EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Berta Navarro-Cineasta-

 

Cinexcusas

Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 27 Dec 2020 07:41Compartir en Facebook Compartir en Google
Oficios, premios y brechas que se estrechan

 

Cierra este año, atípico y difícil para el ámbito cultural en general y para el cine en particular, con auténticas albricias: el pasado martes 22 de diciembre, el Consejo de Premiación del Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 decidió que el galardón, con carácter manifiesto de “distinción extraordinaria” sea para la directora y productora cinematográfica Bertha Navarro.

Nacida en Cuidad de México hace setenta y siete años, el público masivo conoce bien una parte significativa del trabajo realizado por Bertha, pero la mayoría sin saber siquiera de su existencia. Tales suelen ser el destino y la suerte del productor, paradójicos sobre todo cuando su labor lleva como signos distintivos talento y éxito: sin su despliegue impresionante de energía y conocimiento, sin su capacidad no menos admirable de organización y conducción del trabajo colectivo, sencillamente ninguna película sería posible –incluso cuando se trata de esos filmes personalísimos en los que el autor del guión es director, editor, sonidista y hasta gaffer: a querer o no, es su propio productor.

 

Nuestra cineasta mayor

Bertha Navarro tenía veinticinco años cuando comenzó una carrera que hoy suma poco más de medio siglo: en 1968, habiendo estudiado antropología, sin asumirlo como su verdadero oficio llevaba producido y dirigido algún documental, pero fue dos años después cuando, con quien era su pareja –Paul Leduc, fallecido en octubre de este año–, debutó en calidad de productora con el largometraje Reed, México insurgente (1970), con el cual se convirtió en la primera y, al mismo tiempo, la más visible y destacada mujer que producía cine en México, con lo cual, y quizá sin habérselo propuesto de manera consciente, abrió una brecha importantísima en la cinematografía nacional, por la que desde entonces y hasta la fecha han transitado decenas o tal vez centenas de mujeres cuya labor como productoras –sin mencionar, por supuesto, a las realizadoras-- ha enriquecido de manera inestimable al cine mexicano.

Su gremio la conoce y la ha reconocido en innumerables ocasiones: al mexicano Ariel de Oro por su trayectoria, así como al inglés BAFTA a la Mejor Película de Habla No Inglesa por El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2007), deben sumarse todos y cada uno de los galardones obtenidos no sólo por dicho filme, sino por los que han cosechado las películas producidas por ella, sea de manera independiente o en colaboración con su socio Del Toro en la compañía Tequila Gang: entre otras están La invención de Cronos (Del Toro, 1993), Un embrujo (Carlos Carrera, 1998), El espinazo del diablo (Del Toro, 2001) Cobrador: In God We Trust (Paul Leduc, 2006), La delgada línea amarilla (Celso García, 2015), producciones o coproducciones como Crónicas (Sebastián Cordero, Ecuador, 2004) y Rabia (Sebastián Cordero, España-México, 2009) y documentales como Ayotzinapa, el paso de la tortuga (Enrique García, 2017).

No le falta razón a María Novaro, hoy titular del Imcine y cineasta por los cuatro costados, cuando afirma que “Bertha Navarro es simplemente lo mejor que le ha sucedido al cine mexicano en los pasados cincuenta años. Ha estado siempre atrás, no en el frente. Me parece muy importante reconocerla.” Sabedora del rol que juega en nuestra cinematografía, conocedora absoluta de la naturaleza y relevancia de una función esencial, en respuesta la productora no habló sólo por ella sino también por sus colegas: “Cada vez somos más mujeres haciendo buen cine y eso me da mucho orgullo, pues cuando empecé éramos muy poquitas. Estoy para todas ellas y ellas para mí. Las cineastas unidas vamos a seguir trabajando juntas.”

Enhorabuena y felicidades a quien, hoy por hoy, es nuestra cineasta mayor, quien a lo largo de cincuenta y dos años se ha dedicado de tiempo completo a enriquecer una filmografía, la nacional, que no sería la misma sin su talento y su empeño.

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