Perú: un discurso fuerte
- Opinión
Mesurado, tranquilo, pero firme en la exposición de puntos de vista complejos; fue el discurso presidencial con el que Pedro Castillo Terrones dio inicio a su gestión gubernativa al mediodía de hoy, al cumplirse el Bicentenario de la constitución de la República.
Había ciertamente marcada expectativa por la ceremonia prevista en el Parlamento Nacional. Dos hechos mezquinos fueron, sin embargo, el antecedente de lo que habría podido ser una confrontación radical, hábilmente orillada por el nuevo mandatario.
Hace un par de días, el 26 de julio, en el marco de la elección de la Mesa Directiva del Congreso una convergencia hostil de fuerzas, dejó sin participación en la Mesa Directiva de la Cámara, a Perú Libre, el nuevo partido de Gobierno. Y lo hizo a partir de una correlación de fuerzas definida, aprobando por mayoría una resolución sin fundamento que excluyó a la lista prevista, apoyada por el neo oficialismo
Y en la mañana de hoy, en un gesto absolutamente inusual, se le negó al Jefe de Estado saliente, Francisco Sagasti, hacer entrega de la Banda Presidencial y se le obligó a depositarla en manos de un funcionario subalterno. El hecho fue una suerte de venganza política de Acción Popular -que hoy lidera la nueva Mesa Directiva de la Cámara- por la caída de Manuel Merino de Lama, el aventurero populista que en noviembre pasado concitó inmenso repudio ciudadano al orquestar la destitución de Martin Vizcarra.
Sin tomar para nada en cuenta estos dos gestos signados por la prepotencia de una oposición hostil, Pedro Castillo sustentó un conjunto de propuestas que pusieron las cosas en su sitio.
Iniciando una intervención marcadamente independiente y soberana, saludó en primer lugar a los descendientes de los pueblos originarios del Perú prehispánico, “a los hermanos quechuas, aimaras y am a los afro peruanos y a las distintas comunidades descendientes de migrantes; así como a todas las minorías desposeídas del campo y la ciudad”.
El Presidente habló del Bicentenario señalando que no lo fue de la Independencia, sino de la Declaratoria de la misma. Y refirió que los pueblos que habitaban estas tierras cinco mil años antes, habían construido culturas propias y desarrollo social, derribados por la división de los pobladores. Así aludió a los pueblos indígenas, y a las fuerzas que luego construyeron una sociedad multi cultural y multi étnica.
Se refirió también a las mujeres, al trabajo, a la historia y a la ciencia, como un modo de resaltar lo que es el Perú de hoy. Evocó así los orígenes y el continuismo colonial de nuestra historia, subrayando la crueldad de los invasores. Y lo hizo ante el impávido rostro del Rey de España.
Al abordar los temas cardinales del discurso, Castillo Terrones habló de la crisis económica, fustigando un “modelo” que acumuló riqueza y privilegios en pocas manos, y hambre y miseria en la mayoría de los hogares del Perú. Y esbozó una política cargada de propuestas, y destinada a revertir la crisis promoviendo el empleo, así como la participación activa del Estado para asegurar la inversión y el manejo de recursos esenciales.´
La Salud fue materia central en la exposición del nuevo Presidente. No se limitó a asegurar una constante y consecuente lucha contra la Pandemia que aun agobia la vida de los peruanos; sino que sustentó también la necesidad de cambiar radicalmente el sistema de salud para asegurar que sea un auténtico derecho ciudadano, y no un privilegio, como ocurre hasta hoy.
Similar fue el esquema referido a la educación, que sufre también los embates del Neo Liberalismo. Para solventar la crisis en el sector, anunció su decisión de declarar en Emergencia el sector, cambiando radicalmente la política educativa en el país, modificando los programas de enseñanza y re valorando al magisterio para permitirle cumplir el rol que le corresponde en el forjamiento de la conciencia nacional.
A contracorriente de los apologistas de la minería, sostuvo la necesidad de proteger y preservar el medio ambiente y la bio diversidad, señalado la imperiosa necesidad de respetar los derechos de las poblaciones, garantizando que los proyectos en marcha se adecuaran a los requerimientos de las localidades; o simplemente no fueran considerados por el Estado Peruano.
Y, sin duda, el tema cardinal del mensaje estuvo orientado a sustentar la necesidad de una Nueva Constitución para el país, a través de la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente con la más activa participación ciudadana y la intervención de los distintos segmentos de la sociedad contemporánea.
Asegurando respetar el fuero de los distintos Poderes de Estado, se afirmó en la aplicación de la norma constitucional vigente para cumplir a cabalidad los procedimientos establecidos, y garantizar así un Referéndum Nacional que facilite la convocatoria a esa nueva estructura.
Y como una manera de reiterar el sentido emancipador y anti colonial de su política, informó al país que no usaría más el Palacio de Pizarro -la Casa de Gobierno-, que será cedida finalmente al Ministerio de las Culturas -como se le denominará a partir de la fecha- para que funcione en calidad de Museo Nacional.
En suma, un discurso fuerte que marcará derroteros de la vida nacional y que alimentará la expectativa ciudadana.
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