Cuando los derrotados en la Guerra de Secesión crearon el Ku Klux Klan
Fundado el 24 de diciembre de 1865, 155 años atrás, por veteranos confederados del Sur tras su derrota en la Guerra de Secesión por la que pretendieron separarse de los Estados Unidos de América, el Ku Klux Klan fue una organización anticatólica, anticomunista, antifeminista, antisemita, homofóbica, islamofóbica, racista, xenófoba y terrorista, en la que, en sus diversas etapas predominaron algunas de esas visiones.
Desfile del Ku Klux Klan en Washington (1925)
Fue su fundador Nathan Bedford Forrest y Benjamín Franklin Butler el redactor del acta de principios. Si bien tuvo una corta vida formal ya que fue disuelto por el presidente republicano Hiram Ulysses S. Grant mediante el “Acta de Derechos Civiles” de 1871 esta propuesta supremacista blanca renació en otras oportunidades y en las más recientes hasta mostró sus simpatías por nazismo.
Durante su segunda etapa, creada por William Joseph Simmons, que duró entre 1915 y 1944, llegó a contar hasta con unos seis millones de seguidores en todo el país. La tercera se inició en 1946 poco después de concluida la Segunda Guerra Mundial. Tras su fundación en 1865 desarrolló prácticas terroristas que generaron el rechazo de las élites sureñas que aunque tuviesen coincidencias raciales veían en el Ku Klux Klan una justificación para la permanencia de las tropas norteñas en la región.
En su segunda versión, la de 1915, se trató de una organización ya con registros formales de sus miembros y con una estructura legalizada. En 1929 sufrió los efectos económicos de la Gran Depresión y al producirse la SGM las manifestaciones pronazis le generaron desprestigio. En 1940 una investigación de Stetson Kennedy hizo que las autoridades le quitaran su reconocimiento oficial. Actualmente, en esta tercera etapa, está conformado por pequeñas agrupaciones independientes entre sí que agrupan algunos miles de adherentes. Entre éstos algunos han sufrido condenas judiciales por los crímenes perpetrados. En la actualidad el KKK, muy desprestigiado, cuenta con el rechazo de los medios de comunicación masivos y de las conducciones gremiales, políticas y religiosas.
Tuvo el KKK una activa participación de mujeres particularmente durante la década de 1920 en temas educativos y morales pero sin abandonar lo relacionado con las cuestiones de clase, de etnia, género y religión aunque sin las formas violentas de los hombres. Funcionaban en todo el país pero su mayor presencia se observaba en los estados de Arkansas, Indiana, Ohio y Pennsylvania.
Los veteranos que dieron origen al KKK en 1865 fueron seis descendientes de escoceses de Pulaski, Tennessee. De allí viene el término Klan, por los grupos ancestrales de sus familias, cambiando la C de clan por la K. Disfrazados de fantasmas realizaban apariciones nocturnas por Pulaski que tanto asustaban como divertían. Después comenzaron a hostigar a los hace poco liberados esclavos.
Contrario al Partido Republicano impulsor del fin de la esclavitud el KKK recibió el apoyo de muchos demócratas que se le sumaron. Rápidamente se expandió por los restantes estados sureños y pasó a la extrema violencia como el asesinato del congresista James M. Hids, de Arkansas, el 22 de octubre de 1868. También fueron asesinados tres miembros de la Legislatura de Carolina del Sur, entre otras víctimas.
Por esos tiempos eran frecuentes los asaltos a los hogares de los afrodescendientes y las interrupciones de los actos religiosos de esa comunidad. En 1867 uno de sus líderes, el general George Gordon redactó una propuesta tendiente a organizar todos los grupos afines en la que se incluían preguntas a los interesados entre las que se encontraba la relacionada con su rechazo a la igualdad racial.
De acuerdo con sus propias confesiones solamente en una zona de Florida los afro asesinados por el KKK fueron más de 150 y algunos otros centenares en otros lugares de ese estado. Dado que muchos de ellos habían sido soldados de la Unión uno de los propósitos había sido el de robarles las armas. Según Gordon “si los negros nos quieren hacer la guerra, deben atenerse a las consecuencia”.
La justicia federal dictaminó en 1868 que el KKK era una “organización terrorista” y varios de sus integrantes fueron procesados mientras muchos huyeron de sus residenciales habituales, en particular de Carolina de Sur. No faltaban los que se asumían como miembros de la organización, sin serlo, a la hora de cometer delitos. Por otra parte el KKK se había convertido en una suerte de instrumento paramilitar del Partido Demócrata.
Todo ello hizo que pronto comenzase a desacreditarse. La historiadora Elaine Frantz Parnsos, señaló: “ Al desenmascarar al Klan, se reveló a una caótica multitud de grupos antinegros, granjeros pobres y resentidos, bandas guerrilleras, políticos demócratas desplazados, destiladores ilegales de whisky, jóvenes aburridos, sádicos, violadores, trabajadores blancos con miedo de la competencia negra, patrones tratando de aplicar una política laboral rígida, ladrones comunes, vecinos con antiguos conflictos e inclusive algunos esclavos liberados y algunos republicanos blancos que tenían intenciones criminales particulares. Al final, todo lo que tenían en común, además de ser abrumadoramente blancos en su mayoría, sureños y demócratas; era que todos se llamaban a sí mismos miembros del Klan”.
Forrest, quién ya carecía de todo control, en 1869 ordenó la disolución del KKK en razón de que “había sido desviado de sus originales y patrióticos propósitos, convirtiéndose en un grupo injurioso y dañino para la paz pública”. Para el historiador Stanley Horn, “hablando de forma general, el final del Klan fue más una desintegración localizada paulatina que un desbando formal y decisivo” y un medio de Georgia publicó en enero de 1870 que “la realidad del asunto no es que el Ku Klux Klan sea una banda de criminales organizados, sino que todos los criminales se autodenominan miembros del KKK”.
Así se llegó a su disolución legal ante la decisión del presidente Grant en 1871 para reaparecer algunas décadas más tarde, como se señalara con similares criterios, aunque agravados, como su apoyo al nazismo en tiempos en que su país enfrentaba al mismo durante la SGM. Una postura que aún hoy sostienen quienes forman parte de los diversos grupos que se dicen representar a esa organización creada, originariamente, como partidaria del esclavismo.
-Fernando Del Corro es periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
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