Amin Maalouf vislumbra otro mundo; ‘‘será mucho mejor para la aventura humana’’
El autor franco-libanés presentó su obra El naufragio de las civilizaciones, en la FIL de Guadalajara // La crisis actual explica ‘‘las marchas en el orbe’’ // Celebra la abolición de una ley oscurantista contra las mujeres de Sudán
Mónica Mateos-Vega y Juan Carlos G. Partida
Enviada y Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 3 de diciembre de 2019, p. 6
Martes 3 de diciembre de 2019, p. 6
Guadalajara, Jal., En su primera visita a México, el escritor y periodista franco-libanés Amin Maalouf (Beirut, 1949) aseveró, sin temor a equivocarse, que ya no tienen autoridad moral los grandes países ni las grandes instituciones ni las grandes religiones ni las grandes ideologías; ‘‘el mun-do que hemos conocido está desapareciendo”, consideró.
El ensayista presentó el domingo su libro El naufragio de las civilizaciones (Alianza Editorial) en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Miembro de la Academia Francesa y ganador del Premio Príncipe de Asturias en 2010, Maalouf agradeció el recibimiento en el país: ‘‘los mexicanos son generosos, pero los generosos no se sienten bien en el mundo de hoy. Precisamente mi libro nació de constatar que hay otro mundo que tomará forma en el futuro, pero aún no lo vemos. No sé si es un privilegio o algo malo, pero estamos entre dos mundos, uno que verdaderamente da señales de desaparición porque miramos hoy a los grandes países que deberían tener ciertos valores o credibilidad moral, y no los tienen.
‘‘Todo lo que inspiró a las generaciones anteriores y que guiaba los pasos de la humanidad ya no está ahí, está borrándose.
‘‘No sé si es algo bueno o malo, quiero creer que es bueno; creer que el mundo que va a nacer después del naufragio será un mundo diferente, mucho mejor para la aventura humana y que nos reúna sin importar nuestros orígenes y convicciones.”
El ensayista, quien este año recibió en Francia por El naufragio de las civilizaciones el Premio Aujourd’hui al mejor libro de geopolítica, explicó que siempre ha habido en la historia épocas difíciles, ‘‘periodos en los que algunas civilizaciones parecían desaparecer a veces de forma brutal mientras otras triunfaban.
‘‘Lo que caracteriza a nuestra época es que el conjunto de nuestra civilizaciones está en crisis. Todas las regiones lo están: el mundo árabe, Europa, Estados Unidos. La democracia está en crisis, las relaciones entre los estados y su pueblo están en crisis grave, lo que explica todas las marchas en el mundo.
‘‘Todos hoy estamos en el mismo naufragio, y tal vez es algo bueno porque habremos de salvarnos juntos. El libro que escribí fue hecho entre la narrativa íntima y la reflexión global, así lo quise porque desde mi infancia he sido un apasionado por los acontecimientos en el mundo.
‘‘Tuve un padre periodista y desde que abrí los ojos al mundo observo, miro, sigo en detalle y tengo la impresión de que estoy presenciando la película más sorprendente que uno se pueda imaginar, con vuelcos, giros muy interesantes. A veces son tristes, otras veces alegres, pero siempre apasionantes.”
Reivindicaciones de dignidad, de bienestar
Maalouf, autor de León el Africano (1988), narró que hace dos días conoció un pasaje alegre del mundo: ‘‘en Sudán había una ley oscurantista que obligaba a las mujeres a vestirse y comportarse en público de cierto modo. Eso provocó protestas, mujeres y hombres comenzaron a manifestarse y derrocaron el régimen en Sudán para abolir esa ley discriminadora. En estos días vi que en las calles de ese país las mujeres estaban celebrando la abolición de esa ley.
‘‘Esas imágenes son muy importantes porque enseñan que las aspiraciones profundas de todos los pueblos en todas las sociedades son las mismas. A veces hay una opresión más fuerte en algún lado pero las reivindicaciones sociales son las mismas en Beirut, Argel, París o México.
‘‘Son reivindicaciones de dignidad, de bienestar, de deseo de tener para uno, para nuestros hijos, para nuestros nietos, un porvenir mejor que la vida que tenemos. Esto quiere decir que la humanidad es una y única.
‘‘Las divisiones y diferencias esenciales hoy son entre quienes consideran que la humanidad es una y que debemos tener los mismos valores esenciales, y los que consideran y se han resignado a que haya varias humanidades, con países que merecen tener una democracia y otros no, con mujeres que en unos lugares pueden trabajar en el puesto que quieran y en países donde ellas tienen que respetar la tradición.
‘‘Pero hay algo más allá de las tradiciones y creencias: valores fundamentales que se tienen que aplicar en todas las sociedades. Esa es mi principal esperanza.”
Acompañaron al autor en la presentación de su libro los periodistas Gabriela Warkentin y Ricardo Raphael.
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