Una Copa del Mundo repleta de sangre migrante
os directivos de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) saben que no están viviendo una globalización franciscana, sino una mundialización de apetitos desbordados de lucro. En la sociedad contemporánea se piensa que lo importante es contar con muchas cuentas bancarias pletóricas de bienes y dinero. Para esos señores dirigentes Francisco de Asís era un ingenuo y Gandhi un pelmazo; nunca habrían sido mostrados en las famosas revistas del corazón donde aparecen tantas personalidades elitistas, como ciertos ex presidentes de México.
Para efectuar las célebres copas del mundo futboleras, la FIFA organiza un conglomerado de acuerdos comerciales con muchas empresas patrocinadoras de esos eventos y no le va mal en el festín. En todo el proceso la FIFA ha ganado desde hace cuatro años 7 mil 500 millones de dólares y espera ganar 10 mil millones de dólares en 2026. La FIFA no se preocupa mucho por atender los padecimientos de las poblaciones donde se efectúen esos torneos; por ejemplo, celebró la Copa del Mundo en 1978 en Argentina sin tener la más mínima preocupación de sentirse un poco aturdida por la terrible dictadura militar que privaba en ese país. Los magnates de la FIFA alegan que ellos no intervienen en política y sólo se dedican generosamente a ofrecerle esparcimiento a la humanidad entera.
Desde 2014, los directivos de la FIFA decidieron que la máxima festividad futbolera se efectuara en lo que el analista William Robinson llama espacios globales de intensa acumulación. Qatar es uno. Ya no se quiere que el festín se celebre en países subdesarrollados donde hay muchos rezagos y atrasos en la organización.
En el mundo actual las más poderosas empresas trasnacionales generan megaproyectos empresariales con objeto de lograr máximas utilidades; en estos megaproyectos se invierten miles de millones de dólares; se desarrollan enormes infraestructuras e instalaciones, edificios a veces colosales, se emplea personal administrativo calificado, se recurre a facilidades logísticas y por lo común gozan de prebendas fiscales.
En tales megaproyectos es muy importante abatir costos; por ello se recurre con frecuencia a la automatización y muy en especial a los migrantes, quienes por lo general constituyen una mano de obra muy barata, carecen de seguros y prestaciones, no cuentan con servicios de salud o de viviendas decorosas, sus recursos alimentarios son escasos, son fácilmente despedibles y deportables, y muy vulnerables debido a la carencia de las organizaciones gremiales. Es claro que los tiburones empresariales pretenden desarrollar un proletariado del siglo XIX en pleno siglo XXI.
Qatar es una joya de la corona explotadora; allí se practica la explotación laboral en gran escala, se anulan los derechos democráticos, se reprime a los disidentes, se discrimina a las mujeres y a las minorías sexuales y se violan los derechos humanos en general. Es un lugar donde también muchos inversionistas procuran valerse de oportunidades para hacer rendir a sus capitales.
De acuerdo con datos de 2021, la población de Qatar es de unos 2 millones 630 mil 240 habitantes, aunque estas cifras varían debido al constante flujo de migrantes y otras personas que van arribando a este sitio en Medio Oriente. Llama la atención que 79 por ciento de la población es migrante, y muchos de ellos provienen de India, Nepal, Nigeria, Filipinas y otros epicentros de existencias casi infernales. La situación en Qatar no deja de ser horrenda para los migrantes, pero es peor lo que viven en sus comunidades de origen.
En 2021 el diario británico The Guardian informó que en ese año habían muerto 6 mil 500 migrantes en Qatar y sus decesos ocurrieron a causa de los trabajos forzados en lo que atañe a la construcción de estadios, hoteles, carreteras, un importante aeropuerto y otros escenarios que mostrarían lo que sería el paraíso futbolero que ahora presenciamos.
Los migrantes sufren sobrexplotación: laboran jornadas muy largas, sucumben fácilmente a estados patológicos, reciben remuneraciones magras y en ocasiones con muchos descuentos y no pocas veces dejan de recibir pagos. Es de suponer que sus expectativas de vida son cortas, pero son fácilmente remplazables por los grandes aludes migratorios actuales. Para los grandes barones del dinero lo ideal sería que el mundo se llenara de Qatares, pero afortunadamente las resistencias de los trabajadores se van incrementado y van fortaleciendo sus organizaciones gremiales, aunque no con pocas dificultades, como sucede con nuestros compatriotas en Estados Unidos y Canadá. Las oleadas migratorias son cada vez más numerosas y recurrentes, y su importancia es cada vez más relevante; este es el siglo de las migraciones.
Para estudiar y discutir a fondo la migración se celebrará en México el segundo coloquio El impacto de las migraciones en el mundo globalizado bajo el patrocinio del Museo de las Culturas del Mundo, la Dirección de Etnología y Antropología Social y el Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras que integran el Instituto Nacional de Antropología e Historia. El evento contará con destacados especialistas y con protagonistas en los hechos estudiados. Se celebrara del 6 al 9 de diciembre de 11 a 18:30. Transmisión vía You Tube INAH TV. Dada la importancia de este acto invitamos a los interesados a compenetrarse con este acontecimiento.
*Antropólogo e investigador del DEAS-INAH
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