Estanflación
a empezado a hablarse de la estanflación en la economía mexicana. Este poco elegante término se refiere al doble proceso de subida de los precios y el estancamiento o caída de la actividad económica. Apunta a una situación de desempleo o subempleo de trabajadores y recursos financieros y materiales; al tiempo que el peso pierde poder adquisitivo.
Uno de los conceptos más utilizados en el análisis macroeconómico es la curva de Phillips
, que expone la relación entre ambos procesos.
Ilustra cómo, al decrecer el desempleo sube la inflación, afectando a la estabilidad financiera por el lado de la demanda agregada de trabajadores y demás recursos. Esto exhibe el carácter cíclico de la actividad productiva y repercute, entonces sobre las decisiones de política monetaria y fiscal como instrumentos de ajuste.
La capacidad de sostener un máximo de empleo se asocia, entonces con la estabilidad de los precios; en tanto que dicha estabilidad, preferentemente a niveles bajos y sin distorsiones significativas entre los precios de distintos bienes y servicios remite a la dinámica del mercado.
Hoy, la inestabilidad no proviene de presiones de la demanda sobre los recursos disponibles, como sugiere la curva de Phillips, sino del lado de la oferta. Esto se advierte en las distorsiones del abasto global de muchos productos que atoran las cadenas de producción y la provisión de servicios.
Se vincula, asimismo, con la necesidad de ajustar la expansión del dinero y el crédito derivado de las intervenciones de los gobiernos de los países más desarrollados en el marco de la incidencia de la pandemia en la actividad productiva y los fuertes estímulos fiscales y monetarios que se aplicaron.
Se ha iniciado ya la revisión de los parámetros monetarios y la Reserva Federal se apresta a elevar las tasas de interés, lo que provocará un reajuste en el valor de una amplia serie activos y más altos costos del financiamiento del consumo y la producción (https://www.federalreserve.gov/newsevents/pressreleases/monetary20220126a.htm).
Este tipo de ajustes se transmiten de modo global y el Banco de México tendrá que actuar para responder a las nuevas condiciones financieras.
Recientemente, la Secretaría de Hacienda manifestó que las finanzas públicas son robustas y que existe una estabilidad macroeconómica y financiera (https://www.jornada.com.mx/2022/01/29/economia/015n1eco). Desestimó que la economía esté en una recesión técnica, situación que ocurre cuando el producto se contrae durante dos trimestres consecutivos como se prevé que ocurrió en la segunda mitad del año pasado, y agregó que la recuperación económica seguirá durante este año.
Más allá de las apreciaciones técnicas y denominaciones de los procesos económicos, el hecho es que la economía crece por debajo de lo esperado y de lo necesario, que la recuperación de la gran caída del producto en 2020 es insuficiente, y lo será este año también, que la inflación está muy por encima de las previsiones del banco central.
Las condiciones de la oferta, que presionan a la producción y los precios tardarán en superarse y las expectativas de crecimiento se han ido ajustando a la baja para el cierre de 2021 y aun más para este año. En cuanto a la estabilidad financiera, el tipo de cambio se ha contenido dado el bajo crecimiento y la disminución de las importaciones, es decir, por el mismo efecto recesivo.
Los criterios de Hacienda señalan que no se considera que la idea de una recesión capture lo que ocurre en la dinámica actual por efecto de la pandemia y los choques de la oferta en el mundo y que eso descarta que haya síntomas de estanflación.
Pero el caso es que esta economía destaca por funcionar por debajo de los registros promedio de recuperación registrada en el mundo, lo que se aprecia en el exiguo desempeño del PIB, la insuficiente recuperación del empleo, la persistencia de un abultado sector informal y la merma de la capacidad de consumo derivada de la inflación.
El recuento positivo de Hacienda sobre el desempeño fiscal hay que confrontarlo con la falta de una recuperación suficiente y sostenible del nivel de la actividad productiva y la contracción del acervo de capital.
La gestión económica del gobierno en materia fiscal no alienta la expansión por vía de la inversión y ese es el rasgo predominante. No puede aspirarse a una estabilidad asentada en la persistente contracción productiva. Ese es el escenario actual. Esto es muy ineficiente y muy costoso en términos sociales y económicos.
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