Depositan legado de Luis Cernuda en el Instituto Cervantes
Jueves 21 de septiembre de 2023, p. 5
Madrid. Luis Cernuda es un símbolo de la historia del siglo XX español, parte del exilio republicano expulsado por la severidad del fascismo que lideró Francisco Franco, pero también un exponente de la larga y rica tradición de la poesía, que en España ha tenido a figuras emblemáticas como Francisco de Quevedo, Góngora, Calderón de la Barca, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti o Miguel Hernández.
Los herederos de Cernuda depositaron su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, que se ha convertido en el lugar de resguardo de los mensajes que los artistas y escritores más importantes de Iberoamérica de las últimas décadas han dejado para la posteridad.
Ángel, Ana y Luis Yanguas, sobrinos de Luis Cernuda, en colaboración con los poetas Luis Antonio de Villena y Ariadna G. García, eligieron los objetos y piezas que permanecerán en la caja acorazada de la sede central Cervantes, inmueble que estuvo ocupado por un banco y cuya antigua caja de seguridad se transformó en lo que algunos escritores llaman una cápsula del tiempo
donde se protegen los sueños y la palabra.
El legado in memoriam de Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963) consta de una selección de páginas preservadas de su biblioteca personal, cedidas por su familia, cinco ediciones de sus obras, así como el homenaje de una veintena de poetas que consiste en la transcripción a mano, por cada uno de ellos, de un poema del propio Cernuda. El poeta, que vivió buena parte de su vida en México, se consideró una voz indispensable de la literatura española de la diáspora.
Durante el acto, el director del Cervantes recordó cómo los versos de Cernuda se hacen patentes ante numerosas circunstancias, cuando “hemos hablado de la libertad y del derecho a la diversidad, recordamos ‘Si el hombre pudiera decir lo que ama’; si hemos reflexionado sobre la crisis y las dificultades, hemos recordado ‘Donde habite el olvido’; si hemos necesitado tomar conciencia de la memoria, ‘Recuérdalo tú y recuérdalo a otros’ o, si orgullosos de la literatura en español, hemos repetido, ‘Los bien amados libros’”.
El depósito de Cernuda incluyó un ejemplar, dedicado por Cernuda, de sus poemas en prosa, Ocnos (1949), y cuatro ediciones del poemario La realidad y el deseo, una primera recopilación publicada en Madrid en 1936 con sus primeros poemas, y tres ediciones siguientes, fechadas en 1958 y 1962 en México, y en 1965 en Cuba, además de la antología manuscrita compuesta con los versos escritos por una veintena de autores, entre ellos, los latinoamericanos Darío Jaramillo, Piedad Bonnett o Marisa Martínez Pérsico, y los españoles Luis Antonio de Villena y Ariadna G. García (participantes en el acto), y de otros como Jaime Siles, Ada Salas, Abelardo Linares y Antonio Rivero Taravillo, su biógrafo.
Ángel Yanguas, sobrino nieto de Cernuda, explicó que el contenido del legado familiar había sido cedido a perpetuidad a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes.
Antes de depositar los objetos de Cernuda en la caja número 1684, la poeta Ariadna G. García leyó el poema Sombra de mí
, que pertenece al libro Poemas para un cuerpo (1957), mientras Luis Antonio de Villena recitó Los marineros son las alas del amor
, incluido en el libro Los placeres prohibidos (1931), del que aseguró que si hubiera podido editarse en ese entonces hubiera sido un libro renovador y desconcertante en la poesía española del momento, que era brillante, pero Cernuda iba más lejos, al atreverse a hacer un libro de contenido homoerótico, en el que ensambló la tradición y la modernidad con sello propio. Por eso Cernuda resultó ser el más moderno, el que se acerca más al ahora. Una gran parte de sus poemas parece que se escribieron ayer, lo que lo convierte en un poeta cimero
.
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