EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 9 de julio de 2015

Brasil: deuda publica es un mega esquema de corrupcion

La deuda pública es un megaesquema de corrupción institucionalizada

08/07/2015
Opinión
Dos meses antes de que el Gobierno de Dilma Rousseff anunciara oficialmente un recorte del presupuesto de 70.000 millones de reales en concepto de ajuste fiscal, una brasileña fue invitada por Syriza, el partido de izquierda griego que ganó las últimas elecciones, a integrar el Comité de Auditoría de la Deuda Griega junto a otros 30 especialistas internacionales. La brasileña es María Lucía Fattorelli, auditora jubilada del Erario Federal y fundadora en Brasil del movimiento “Auditoría Ciudadana de la Deuda”. Pero, ¿qué tiene que ver el ajuste con la recuperación de la economía griega? Todo, dice Fattorelli “La deuda pública es su espina dorsal”. 

Dado que Brasil va camino de la austeridad, la estudiosa integra la comisión que va a investigar los acuerdos, las formas y los fraudes de la deuda pública que según Syriza llevaron a Grecia a su crisis económica y social. “Existe un sistema de la deuda. Se trata de la utilización de ese instrumento (la deuda pública) como vehículo para desviar recursos públicos hacia el sistema financiero”, agrega Fattorelli. 

Y no es la primera vez que la auditora realiza este tipo de misión. En 2007 Fattorelli estuvo invitada por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, a colaborar en la identificación y comprobación de las irregularidades de la deuda en su país. Dicho trabajo condujo a reducir el montante de la deuda pública ecuatoriana un 70%. 

En su entrevista con Carta Capital, realizada directamente desde Grecia, Fattorelli explicó que el mismo esquema controlado por los bancos y las grandes empresas se repite en el pago de los intereses de la deuda brasileña, que actualmente alcanza 334.600 millones de reales y provoca la necesidad de dicho ajuste.

¿Qué es la deuda pública? 

La deuda pública, como aprendemos técnicamente en los libros de Economía, es una forma de complementar el financiamiento del Estado. En principio no es nada erróneo que un país, un estado o un municipio se endeude, porque lo que está por sobre todo es el interés público. Si el Estado no recaudase lo suficiente se podría endeudar, en principio, con el objeto de recibir recursos que le permitan financiar el conjunto de sus obligaciones. Eso teóricamente es la deuda. Sirve, en principio, para complementar los recursos que el Estado necesita para cumplir sus obligaciones.

¿Y dónde comienza el problema? 

El problema comienza cuando empezamos a auditar la deuda y no encontramos una contraparte real. ¿Qué deuda es esa que no para de crecer y se lleva la mitad del presupuesto? ¿Cuál es la contrapartida de esa deuda? ¿En qué se utilizó el dinero? Ese es el problema. Luego de varias investigaciones, tanto en el ámbito federal como estatal y municipal del Brasil, en varios países latinoamericanos y ahora europeos, llegamos a la conclusión de que existe un sistema de la deuda. ¿Y qué es eso? Es la utilización de ese instrumento, que debería servir para complementar los recursos en beneficio de todos, como vehículo para desviar los recursos públicos hacia el sistema financiero. Ese es el esquema que investigamos.

¿Y quién se beneficia normalmente con ese sistema? En 2014, por ejemplo, los intereses de la deuda brasileña pasaron de 251.100 a 334.600 millones de reales. ¿Adónde va realmente ese dinero? 

Sabemos quién compra los títulos de la deuda porque se realizan directamente por medio de subastas. El proceso es el siguiente: el tesoro nacional emite títulos de deuda pública y los vende el Banco Central. ¿Cómo los vende el Banco Central? El Banco anuncia una subasta en la que solo pueden participar 12 instituciones acreditadas. Son los llamados dealers (comerciantes, intermediarios, N. de T.). No tenemos la lista de esos dealers. Son los bancos más importantes del mundo. Esa lista suele cambiar cada seis meses. Pero siempre están los más grandes, el Citibank, el Itaú, el HSBC, por eso hoy se dice que ya no tiene sentido hablar de deuda externa. Los bancos extranjeros son los que la compran en la propia máquina registradora. Sabemos quiénes la compran y muy probablemente son ellos los acreedores porque no existe ninguna inversión en el mundo que pague más que los títulos de la deuda brasileña. Es la inversión más rentable del mundo. Y sólo ellos son los que los compran directamente. Entonces lo probable es que sean ellos los acreedores.

