Cada vez más Bancocracia
30/09/2015
Opinión
¿Cuál ha sido la evolución de la situación y cuáles son los acontecimientos más importantes en relación con los temas abordados en el libro Bancocracia, (http://cadtm.org/Bancocracia ), desde que se terminó de redactar el 31 de marzo de 2014?
No se ha impuesto al sistema financiero privado ninguna medida que permitiera evitar el estallido de nuevas crisis. Los gobiernos, así como las diferentes autoridades encargadas de velar por el respeto de las reglamentaciones y su mejora, han atrasado en el tiempo o han suavizado enormemente las pequeñas medidas anunciadas en 2008-2009. Ha proseguido la concentración bancaria y también las actividades de riesgo. Los 15 a 20 mayores bancos privados de Europa y los Estados Unidos han seguido implicados en diferentes escándalos en relación con los préstamos tóxicos, los créditos hipotecarios fraudulentos, la manipulación de los mercados de cambio, la manipulación de las tasas de interés (en particular el Libor), la manipulación del mercado de la energía, la evasión fiscal masiva, el blanqueo de dinero del crimen organizado, etc. Las autoridades se han contentado con imponer multas, generalmente muy pequeñas en relación con los delitos cometidos y su impacto negativo sobre las finanzas públicas, por no hablar del deterioro de las condiciones de vida de centenares de millones de personas en todo el mundo. Responsables de organismos de control como Martin Wheatley, que dirigía el Financial Conduct Authority en Londres, han sido despedidos por intentar hacer el trabajo que se les había confiado y emitir demasiadas críticas hacia el comportamiento de los bancos.[1] George Osborne, el Canciller del Echiquier (Ministro de Asuntos Económicos y Financieros), ha decidido librarse de Martin Wheathley en julio de 2105, nueve meses antes del final de su contrato de cinco años.[2]
A pesar de sus evidentes responsabilidades, ningún dirigente bancario en los Estados Unidos o Europa (a parte de Islandia) ha sido condenado mientras que los traders son perseguidos y encarcelados a penas de prisión firme que van de 5 a 14 años.
Bancos que han sido nacionalizados con grandes gastos a fin de proteger los intereses de sus grandes accionistas privados son vendidas de nuevo a precios de saldo al sector privado, como el Royal Bank of Scotland en el Reino Unido en 2015. El salvamento de RBS había costado 45 000 millones de libras, su reprivatización provocará probablemente una pérdida de alrededor de 14 000 millones de libras.[3] Es también el caso de SNS Reaal y de ABN Amro en los Países Bajos, de Allied Irish Banks en Irlanda o de una parte del difunto Banco Espirito Santo en Portugal. Las pérdidas para las finanzas públicas son enormes.
La política del BCE ha evolucionado en la forma pero no en el fondo. La institución basada en Francfort se ha lanzado a partir de principios de 2015 a una política activa de quantitative easing (expansión cuantitativa) comprando títulos a los bancos privados europeos cada mes por un montante de 60 000 millones de euros. El BCE compra a los bancos productos estructurados que les anima a producir. Les compra igualmente obligaciones bancarias (covered bonds) y títulos de deuda soberana de los países que aplican políticas neoliberales. Al mismo tiempo, el BCE presta a los bancos privados a una tasa del 0,05% (tasa en vigor desde septiembre de 2014).[4]
La FED ha puesto término a la política de quantitative easing llevada a cabo entre 2008 y 2014. No compra ya títulos hipotecarios estructurados a los bancos. Ha anunciado desde comienzos del año 2014 que procederá por primera vez desde 2006 a una subida de las tasas de interés. En principio, esto debería tener lugar antes de finales de 2015. Pero las potenciales repercusiones negativas para la economía del país la llevan a dudar. En efecto, una subida de las tasas de interés atraerá masivamente capitales a los Estados Unidos, lo que encarecerá el dólar contra las demás monedas y disminuirá las exportaciones estadounidenses dada la atonía del resto de la economía mundial. Además, numerosas empresas privadas corren el riesgo de encontrar graves problemas de refinanciación de sus deudas. Sin olvidar que el coste del reembolso de la deuda pública aumentará mecánicamente. Aunque esto cuente poco en las dudas de la FED, hay que añadir que el impacto sobre las economías emergentes será muy negativo pues masas considerables de capitales las abandonarán y serán transferidas hacia los Estados Unidos con la intención de lograr mayores rendimientos y mayor seguridad.
Las políticas seguidas tanto por los bancos centrales como por los gobiernos no han relanzado la inversión productiva. Las grandes empresas privadas están sentadas sobre montañas de liquidez a un lado y otro del Atlántico. Para las empresas no financieras europeas, esto representa más de un billón de euros (1 000 000 000 000 €) que, en lugar de ser utilizados para aumentar las inversiones y la producción, permanecen en la tesorería de las empresas. Las empresas utilizan masivamente sus beneficios para comprar sus propias acciones en Bolsa a fin tanto de mantener las cotizaciones al alza (o impedir su bajada) como de proporcionar a los accionistas copiosos ingresos. Al mismo tiempo, la parte de los beneficios que sirve para remunerar a los accionistas bajo la forma de dividendos continúa aumentando, lo que refuerza por supuesto la tendencia a no invertir.
Está completamente claro que la política de los gobiernos y de los bancos centrales alimenta una burbuja especulativa en los mercados bursátiles. Esta burbuja puede estallar en cualquier momento. Ya ha comenzado en China en 2015 y se producirá en un momento u otro en Europa y en los Estados Unidos.
Paralelamente, los precios de una serie de materias primas están a la baja (petróleo, minerales sólidos,...). La caída radical del precio del petróleo ha puesto fin al boom del gas de esquisto en los Estados Unidos y numerosas empresas del sector están al borde de la quiebra. Grandes países exportadores de petróleo como Venezuela y Nigeria están muy afectados por la caída de los precios.
