Reino Unido: conjunción catastrófica
l sábado 19, las autoridades británicas informaron a la comunidad internacional acerca del hallazgo de una nueva cepa del coronavirus causante del Covid-19, la cual sería hasta 70 por ciento más contagiosa que la variante original. Ante el anuncio, decenas de países se apresuraron a restringir o prohibir la entrada de personas y bienes provenientes del Reino Unido: para el lunes, casi todos los integrantes de la Unión Europea, así como Canadá, Chile, Argentina, Colombia, Rusia, Perú, Hong Kong, Arabia Saudita, Kuwait, India, Irán, Suiza, El Salvador e Israel, entre otros, ya habían limitado en diversos grados sus conexiones con las islas británicas.
La magnitud y lo repentino de este aislamiento llevaron a que se produjeran escenas como la ilustrada ayer en la contraportada de este diario, con incontables camiones de carga varados ante la imposibilidad de salir del territorio británico hacia el continente, o viceversa. A la pesadilla logística y financiera que una situación semejante supondría en cualquier momento, se suma el que se produjera días antes de Navidad, por lo que incluso una cadena de supermercados advirtió del riesgo de desabasto de alimentos frescos en Gran Bretaña si no hay una solución rápida al cierre fronterizo.
Para colmo, cualquier esfuerzo destinado a destrabar el estrangulamiento de los intercambios entre las dos orillas del Canal de la Mancha podría caer en el vacío la última hora del 31 de diciembre. Debe recordarse que desde enero pasado, Reino Unido consumó su ruptura con la Unión Europea, y que el último día del año termina el periodo de transición durante el cual ambas partes debían alcanzar un nuevo acuerdo comercial a fin de evitar el denominado “ Brexit duro”, es decir, la pérdida del trato especial existente en el contexto del espacio común europeo, con la consecuente puesta en marcha de todo tipo de aranceles y restricciones al tránsito de personas y bienes.
Como en todo el prolongado proceso del Brexit Bruselas ha hecho gala de una flexibilidad que excede la cortesía diplomática –máxime si se considera que se trata de un descalabro autoinfligido por el Reino Unido– pero el empecinamiento de Downing Street en presentar la ruptura como una cuestión de orgullo chovinista ha llevado a que el impasse de las negociaciones prevalezca a sólo ocho días de lo que la mayoría de los expertos considera será un golpe demoledor a la economía británica.
En suma, la sociedad del Reino Unido encara una de las coyunturas más difíciles de su historia reciente y las dificultades que ésta entraña por sí misma se ven exacerbadas por las decisiones de sus líderes. Este escenario, que resulta catastrófico en lo social, lo humano, lo económico y lo político, supone una trágica confirmación de que el aislamiento y el chovinismo no son caminos viables en el mundo contemporáneo, cuyos desafíos deben ser abordados, al contrario, mediante la cooperación multinacional.
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