¿Por qué probablemente? 

Porque ni siquiera la Comisión Investigadora Parlamentaria (CPI) informó entre 2009 y 2010 de quién detenta la deuda pública brasileña, y eso que la CPI tiene poder de requerimiento judicial. Llegaron a decir, en cambio, que no lo sabían porque esos títulos se venden en subastas. Algo que la gente sabe que es mentira. Porque solo ellos saben quiénes son los poseedores de los títulos, a quiénes están pagando los intereses. Claro que lo saben. Si usted tiene una deuda y no sabe quién es su acreedor, ¿a quién va a pagar los intereses? En otra oportunidad dijeron que esa información es secreta. Se trataría de un secreto bancario. Algo que también es mentira. La deuda es pública y es la sociedad la que la está pagando. ¿Acaso no figura en internet el sueldo de los empleados públicos? ¿Por qué no están los dueños de la deuda? Tenemos que organizar una campaña nacional para saber quién está sacando ventajas del Brasil y provocando todo esto.

¿Qué relación existe entre los intereses de la deuda pública y el ajuste fiscal en curso en Brasil? 

Todo el mundo habla del recorte, del ajuste, de austeridad y todo eso. Desde el Plan Real, Brasil tiene superávit primario todos los años. Algunos años más, otros menos. Pero todos los años tenemos superávit primario. ¿Qué quiere decir superávit primario? Que los gastos primarios se hallan por debajo de los ingresos primarios. Gastos primarios son todos excepto la deuda. Es lo que Brasil gasta en sanidad o educación, pero no en los intereses. Esos son los gastos primarios. Si uno mira los ingresos, ¿qué es lo que nutre el presupuesto? Básicamente los ingresos impositivos. Entonces, superávit primario quiere decir que recaudamos en impuestos más de lo que gastamos y por lo tanto sobra una parte.

¿Y ese dinero sobrante es para pagar la deuda pública? 

Así es. Esa parte del superávit sirve para pagar una pequeña parte de los intereses, porque en Brasil estamos emitiendo más deuda para pagar gran parte de los intereses, ¡es escandaloso! E inconstitucional. Porque nuestra Constitución prohíbe lo que se llama “anatocismo”. Cuando usted se endeuda para pagar intereses, ¿Qué está haciendo? Está transformando los intereses en una nueva deuda que va a incidir sobre los intereses. Es decir, intereses sobre intereses. Eso crea una bola de nieve que genera gastos a una escala exponencial, sin contrapartida, y el Estado no puede hacer eso. Cuando investigamos la contrapartida de la deuda interna percibimos que es una deuda de intereses sobre intereses. La deuda brasileña se convirtió así en un ciclo automático. Tiene vida propia y se retroalimenta. Cuando eso sucede aquellos intereses se van a transformar en capital. Y sobre ese capital se van a aplicar nuevos intereses. Y estos van a transformarse nuevamente en capital. Es por eso que cuando se observa la curva gráfica de la deuda se ve que la resultante es exponencial. Está creciendo hasta casi transformarse en vertical. El problema es que en cualquier momento va a explotar.

¿Explotar por qué? 

Porque el mercado –cuando hablo de mercado me estoy refiriendo a los dealers– está aceptando nuevos títulos de la deuda como pago en lugar de recibir dinero en efectivo. Ellos no quieren recibir dinero, quieren nuevos títulos por dos motivos: por un lado el mercado sabe que los intereses van a convertirse en nuevos títulos generando una deuda mayor. Y en segundo término porque una deuda mayor justifica un continuo proceso de privatización. ¿Cómo se ha producido ese proceso? Mediante la entrega del patrimonio cada vez más estratégico, cada vez más lucrativo. Vimos hace poco la privatización de los aeropuertos. No es poca cosa, los aeropuertos de Brasilia, Río de Janeiro y Sao Paulo estarán en manos privadas. Lo que en el fondo el poder económico mundial quiere es el patrimonio y su control. La estrategia del sistema de la deuda es el siguiente, se genera una deuda y esa deuda somete al país. El país va a entregar así patrimonio tras patrimonio. De este modo perdimos ya las telefónicas, las empresas de energía eléctrica, las hidroeléctricas, las siderúrgicas. Todo pasó a ser propiedad de ese gran poder económico mundial. ¿Y cómo consiguen los dealers todo ese poder? Ahí entra la financiación privada de la campaña. Solo con entrar en el TSE (Tribunal Superior Electoral) se puede ver quién financió las campañas. Una gran empresa o un banco. De modo que atacamos la deuda porque la deuda es el centro, la espina dorsal del sistema.

