EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Brasil: Bolsonaro, el Rey de la mentira

 Bolsonaro fue elegido por mentiras y gobierna por mentiras

B

rasil tuvo gobiernos que llegaron allí de manera dictatorial y de ese modo gobernaron, como los de 1964 a 1985. Hubo gobiernos que fueron elegidos democráticamente –como los de Cardoso y los del PT– y gobernaron democráticamente.

Hubo un gobierno que llegó allí por un golpe de Estado –como el de Temer– y gobernó por las élites, restableciendo el modelo neoliberal e iniciando la destrucción de los avances democráticos de las administraciones del PT. Ahora el país tiene un gobierno que se eligió por un mecanismo de manipulación de la opinión pública, de mentiras, de judicializar la política y se comporta de manera coherente con ello.

Bolsonaro fue elegido por mentiras y por una farsa. Como si Dilma tuviera un comportamiento que justificara el juicio político, como si Lula hubiera sido detenido y se le hubiera impedido competir por acusaciones fundamentadas y como si los gobiernos del PT fueran responsables, no de los mayores avances económicos, sociales y políticos que jamás haya tenido Brasil, sino por la crisis económica provocada por la derecha en el sabotaje al gobierno de Dilma y por las políticas del gobierno de Temer.

Bolsonaro es un títere que pretende creer que las mentiras son ciertas. Que fue elegido para impulsar la nueva política, eliminar la corrupción de la política, hacer que la economía vuelva a crecer. Representa, en su gobierno, las mentiras que la derecha ha forjado e impuesto a la opinión pública.

Como la mentira funcionó, Bol­sonaro pudo ser elegido, la mentira se convirtió en fuerza material, apoyada por los medios y el Poder Judicial. Bolsonaro es producto de la mentira, haciendo que Brasil viva en un mundo de mentiras.

La derecha promovió, a través de los medios de comunicación, con el consentimiento del Poder Judicial, a Bolsonaro como la renovación de la política, aunque ambos sabían que era mentira. Bolsonaro se negó a participar en los debates y los medios lo dejaron pasar, como si fuera normal. La denuncia de Folha de Sao Paulo de que la guerra de robots impulsada por la campaña de Bolsonaro, con los nombres de los empresarios que la sostenían era real, pero el Supremo Tribunal Electoral cerró los ojos y lo hizo, criminalmente, como si todo fuera normal. La mentira se impuso otra vez.

Bolsonaro llegó a creer que todo es posible. Que puede seguir negando la realidad y manteniéndose en el poder. Practica el negacionismo de forma sistemática. Dice que la economía va bien, que la pandemia está en fase final, que no hay intercambio de favores con el Centrao, que el militar que está en el Ministerio de Salud es uno de los mejores que han estado ahí, que su relección atiende las necesidades del país, que el control de la policía y otros órganos del Estado para defender a sus hijos y a sí mismo, sea una conducta legítima, etcétera.

Quien fue elegido por la mentira, quien se dio cuenta de que el delito de mentir vale la pena; gobierna con la mentira y cree en la mentira, o al menos en su efectividad. La verdad, la ciencia, la política como defensa del interés público, la democracia, fueron derrotados y Bolsonaro fue elegido y representa esa derrota.

Eso ahora gana contornos aún más serios, porque se traduce en cientos de muertes por día y miles por mes. El gobierno creía que no debería haber una política para la pandemia, que la clave sería el crecimiento económico y crear empleo. No lo hizo ni lo uno ni lo otro.

El gobierno creía en la inmunidad del rebaño, no hacía daño que miles siguieran muriendo, pero llegaría una situación en que todos serían inmunizados, naturalmente, sin que el gobierno hiciera nada. La mentira prevalece en el cinismo y la hipocresía del presidente para desconocer a los muertos e incluso bromear con ellos y sus familias. Se impone la mentira de que la generalización del acceso y uso de armas favorece la defensa de las personas frente a la violencia y no exactamente su contrario.

El derrocamiento de Bolsonaro y la restauración de la democracia representan la restauración de la verdad y la ciencia, la justicia, la paz y el respeto a los intereses de la gran mayoría de los brasileños. Porque este gobierno es el reino de la mentira, la injusticia, la arbitrariedad, los métodos y los intereses de las milicias. Fue elegido por mentiras y es gobierno por mentiras.

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