Agnés Heller: críticas y negaciones
Maciek Wisniewski*
I
. Mientras G. Lukács solía ir renegando de sus obras y aceptando reprimendas de la ortodoxia comunista, ofrecía
autocríticassin perder la fe en el socialismo, A. Heller (1923-2019), su recién fallecida (bit.ly/34fZap0) alumna más conocida, en su paso desde marxismo hacia posmodernismo, lo abandonó por completo, renegó muchas de sus ideas y empezó a defender el mercado y la democracia liberal internalizando demandas de la ortodoxia capitalista. Después de dar, junto con otros miembros de la Escuela de Budapest, nueva vida al marxismo –en oposición al materialismo dialéctico ( diamat) dominante− rescatando al
joven Marxy desarrollando un novedoso trabajo teórico ( Teoría de las necesidades en Marx, 1976) –posteriormente repudiado ( Una revisión de la teoría de las necesidades, 1993)−, se dedicó a la antropología y a la sociología de la vida cotidiana. Abrazando el individualismo neoliberal, enfatizaba que lo único que necesitábamos era
ir cambiando nuestras vidas(bit.ly/2k0vvy7). Calificando la
transición democráticapost-89 como una
gloriosa revolución posmoderna en contra de un experimento fallido de la modernidad [el comunismo], abandonó cualquier esperanza en la emancipación colectiva. No obstante poco antes de la implosión del
socialismo realjunto con otros lukácsianos −de los cuales todos, salvo I. Mésárosz acabaron en posiciones parecidas− escribía
que el mundo necesitaba más socialismo, no menos(F. Fehér, A. Heller, G. Márkus, Dictatorship over needs, 1983, p. xiii).
II. Tras tener que exiliarse en los setenta –en Melbourne y luego Nueva York, dónde ocupó la misma cátedra que H. Arendt (The New School for Social Research)−, regresó a Hungría. En años recientes fue una de las más feroces y valientes voces críticas de V. Orbán. Según ella, Hungría era el país del ex bloque soviético donde ocurrió
la más radical eliminación de la libertad. En Orbán veía un advenimiento de una
tiranía(término
populismosegún ella no aportaba nada) −no un tipo de gobierno como democracia o fascismo, sino
una manera de gobernar,
una corrupción del capitalismo[sic]− y de una
re-feudalización: Orbán decide todo y reparte el botín entre su oligarquía (bit.ly/32j5hY5). Pero incluso en medio de estas críticas, resaltaba su abandono del marxismo: según ella el auge de los
tiranos(Orbán, Erdoğan, Putin) es posible “porque ya no vivimos en una sociedad de clases – ergo:
éstas ya no existen[sic]−, sino en una de masas” (nyti.ms/2PLb4PH) y porque
ya no hay conflicto derecha-izquierda[sic]:
hoy la lucha es entre los que destruyen el estado de derecho y los que quieren restablecerlo(bit.ly/2lY8dcN).
III. Para Heller, proveniente de una familia judía de clase media, el Holocausto −en el que pereció su padre deportado a Auschwitz junto con otros 450 mil judíos húngaros por un gobierno colaboracionista con Hitler y del que ella se salvó
gracias a pura suerte y sentido común−, siempre era una latente cuestión filosófica:
¿cómo era posible que ocurriera algo así?,
¿cómo entenderlo?. “Me prometí resolver el secreto sucio del siglo XX, el secreto de varios millones de cuerpos ‘producidos’ por los genocidios en nombre del humanismo e Iluminación” ( A short history of my philosophy, 2010). No obstante esta búsqueda –junto con su paso por el comunismo soviético− sólo la hizo dudar en la humanidad y en la razón.
IV. Fustigando el latente antisemitismo de Orbán (bit.ly/2zDtDzB), sus políticas de odio hacia refugiados y minorías (roma/sinti etcétera) y la perversa instrumentalización de la figura de G. Soros, un empresario húngaro-judío-estadunidense, que según él
financia la llegada de los migrantes musulmanes para aniquilar a la Europa cristiana, Heller, en su preocupación
por la suerte de la civilización occidental−al abrazar las teorías funcionalistas de la modernidad y acabar prácticamente en posiciones neo-conservadoras− de repente usaba el mismo lenguaje que la propia derecha xenófoba:
el islam es el totalitarismo más extremo(bit.ly/2NJU4Mi). Criticando el
nacionalismo estúpidode Orbán (bit.ly/2Zx6FcQ) −y viéndolo en general como una gran amenaza− dejaba de lado su caso más radical: el Israel de Netanyahu, ignorando también similitudes entre ambos políticos y su bizarra alianza en plataforma etnonacionalista y antinmigrante que resulta incluso en el blanqueamiento del papel de Hungría en el Holocausto (bit.ly/2ks4MKZ).
V. A pesar de sus
negaciones, Heller –junto con A. Gorz (1923-2007)− sigue siendo una pionera de la ecología política (bit.ly/2LhpI0w). Su redescubrimiento del concepto de las
necesidades radicalesen Marx –las que no pueden ser satisfechas dentro de la economía del mercado− y su reconceptualización, como buena alumna de Lukács, desde el punto de vista de la alienación que genera toda una serie de necesidades artificiales
irreales desde el punto de vista ecológico, son más actuales que nunca en tiempos en que el actual patrón de consumo es insostenible y suicida. Lo mismo aplica a su premisa que para evitar la trampa de
tener las necesidades dictadas(véase: Dictatorship...”) hay que movilizarnos y echar a andar
un proceso desde abajoque de modo democrático identifique las
necesidades racionalesrealizando “una comúnmente desarrollada –subrayaba aún en su época de esperanzas− crítica de la vida cotidiana”.
* Periodista polaco
No hay comentarios:
Publicar un comentario