¿Cómo funcionará la auditoría de la deuda en la práctica? ¿Cómo diferenciar la deuda legítima de la que no lo es?

La auditoría tiene por objeto identificar cómo funciona el sistema de generación de deuda sin contrapartida. Por ejemplo solo debería pagarse la deuda que cumple el requisito de responder a la definición de deuda ¿Qué es una deuda? Si yo le digo “págueme los 100 pesos que me debe”, usted me va a contestar “¿Cuándo me dio cien pesos?”. Solo existe deuda si hay una entrega. Eso pasó aquí, en Grecia. Mecanismos financieros, nada que tuviera que ver con la deuda, todo fue enredado en las estadísticas de la deuda. Sin identificación de origen, todo lo que fuera garantía del Estado, como los CDS (Credit Default Swap, especie de seguro de pago) toda la parafernalia del mundo financiarizado. Todo eso puede convertirse de un momento a otro en deuda pública. ¿Qué es una auditoria? Es desenmascarar el sistema. Es mostrar lo que realmente es deuda y lo que es todo ese fárrago de mercado financiero que utiliza un instrumento de endeudamiento público para desviar recursos y someter al país al poder financiero, impidiendo su desarrollo socioeconómico equilibrado. Junto a los bancos están también las grandes corporaciones, que no tienen escrúpulos. Tenemos que decir ¡basta! a esta situación. Y el ¡basta! vendrá de la ciudadanía. No vendrá de la clase política financiada por ese sector. Mucho menos de las élites, porque ellas se benefician de ese mecanismo. La solución solo puede surgir de una concienciación generalizada de la sociedad, de las mayorías. Y las mayorías son el 99% que paga esa cuenta. Arminio Fraga (expresidente del Banco Central dijo eso en el 2009 en una declaración ante la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación) sobre la deuda, cuando se le preguntó cuál era la influencia de las decisiones del Banco Central en la vida de los pueblos. Contestó “Vea el Brasil, fue diseñado con ese objetivo”.

¿Aproximadamente qué parte de la deuda pública está en manos de los bancos y las grandes empresas? El Tesoro Directo al que todos los brasileños pueden acceder, ¿a qué parte del total corresponde? 

Esa historia del Tesoro Directo está destinada a crear la impresión de que la deuda pública es un negocio correcto al que cualquiera puede acceder y comprar. Y ciertamente si usted o yo compramos se trata de una parte legítima. Pues bien, si la gente quiere entrar y comprar no es cierto que sea directo, es solo para crear esa ilusión. Intente entrar a comprar un título cualquiera. Primero llegará a una trama en la que debe elegir una institución financiera. Esa institución le va a cobrar una comisión que no es barata. Tampoco le va a pagar el total de los intereses, se va a quedar con una parte. El banco o el dealer que compra los títulos de la deuda es el que establece los intereses. Ellos establecen los intereses porque el Gobierno lanza el título junto a una propuesta de intereses. Si en el momento de la subasta el dealer no está conforme con esa propuesta de intereses no compra. Solo compra cuando los intereses llegan al nivel que él quiere. Invariablemente los títulos se venden con valores muy por arriba del Selic (Tasa básica de intereses). En 2012, cuando el Selic descendió fuertemente y llegó a 7,25%, los títulos se vendían a más del 10% de interés. Ellos siempre compran con descuento. Si el título vale 1.000 reales lo compran por 960 o 970 reales, depende de la presión que quieran ejercer ese día sobre el Gobierno. Vea la diferencia. Si usted compra en el Tesoro Directo, no va tener ningún descuento. Al contrario, tendrá que pagar una comisión. Y tampoco podrá proponer los intereses. Se trata de una operación totalmente distinta de la operación directa que se produce en la subasta.

¿Por qué es tan difícil poner en marcha una auditoría? ¿Cómo reacciona habitualmente el mercado financiero ante una auditoría? 

