EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 20 de febrero de 2022

Violencia y medio ambiente: desafios de la justicia social

 Violencia y medio ambiente: desafíos de la justicia social

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a justicia social es un horizonte de vida encaminado a la transformación de la sociedad donde sea posible el buen convivir de todas las creaturas, y que necesita contextualizarse desde los grandes desafíos del mundo actual para ver su pertinencia y urgencia. Los retos de la justicia social son los retos del mundo actual. Hoy, que celebramos el Día Mundial de la Justicia Social, proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas, es tiempo de pensar dónde estamos y a dónde vamos.

Dos de los grandes desafíos del mundo son: 1. El calentamiento de la Tierra, reflejado por el cambio climático que está acelerando la extinción de milesde especies y los procesos migratorios y 2. La pérdida de habilidades sociales para convivir de manera armónica entre las personas, reflejada en los altos índices de homicidios y el crecimiento de la violencia en las familias, hacia las mujeres y en las escuelas, entre otras.

La justicia tiene que ser un proceso que lleve a reajustar las relaciones de tal manera que haga posible el buen convivir entre los seres vivos; por tanto, requiere de acuerdos sociales surgidos de procesos de construcción colectivay de reconocimiento de cuatro relaciones fundamentales de la persona: origen, tierra, historia y comunidad. Ya no es posible pensar en acuerdos de desarrollo separados de los pobres y de la tierra.

Dice el papa Francisco: “Cuando una sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad” ( Evangelli Gaudium, n. 59). Hoy, el reto fundamental para caminar hacia la justicia social está en la construcción de acuerdos incluyentes y flexibles que permitan responder a las necesidades de las personas y de los seres vivos.

Por tanto, la justicia social es la construcción de acuerdos económicos, políticos, culturales y comunitarios que permitan el buen convivir en un territorio determinado y la creación de instancias que operen esos acuerdos, los evalúen y los redefinan para que respondan a las necesidad actuales.

Se trata de construir mecanismos que institucionalicen procedimientos que lleven a impactar y transformar esas realidades de injusticia, pero para que esto sea posible, se necesita institucionalizar los procesos de flexibilidad para adaptarse constantemente a las nuevas realidades.

El buen convivir implica una relación entre individuos y la relación entre éstos y las creaturas, en una dimensión de apertura a la hermandad con la tierra, pero también supone una relación con la familia y la comunidad, y con las raíces, en una apertura a la propia historia.

En este sentido, el buen convivir tendría que adaptarse según tiempos, lugares y personas. El paradigma del desarrollo económico como la panacea de los pueblos está en decadencia. Necesitamos cambiar de horizonte para comprender los retos del mundo actual y emprender las reformas estructurales que hagan posible la vida en el planeta para las futuras generaciones.

Estos cambios sólo serán posibles con un sujeto colectivo convencido de que la construcción de lo social implica apropiarse de su destino, recuperar sus propias instituciones y reconocer a la tierra como madre. Desde ahí, se podrán evaluar las actuales instituciones y la conveniencia de transformarlas para ponerlas en función del buen convivir.

Es momento de reconocer la sabiduría que existe en lo local y las maneras de resolver sus conflictos desde una perspectiva restaurativa; la justicia punitiva sólo nos alegra unos días, pero no resuelve el problema de la convivencia socioambiental.

Como dice el papa Francisco, Cuando una justicia es realmente justa, esa justicia hace felices a los pueblos, y dignos a sus habitantes. Ninguna sentencia puede ser justa, ni ninguna ley legíti-ma, si lo que producen es más desigualdad, si lo que ocasionan es más pérdida de derechos, indignidad o violencia.

Recordemos que el Día de la Justicia Social busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno, la igualdad y el acceso al bienestar y la justicia social para todas y todos.

Jesuita, asistente del Sector Social de la Compañía de Jesús.

Twitter: @Jesuitas_Mexico

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