El corazón de la guerra comercial: la carrera y la transición tecnológicas
Análisis
18/09/2019
La guerra comercial emprendida por EEUU contra China se da en un escenario donde el primero observa un rezago tecnológico en las áreas de telecomunicaciones, energía, automóviles eléctricos, celulares y computadoras frente a China. Los efectos de la pérdida de productividad manufacturera estadounidense y su incapacidad de implementar pronto sus avances en investigación y desarrollo tecnológicos encuentran una gran amenaza de parte del segundo.
L a deslocalización de la producción para reducir costos, a partir de fines de la década de los ochenta, implicó la transferencia de tecnología hacia las economías emergentes. China, a diferencia de México, puso en vigor políticas de investigación y desarrollo tecnológicos a partir de estas transferencias. Invirtió en educación de alto nivel, con estudios especializados en las universidades occidentales más avanzadas, para formar cuadros capaces de hacer ingeniería de reversa y, a partir de allí, construir desarrollos propios. Así, comenzó a desarrollar capacidad productiva y tecnológica capaz de inundar el mercado mundial con productos con mayor composición tecnológica a menor precio comparado a occidente. De inicio, no invirtieron grandes sumas en investigación y desarrollo sino en capacidades para desmontar esas tecnologías y reconvertirlas en otros productos. Es análogo al proceso de Japón y de Corea del Sur en las décadas anteriores.
EEUU comenzó a perder participación en el mercado mundial de alta tecnología a partir de siglo XXI y se concentró en completar sus cadenas globales de valor para aumentar su rentabilidad. Mientras tanto China, desde 2005, se convirtió en la mayor economía exportadora de alta tecnología. Desde entonces, la brecha se ha incrementado y en el 2018 exportó el triple del valor de estas exportaciones que Estados Unidos y más de diez veces que los países europeos. El detalle es que China exporta en total $2.4 billones de dólares en el 2018 mientras EEUU $1.6. China pone en el mercado los resultados de la investigación e innovación estadounidenses a un costo que es una fracción de occidente. La interrogante es porque ni en EEUU ni en Europa, lo pueden hacer con la misma rapidez.
La división internacional del trabajo de las últimas siete décadas, ha dejado a EEUU centrado en el petróleo y como procesador de materias primas. Su principal exportación es gasolina, autos a gasolina, aviones a gasolina y productos agrícolas. China lidera con la red móvil 5G en telecomunicaciones frente a las corporaciones estadounidenses, exporta celulares high tech baratos. Lidera el cambio de matriz energética, y exporta transformadores de energía renovables (células foto voltaicas, lámparas con esto, etc) y los productos relacionados a este cambio.
Por otra parte, el peso de la industria petrolera americana es tal que no ha comenzado a sustituir la matriz energética, no sólo por ecología sino por costos. La primera ronda de aranceles impuestos por EEUU, en agosto de 2017, fue contra paneles solares, producidos en China. Esto expresa el síntoma de la incapacidad tecnológica de liderar la transición energética. China está en la vanguardia del cambio de matriz energética. La lucha ahora es contra la energía limpia china (autos, aviones, trenes, paneles solares, generación eléctrica).
La voluntad de perpetuar la matriz energética petrolera, impide que EEUU lidere la transición tecnológica hacia los motores y los automóviles eléctricos. Actualmente China posee un parque vehicular eléctrico de 2.3 millones de automóviles, más del doble que el estadounidense, y vende el 54% de los autos eléctricos del mundo (IEA, 2019). La guerra comercial, no hace que se acorte la brecha tecnológica y que el resto del mundo deje de comprar esos productos. Le siguen a China, Suecia, Alemania y Japón con autos eléctricos o híbridos que sustituirán a los de gasolina entre el 2019 y 2023. EEUU es el segundo consumidor de autos eléctricos o híbridos, casi todos fabricados por EMN extranjeras dentro de su país.
En la guerra comercial, ambas economías conocen bien sus puntos débiles. EEUU tiene el monopolio de ciertos semiconductores, con la ventaja de Intel, Qualcom y Broadcom en procesadores y ciertos microchips, y al dólar como moneda mundial. China tiene la red móvil 5G, la vanguardia en los automóviles eléctricos, la nueva energía limpia, y celulares de alta tecnología a una fracción del precio americano; controla el mercado de tierras raras e insumos materiales para producciones estratégicas.
Para terminar, la necesidad imperiosa de EEUU por interferir el despliegue chino crece, y la vía comercial proteccionista, no funciona. La manera como se sacó EEUU a Japón de encima en 1985, fue mediante el Acuerdo Plaza de 1985 del G7, que obligó a Japón a revaluar su moneda y perder competitividad. Eso indica que la guerra se va a pasar al campo cambiario y financiero, sin duda.
- Oscar Ugarteche es investigador titular, IIEc-UNAM, SNI / Conacyt, Coordinador del Observatorio Económico Latinoamericano (obela.org)
- Armando Negrete es técnico académico IIEc-UNAM, miembro del obela.org
https://www.alainet.org/es/articulo/202199
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