El mercado se hace el guapo pero llegado el momento es cobarde. En Ecuador, cuando nos hallábamos en la recta final y ya habían sido divulgados algunos informes preliminares, sabía que habíamos descubierto varios fraudes en el mecanismo de generación de deuda. Entonces propusieron al gobierno renegociarla. Pero Rafael Correa (presidente del Ecuador) no quería negociar. Quería recomprarla y ponerle punto final. Porque cuando se negocia se otorga a la deuda una nueva vida. Se cambia la página de la deuda. Él no quería eso. Quería que su Gobierno pusiese un hito en la historia de Ecuador. Sabía que aceptando quedaría sometido a la deuda. Fue hasta el final, les hizo una propuesta, ¿y qué hicieron los bancos? El 95% de los dueños de los títulos se entregaron. Aceptaron la oferta de recompra en un máximo del 30% y Ecuador eliminó un 70% de sus títulos de deuda externa. En Brasil durante los diez meses de la investigación de la deuda el Selic no subió. Fue algo increíble. Estamos frente a un monstruo mundial que controla el poder financiero y el poder político con un sistema fraudulento. Es muy grave. Yo diría que es un megasistema de corrupción institucionalizado.

El mercado financiero y parte de la prensa acostumbran a calificar la auditoría de la deuda como un engaño, ¿por qué no es un engaño? 

La auditoría va a investigar pero no tiene poder de decisión sobre lo que se hará. La auditoría solo va a mostrar las evidencias. En Ecuador la auditoría investigó y mostró los fraudes, los mecanismos que no eran deudas, renuncias a la prescripción de las deudas, ¿qué es eso? Es un acto nulo. Deudas que ya habían prescrito. Una deuda prescrita es una deuda muerta. Lo mismo sucedió en Brasil en la época del Plan Brady, que transformó deudas vencidas en títulos de la deuda externa. Luego esos títulos se usaron para comprar las empresas brasileñas que fueron privatizadas en la década del 90: Vale, Usiminas… compradas en gran parte con títulos de la deuda. Se ve como se recicla. Aquí, en Grecia, están presionando al país para que pague una deuda ilegítima. ¿Y cuál fue la renegociación que hizo (Georgios) Papandreu (ex primer ministro de Grecia)? Consiguió una prórroga a cambio de un proceso de privatización de 50.000 mil millones de euros. Ese es el sistema. ¿Dejar de pagar ese tipo de deuda es un engaño? A la gente se le muestra simplemente una parte inexistente de la deuda. El día que la gente comprenda mejor qué significa una auditoría y que la fragilidad está del otro lado la gente logrará cambiar el mundo y el curso de la historia mundial.

En comparación con el ajuste fiscal que va a costar a Brasil unos 70.000 millones de reales, ¿se puede estimar cuánto se podría economizar mediante una auditoría de la deuda pública?

Es difícil de hacer esa estimación antes de realizar la auditoría, pero por lo que ya se ha investigado respecto al origen de la deuda pública brasileña y del impacto de los intereses sobre intereses se llega a estimaciones aterradoras. En mi último libro me referí al tema de los intereses sobre intereses. En los últimos años la mitad del crecimiento de la deuda es nulo. Solo pude hacer el cálculo aritméticamente. Me faltó hacer los cálculos de entre 1995 y 2005 porque el Banco Central no me dio los datos. Y aun así se llega a un 30% de nulidad de la deuda. En consecuencia también para los intereses correspondería un monto similar. Esa fue la gran jugada del mercado financiero en el Plan Real porque lograron generar una deuda espuria. A comienzos del Plan Real los intereses brasileños llegaban a más de un 40% anual. ¿Se imaginan una deuda con intereses anuales del 40%? Esto la hace crecer casi un 50% por año. Además hay que considerar que esos intereses son mensuales. El interés mensual corrige el capital ya corregido por el mes anterior. Se inicia así un proceso exponencial que no tiene límites, como sucedió con la explosión de la deuda a partir del Plan Real. Cuando comenzó el Plan Real nuestra deuda rondaba los 80.000 millones de reales. Hoy llega a los tres trillones de reales. Más del 90% de la deuda se debe a intereses sobre intereses.

¿Y eso se consideraría ilegal en una auditoría sobre la deuda pública? 

