El cine negro es una reinvención que permitió crear el tropical noir, afirma Mario Muñoz sobre su nueva cinta
Lunes 27 de febrero de 2023, p. a12
Conocido por su acepción francesa, originada en la emblemática publicación Cahiers du cinéma, el film noir o cine negro se inscribe en un universo en el que abundan metralletas y revólveres, abrigos largos y sombreros Borsalino, las mujeres fatales, los gángsteres, detectives, policías y agentes secretos, así como el crimen y el misterio. ¿Pero es posible trasladar estas reglas a la zona norte del golfo de México en plenos años 80?
Entre camisas hawaianas, cabellos largos y bien cepillados; impecables automóviles deportivos o de lujo; edificios atacados por la humedad y el calor insoportable; lentes negros de gota; esteros, mosquitos y gaviotas, así como café amargo y cervezas heladas transcurre Los minutos negros (2021), segundo largometraje de ficción del realizador, guionista y productor Mario Muñoz.
“No teníamos los elementos comunes al género: no había una gran ciudad, no hacía frío ni había gabardinas o sombreros fedora; lo que había era un calor tremendo, Rigo Tovar sonando en las bocinas, y miles de palmeras. Una vez que todo mundo absorbió la idea del film noir, es increíblemente liberador porque te exime del realismo”, afirmó el cineasta, egresado de comunicación de la Universidad Iberoamericana.
Adaptación libre de la exitosa y muy popular novela homónima del escritor tampiqueño Martín Solares, publicada en 2006, la acción transcurre en el poblado ficticio de Paracuán, violento y corrupto. No se sabe si está en Veracruz o en Tamaulipas. La cinta, ubicada a fines de los años 70, presenta las pesquisas del detective Vicente Rangel (Leonardo Ortizgris), ex guitarrista de Rigo Tovar, para atrapar a un multihomicida de niñas entre la maraña de narcotraficantes, policías corruptos, un sindicato petrolero todopoderoso y disputas políticas entre municipios, que califica como una época negra en el bloque del priísmo más duro.
Torturas a la novela para sacar su aroma
Simplificar es muy difícil, realmente fue un trabajo muy complicado. Martín dice que no te quedas con la novela, sino con el perfume de la misma. Es un trabajo de sublimación; así como torturas a las flores para sacar su esencia, también tienes que hacerlo un poco con la novela para que suelte ese aroma. Hasta ahora hemos tenido respuestas muy lindas de los fans del libro, a pesar de que no lo adaptamos de manera literal
, agregó.
Originalmente, trabajaron con un guion mucho más largo y ambicioso, que implicaba una producción enorme y costosísima, ubicada en dos épocas, lo que exigía actores que garantizaran sostener una película cara, que pronto se mudaron a otros proyectos. Luego se plantearon filmarla en un foro con green screen y efectos digitales, pero tampoco les daba el tiempo ni el dinero, así que acabaron por hacerla súper indie
, la versión más económica.
Es muy chistoso, porque la gente percibe la película como grande, pero para nosotros es superchiquita comparado con lo que habíamos pensado
, sostuvo.
Añadió: “Hay muchísimas cintas que te hablan de los conflictos actuales, como la desaparición de personas y otros temas muy relevantes que te exigen tenerle respeto a la realidad, y mantener una relación con el documental y con el periodismo. El cine negro es una reinvención, te permite crear tu propia realidad, los actores se pueden permitir trabajar como el personaje ficticio, que puede ser mucho más grande, siniestro o interesante. Hace posible usar otros colores y eso abrió totalmente la paleta con la que estábamos trabajando. Lo más divertido de esto era pensar cómo íbamos a crear nuestro propio género: el tropical noir”.
Entre esos personajes se encuentra un corruptazo y sanguinario detective, el Travolta (Carlos Aragón); un vigía de carretera jipi y mariguano, el agente Calatrava (Mauricio Isaac); un aspirante a agente, cándido y muy joven, Ramón Cabrera El Macetón (Krystian Ferrer); una fotógrafa militante y feminista, La Chilanga (Sofía Espinosa); un taxista desaliñado en busca de comisiones policiacas, Romero (Arreola), y un comandante con ciertas trazas de ética, García (JoséSefami).
Aunque la película formó parte de la competencia de largometraje mexicano en el 19 Festival Internacional de Cine de Morelia y ganó tres premios Ariel de la Academia Mexicana de Cinematografía para coactuación masculina (Kristyan Ferrer), vestuario (Abril Álamo) y diseño de arte (Yvonne Fuentes) y ocho nominaciones, además de Best Narrative Feature en el 29 Festival de Cine Latino de San Diego, la producción de Voces Imaginarias, Traziende y Alebrije Producciones, con distribución de Videocine, no se estrenó en cines, sino directamente a la plataforma Vix+.
Pasamos un momento complicadísimo porque la idea era salir en cines en 2020, el peor año. Además, se paró todo el dinero que necesitábamos para la posproducción, los festivales se suspendieron y todo se detuvo. Con mis socios productores veníamos raspadísimos de haber hecho la película y salir en salas realmente significa, incluso en este momento, salir a perder dinero, porque el valor para proyectarse en una plataforma depende de cómo te fue en taquilla y si te va mal, perdiste. Vix+ iniciaba operaciones y nos dio la mejor oferta que tuvimos, aunque es una rareza respecto a las películas que están promoviendo
, finalizó.
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