¿Chamberlain?
Francisco Louça
02/04/2022
Merkel fracasó políticamente, porque la asociación económica con Rusia, que organizaría su relación europea, se vio abrumada por la ambición invasora. Alemania, en el futuro, dependerá de las importaciones de energía de los EE.UU.
Es curioso cómo la opinión más solemne puede ser tan volátil. Hace dos meses, cuando dio paso a Scholz, Merkel fue aclamada como la figura europea del siglo XXI, y las cancillerías se empujaban para honrarla. Aunque su gobierno hizo tanto daño a Portugal bajo la troika, estos panegíricos también fueron dogma entre nosotros. Ahora es maltratada, a menudo por los mismos que la elogiaron, como la réplica de Chamberlain frente a Hitler por haber desarrollado el proyecto para importar petróleo y gas ruso.
Esto fue consensuado en su país (Schroeder, ex canciller socialdemócrata, aprovechó para hacer carrera en Gazprom), propició la construcción del Nord Stream 2 y, de paso, no se interrumpieron las importaciones. Era económicamente estratégico: como escribió Krugman hace unos días, Alemania sólo recibe de Rusia el 2% de sus importaciones, asimismo lo que viene de Irlanda, es solo energía, que representa el 55% de su uso de gas. Para cerrar ese grifo, los alemanes tendrían que reducir su consumo al menos un 30%, lo que solo se conseguiría, según Krugman, con un aumento de precios del 600% (o con racionamiento). Por lo tanto, la elección de Merkel fue racional, no era chamberlinesca.
Merkel fracasó políticamente, porque la asociación económica con Rusia, que organizaría su relación europea, se vio atropellada por la ambición invasora. Alemania dependerá, en el futuro, de las importaciones de energía de EE. UU., lo que quería evitar, tanto por su precio como por la pérdida de autonomía que representa el cierre de la frontera Este.
En cualquier caso, estos datos ya están publicados. Merkel será olvidada en un armario.
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