico del gigante brasileño en Sudamérica y su conectividad con los BRICS y la gran mayoría de los países africanos.

Un mapa de Latinoamérica con enfoque geoeconómico exhibe que China ha penetrado en las entrañas de Sudamérica (sic) al haber desplazado a EU (https://bit.ly/3OeOFZI). Centroamérica se encuentra en disputa entre EU y China, cuando los únicos países que mantienen relaciones con Taiwán son Guatemala y Honduras, por fuertes presiones de EU.

México mantiene óptimas relaciones geoeconómicas con Norteamérica–concepto itamita que confronta al idealismo latinoamericano del río Bravo hasta la Patagonia, de la UNAM, más acorde con la Celac (https://bit.ly/3QE44ok)– que se subsume en el T-MEC (tratado México/EU/Canadá).

El PIB conjunto para 2022 de Norteamérica es uno de los principales en la competencia regional de los bloques geoeconómicos del planeta, con un total de 28.8 billones de dólares (trillones en anglosajón): EU, con 25.3 billones (primer sitio); Canadá, 2.2 billones (sitio seis) y México 1.3 billones de dólares (sitio 16). El PIB del T-MEC es muy superior al de la Unión Europea, de 27 países, de más de 15 billones de dólares: ¡Casi el doble! El PIB aproximado de Sudamérica (12 economías), donde pesa exageradamente Brasil (1.8 billones de dólares: décimo sitio global), es de 3.25 billones de dólares.

Para los hacedores de la política del Departamento de Estado, que hoy preside el malhadado jázaro Antony Blinken (AB), existen de facto dos izquierdas:

1. Una izquierda políticamente correcta que no toca los intereses militares de EU en el mar Caribe – v.gr. Honduras (una base militar) y Colombia (nueve bases militares); y un tanto cuanto Chile– y que no colisiona con los intereses geopolíticos de Washington. Lamentablemente en esta izquierda políticamente correcta para EU, se infiltran algunas izquierdas travestis que adoptan la agenda del Gran Reset (https://bit.ly/3y8Gvg4) del zelote alemán Klaus Schwab y George Soros, que jefaturan el Foro Económico Mundial de Davos, del hoy agónico globalismo neoliberal.

2. Una izquierda exorcizada: Cuba/Nicaragua/Venezuela que mantiene óptimas relaciones con el trío satanizado de Rusia/China/Irán.

La tercera sería la izquierda híbrida, cuya máxima expresión es Bolivia, que pertenece al ALBA y es tolerada por EU y el FMI.

Durante la toma de posesión de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, esposa del ex presidente Manuel Zelaya –defenestrado en 2009 por Obama/Biden y Hillary Clinton del Partido Demócrata, por su relación con el ALBA de Hugo Chávez debido a su imperiosa necesidad de importar hidrocarburos a precio módico de Venezuela– tuve el honor de compartir una comida con el muy solvente ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Rogelio Mayta, a quien le propuse mi hipótesis de las dos izquierdas de Latinoamérica como las vislumbra ahora el secretario de Estado AB en su óptica exageradamente maniquea y banalmente lineal entre buenos y malos.

El ministro Mayta me preguntó dónde colocaría a Bolivia en mi taxonomía, y le contesté que en la izquierda híbrida, ya que pertenece simultáneamente a la exorcizada ALBA y al mismo tiempo mantiene óptimas relaciones con el FMI –lo cual le ha valido una inflación muy baja (¡0.7 por ciento!) para el promedio de Latinoamérica ( v.gr frente a Argentina) y de mantener la legendaria estabilidad de su divisa, el boliviano, frente al dólar por varios años, pese al litio-golpe teledirigido por Donald Trump contra el presidente depuesto Evo Morales (https://bit.ly/3tO2hDh) y su títere uruguayo Almagro que acabó sepultando a la OEA.

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