Es más que ilegal, es inconstitucional. Nuestra constitución prohíbe intereses sobre intereses en el sector público.  Existe un decreto del Tribunal Federal Supremo, el 121, que dice que aunque esté establecido en el contrato no es legal. Es inconstitucional. Se debe a que hay mucha gente involucrada, favorecida y mal informada. Son tabúes, ese tema del engaño, del fraude, mucha gente piensa así. Necesitan descalificar. Hablamos de auditoría y ellos hablan de engaño. Pero yo hablo de investigar. Si la deuda es legítima vamos a ver cuál es el origen de esa deuda y cuál ha sido su contrapartida.

A lo largo de la entrevista Ud. citó varios momentos del Brasil, lo que pone en evidencia que el problema viene desde el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso y ha seguido en las gestiones de Lula y de Dilma. ¿pero por qué se agravó el tema de la deuda estos últimos años? ¿La deuda externa de los años 90 se transformó en la actual deuda interna? 

Esas transformaciones sucedieron varias veces en nuestra historia. Tales movimientos tuvieron lugar de acuerdo con los intereses del mercado. Tanto de interna a externa como de externa a interna de acuerdo con el valor del dólar. Esos movimientos fueron hechos por el Banco Central del Brasil e invariablemente a favor de los mercados financieros. Cuando el dólar baja, sería interesante para el Brasil terminar con la deuda externa pues necesitaría menos reales, se hace lo contrario y se contrae más deuda en dólares. Dichos movimientos se hacen siempre en favor del mercado financiero.

¿Y el pago de la deuda externa en 2005? 

Lo que la gente critica al gobierno de Lula es que para pagar la deuda externa de 15.000 millones de dólares en 2005, emitió reales. Emitió deuda interna en reales. La deuda con el FMI (Fondo Monetario Internacional) tenía intereses del 4% anual. La deuda interna que emitió en ese momento rondaba el 19,13% de interés anual. Se cambió una deuda del 4% anual por una del 19,13%. Fue una operación que causó daños financieros al país. Y nuestra deuda externa con el FMI no era una deuda elevada, suponía menos del 2% de la deuda total. ¿Y por qué pago una deuda externa al FMI que tenía intereses tan bajos? Porque en el inconsciente colectivo toda deuda externa es con el FMI. Todo el mundo está convencido que el FMI es el gran acreedor. Esto generó a Lula una ganancia política y una tranquilidad al mercado. Cuando se debate el tema de la deuda la gente dice “¿Cómo ese tema no está ya resuelto? ¿Acaso no pagamos ya toda la deuda?” No son pocas las personas que lo dicen a causa de la propaganda que decía que Lula había resuelto el problema de la deuda. Y el mercado ayuda a difundir esa creencia. Hablo del mercado porque también en esa época exigía que Argentina pagase también al FMI. Y Argentina también pagó anticipadamente. De modo que estas cosas sucedieron simultáneamente en varios lugares. Todo bien armado de afuera hacia adentro y en la misma época.

¿Qué enseñanza podría dejar a Brasil su experiencia griega de la auditoría? 

Hay muchas lecciones. La primera es hasta qué punto puede llegar el plan de austeridad fiscal. En Grecia la situación es alarmante. En cuanto a desempleo, más de 100.000 jóvenes con formación dejaron el país en los últimos años por falta de empleo. Emigraron a Canadá, Alemania y otros países. La caída salarial está en un promedio del 50% y quien trabaja se siente feliz por tener empleo. Los periodistas, por ejemplo, no tienen empleo. Hay un periodista que está colaborando con nuestra comisión que dice que no está pasando hambre por la ayuda familiar. La mayor parte de los empleos se flexibilizaron y la gente no tiene derechos. Los servicios de salud se hallan cerrados, las escuelas también, en los centros sanitarios no hay vacunas. Una terrible calamidad. Trabajadores que de un día para otro se trasforman en mendigos. Hay calles en las que todos los negocios están cerrados. Todos esos pequeños comerciantes se volvieron dependientes de la familia, fueron a parar a la calle o lo que es peor se suicidaron… El número de suicidios por problemas económicos supera los 5.000. Algunos han ocurrido en las plazas públicas como denuncia. Hace unos días, desde que estoy aquí, hubo un homenaje frente al Parlamento a un hombre que se suicidó y dejó una carta en la que decía que entregaba su vida como denuncia del Plan de austeridad.

Entrevista publicada en portugués por CartaCapital, 09-06-2015.

(Traducido del portugués para Rebelión por Susana Merino)

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