Millones de mexicanos sin acceso al agua potable: su control es fuente de conflicto
En México, el acceso al agua potable es un derecho humano consagrado en la Constitución, pero en los hechos presenta todo el aspecto de un privilegio del cual quedan excluidos millones de personas.
Si bien el 90 por ciento de los habitantes cuenta con una toma de agua en sus domicilios, apenas 64 por ciento recibe líquido diariamente, muchas veces con una calidad muy deficiente para su consumo o incluso para su uso en otras actividades.
Fuera de los que tienen toma de agua, 13 millones de mexicanos deben abastecerse fuera de casa, en ocasiones en recorridos extenuantes que suelen recaer en las mujeres, en un escenario que amenaza con empeorar, ya que el 70 por ciento de los habitantes de las zonas urbanas se abastecen de los acuíferos, pero 115 de las 653 capas subterráneas existentes se están agotando rápidamente por sobrexplotación, y otras 90 ya no tienen disponibilidad para recibir nuevas concesiones.
Durante 34 días, organizaciones y colectivos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Oaxaca, Guerrero y Querétaro integraron la Caravana por el agua y por la vida: Pueblos unidos contra el despojo capitalista para visibilizar las luchas en todo el mundo, en el marco del Día Internacional del Agua y a un año de la toma de las instalaciones de la empresa Bonafont.
“Se hará eco a la voz de los pueblos que han decidido ya su destino a través de sus leyes, pronunciamientos, decretos y acuerdos propios que los malos gobiernos han despreciado e ignorado. Es decir, la Caravana por el agua y la vida tiene por objetivo hacer valer la Ley de los pueblos”, señaló un comunicado de la Caravana.
Sin dudas, el acceso y el control del agua se ha convertido en una fuente de poder y conflicto. Es, en ese sentido, un asunto de seguridad nacional en casi todo el mundo, pero también en México, ya que es un gran negocio del futuro, que hoy crece a un mayor ritmo que el conjunto de la economía.
Sólo 64 por ciento de mexicanos recibe diariamente agua entubada en sus hogares, pero al mismo tiempo el crecimiento del negocio del líquido embotellado se incrementó hasta 26 por ciento de 2016 a 2020 y por eso es blanco de la ambición de grandes bancos, instituciones financieras y empresas, que ya tienen concesiones para explotar el líquido.
En algunas regiones del país la situación es crítica; como en Nuevo León donde se alertó a finales de marzo que el nivel de las presas únicamente permitiría distribuir agua durante 60 días, y eso considerando que algunas zonas ya padecen semanas sin recibir el líquido. Una parte del problema responde a la sequía (que en Tamaulipas ya se prolongó por una década) o el crecimiento de la población; pero otra parte se explica por decisiones políticas y empresariales lesivas para el Estado y para las mayorías sociales, señala La Jornada.
El núcleo de este abuso de los recursos hídricos se encuentra en la Ley de Aguas Nacionales promulgada en 1992 por Carlos Salinas de Gortari, una legislación neoliberal que responde a los intereses privados y que convierte el agua en un objeto de lucro sin tomar en cuenta las necesidades humanas, añade
Pero el agua aún falta en un tercio de los hogares de México, en un momento en que prácticamente uno de cada cinco acuíferos del territorio nacional se agota rápidamente. México es hoy el mayor consumidor de agua embotellada del mundo Según la consultora Grand View Research, en 2021 el tamaño del mercado del agua fue de 283 mil millones de dólares y anticipa crecimientos anuales, de 2022 a 2030, en torno a siete por ciento..
Este es un año con pocas precipitaciones pluviales: la sequía se agudiza, hace más evidentes las desigualdades que han establecido en torno al agua, y así mientras en Nuevo León hay zonas que pasan semanas sin recibir el líquido en sus hogares, en la casa de algunos ex funcionarios de alto nivel se tienen pozos para abastecer sólo a las familias de esos hombres poderosos.
Esta situación también pone al líquido como un factor de la geopolítica, ya que en Chihuahua el control del agua entre empresarios tanto de México como de Estados Unidos ha involucrado planes de desarrollo de los gobiernos de los dos países.
La disputa por el negocio, y de muchas formas el descuido de las autoridades que no han establecido las reglas para lograr una mejor distribución del agua, han levantado un muro que divide económica y socialmente a la población del país.
Y si para los bancos el agua es un negocio que no se les puede ir, para los empresarios de la construcción, el líquido es vital y de su suficiencia dependen los proyectos que se han planteado en la frontera de uno y otro lado. La vieja amenaza de privatizar el agua en el país se convirtió, gota a gota, en una realidad que dentro de poco empezará a pesar en el futuro de los planes de gobierno en todo el país. Las diferencias se acentúan cuando se tiene en consideración que quienes no pueden tener agua en sus hogares, tienen que gastar en agua embotellada.
Hay datos que no parecen ciertos: México exporta agua, indica la información obtenida. La cerveza, los aguacates y las bayas (fresas, arándanos o zarzamoras, entre otras) son las formas de enviar una gran cantidad de líquido más allá de las fronteras. El Atlas del Agua, publicado en 2016, señala que seis de cada 10 ríos tienen diferentes grados graves de contaminación, la mayor parte por desechos de las empresas.
Las acciones del gobierno, señalan los especialistas, pueden ser remedios de momento, pero la exigencia es que desde las leyes se impida que el negocio del agua se tenga que mantener como otro elemento de marginación en contra de las entidades más pobres del país.
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuente
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