Una de las tesis del libro Bancocracia, es que los bancos centrales y los gobiernos persiguen dos grandes objetivos: 1. Acudir al rescate de los grandes bancos privados, sus grandes accionistas y sus principales dirigentes a la vez que garantizan la prosecución de sus privilegios. Se puede afirmar sin riesgo de equivocarse que sin la acción de los bancos centrales, algunos grandes bancos habrían quebrado y que esto habría forzado a los gobiernos a tomar hacia sus dirigentes y grandes accionistas medidas fuertes medidas coercitivas. 2. Participar y apoyar de forma ofensiva los ataques del Capital contra el Trabajo a fin de aumentar las ganancias de las empresas y hacer a las grandes empresas europeas más competitivas en el mercado mundial frente a sus concurrentes extranjeros... Estos dos objetivos son comunes a la FED, al Banco de Inglaterra, al BCE y al Banco de Japón.
En lo que se refiere al BCE, se añaden a ello dos objetivos específicos y complementarios: 1. Defender el euro, que es una camisa de fuerza para las economías más débiles de la zona euro así como para todos los pueblos europeos. El euro es un instrumento al servicio de las grandes empresas privadas y de las clases dominantes europeas (el 1% más rico). Los países que forman parte de la zona euro no pueden devaluar su moneda puesto que han adoptado el euro. Sin embargo los países más débiles de la zona euro saldrían ganando en devaluar a fin de reencontrar la competitividad frente a los gigantes económicos alemán, francés, frente a Benelux (Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo) y a Austria. Países como Grecia, Portugal, España o Italia están por tanto atrapados por su pertenencia a la zona euro. Las autoridades europeas y los gobiernos nacionales aplican a partir de ahí lo que se llama la devaluación interna: imponen una disminución de los salarios en beneficio únicamente de los dirigentes de las grandes empresas privadas. 2. Reforzar la dominación de las economías europeas más fuertes (Alemania, Francia, Benelux...) donde estan basadas las mayores empresas privadas europeas. Esto implica mantener fuertes asimetrías entre las economías más fuertes y las más débiles.
La victoria de una coalición de izquierdas antiausteritaria en Grecia en enero de 2015 ha constituido una amenaza para el BCE, la Comisión Europea, las grandes empresas y todos los demás gobiernos de la UE (no solo los de la zona euro). El BCE y todos los dirigentes europeos han hecho de la derrota del proyecto de Syriza un objetivo central de sus actividades y han conseguido sus fines en julio de 2015. El BCE ha asfixiado literalmente al sistema financiero griego y al gobierno de Tsipras para ponerles de rodillas. Para evitar capitular, el gobierno Tsipras habría podido poner en pie soluciones alternativas [5] como las que son planteadas en el capítulo final de Bancocracia. Habría debido apoyarse en los resultados de la auditoría realizada por la Comisión para la Verdad sobre la Deuda Griega.[6] Ha preferido mantener una orientación moderada que estaba condenada al fracaso.
Sin embargo, estos últimos años, se ve muy claramente que, como consecuencia de la crisis de 2007-2008 y del refuerzo de las políticas neoliberales, los pueblos están dispuestos a optar por soluciones radicales. Como prueba de ello, el eco encontrado en particular por las propuestas más a la izquierda de Syriza en Grecia, de Podemos en España e incluso de Jeremy Corbyn en el Reino Unido o de Bernie Sanders en los Estados Unidos. Una de las lecciones centrales de la capitulación griega de julio de 2015 es que son necesarias fuerzas políticas que tengan verdaderamente la voluntad de aplicar las medidas que plantean integrándolas en un programa coherente de ruptura con el sistema. Otra lección es que un gobierno de izquierdas debe aplicar medidas radicales respecto a la deuda ilegítima, los bancos privados, los impuestos, los servicios públicos... a fin de promover la justicia social y de emprender una transición ecológica. Sin esto, no habrá salida de crisis en favor de los pueblos.
Traducido por Alberto Nadal
[1] Jonathan Ford, "Greenspan’s capital idea for cutting back on banking angst", Financial Times, 23 agosto 2015, http://www.ft.com/intl/cms/s/0/59b15ccc-49aa-11e5-9b5d-89a026fda5c9.html#axzz3lL1YX2wK
Este es un extracto del artículo en cuestión: "The UK government recently sacked one of the country’s most senior financial regulators, the head of the Financial Conduct Authority, Martin Wheatley. His crime? Annoying too many financiers by the assiduousness with which he approached the task."
[2] The Independent, "Martin Wheatley still has 'unfinished business' at financial regulator FCA"
http://www.independent.co.uk/news/business/news/martin-wheatley-still-has-unfinished-business-at-financial-regulator-fca-10409061.html consultado el 10 de septiembre de 2015.
[3] Christine Berry, "RBS sale: there is an alternative", The NEF blog, 4 agosto 2015, http://www.neweconomics.org/blog/entry/rbs-sale-there-is-an-alternative
[4] Eric Toussaint, "Súper Mario 2.0 a favor de los banqueros", 7 de septiembre de 2014, http://cadtm.org/Super-Mario-2-0-a-favor-de-los,10566
[5] Eric Toussaint, Grecia: alternativas frente a la capitulación, 17 de julio 2015, http://cadtm.org/Grecia-alternativas-frente-a-la
[6] Comité para la Verdad sobre la Deuda Pública griega, Resumen Ejecutivo: Informe Auditoría de la Deuda Pública Griega, 18 de junio 2015, http://cadtm.org/Resumen-Ejecutivo-Informe
http://www.alainet.org/es/articulo/172718
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