Gran eclipse americano
El júbilo de los 60 mil asistentes abarrotaron el campus
Domingo 15 de octubre de 2023, p. 3
En Ciudad Universitaria, a las 11:09 horas se vivió el momento cumbre en el que las casi 60 mil personas que abarrotaron las islas alzaron el rostro hacia el cielo para admirar una media luna rojiza que se interpuso durante el punto máximo del eclipse solar anular.
Fue una coincidencia increíble de la naturaleza, una maravilla que es posible admirar pocas veces en la vida, como dijo la astrónoma Julieta Fierro. El eclipse fue la atracción que congregó a los entusiastas del cosmos, en la que los protagonistas fueron el trío conformado por la Tierra, la Luna y el Sol.
Las nubes parecieron esperar el momento estelar, pues apenas unos minutos después de la conjunción, que en la Ciudad de México fue de 70 por ciento, el brillo solar fue cubierto por las masas blanquecinas para pasar de una mañana brillante a una tarde amenazante de lluvia.
El encuentro convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se tituló Un pícnic bajo la sombra, fue un acto especial para apreciar en comunidad el fenómeno astronómico al lado de la guía de expertos científicos y el acompañamiento de música instrumental para pensar en el Universo, de los compositores Javier Álvarez y Laurie Spiegel. De acuerdo con datos de la dirección de Difusión Cultural, fueron unas 60 mil personas en fluctuación constante las que acudieron a las islas.
La extensa área verde se vio abarrotada al punto de ser casi imposible moverse por entre Rectoría y la Torre de Humanidades. Ya desde las 10 de la mañana era difícil encontrar un espacio libre para sentarse sobre el pasto. La inmensa fila para obtener uno de los lentes especiales, con marco de cartón, daba la vuelta hasta Insurgentes; éstos se convirtieron en el objeto más preciado. Muchos ya los traían con anticipación, también algunos prevenidos usaron cajas intervenidas para la ocasión y hojas blancas para ser testigos del avance de la Luna gracias a las sombras. También hubo aficionados más avanzados que llegaron con telescopios.
Tercera llamada
Unos tres minutos después de que iniciará el eclipse, a las 9:36 de la mañana, se dio la tercera llamada desde el escenario que se colocó en la zona del lado de la Torre de Humanidades. Jesús González, director del Instituto de Astronomía, ofreció una introducción sobre lo que ocurriría en las siguientes horas. Luego, la divulgadora Julieta Fierro fue recibida con entusiasmo, para dar una charla lúdica, explicando con pelotas decoradas la alineación de los tres objetos celestes. Todo es una coincidencia, explicó, ya que la Luna es 400 veces más chica que el Sol, pero también el satélite está 400 veces más cerca, por lo que parece que cubre el astro rey.
En todo momento se hizo la recomendación firme de no mirar directamente al cielo, y si se utilizaban las lentillas de papel, no mirar por más de 20 segundos, para no dañar la retina.
Entre el avance del satélite que gira alrededor del planeta se ofrecieron dos interludios de música, primero con obras en homenaje del mexicano Javier Álvarez, fallecido recientemente. Después de las 11:09, con un fragmento de Kepler’s Harmony of the Worlds, de Laurie Spiegel, compositora que hace creaciones de música electrónica y con ayuda de algoritmos.
Los espectadores arribaban desde muy temprano, en mayoría muchos jóvenes, algunas familias, cargadas con mantas, tapetes, sillas plegables, sombrillas, casas de campar y hasta hamacas, también muchos perros. Las bolsas con comida y bebidas no pudieron faltar. Un pícnic con miles de asistentes, que parecía invitar a la charla y al disfrute sin estrés.
¡Ay, no manches! Ya se ve más, bien bonito
, exclamó una chica entre su grupo de amigos, ansiosa observando cada cierto momento el cielo, mientras un perro pug no dejaba de ladrar a los extraños.
Cerca del medio día la multitud se dispersó por los alrededores del campus, muchos seguían con la reunión y la comilona, algunos sacaron los juegos de mesa, otros con incienso y meditación, al igual que con posiciones de yoga, los niños ya jugaban libremente. Cerca de Rectoría, un par de personas estaban hincadas en una oración bajo el mural de Siqueiros.
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