Economía moral
Historia de una vocación, 9ª entrega // El reto de la visión transformativa de Thomson, Gill y Goodson
n su libro Happiness, Flourishing and the Good Life. ( HFGL), Routledge, 2021, Thomson, Gill y Goodson (TGG) dicen que el primer capítulo (pp. 2-20) es como poner la mesa: una preparación necesaria para la comida que está en la estufa. Pero no es lo mismo que comer. Sin embargo, añaden que este capítulo es inmensamente importante porque define el marco conceptual, la agenda y dirección de nuestras discusiones. La tensión fundamental que lo impulsa es sobre aseveraciones evaluativas (AEv), que pueden ser verdaderas o falsas con base en criterios empíricos especificables. Rechazan teorías que reducen el bienserestar (BSE) a conceptos como preferencia, placer y felicidad (FL) autorreportada, que no captan su multidimensionalidad y riqueza evaluativa. La idea de basar las políticas sociales en el BSE y la FL debe ser bienvenida, pero el nuevo campo del BSE frustra la oportunidad dorada que tiene para trascender el malentendimiento social del valor, que es crucial para la crítica y revisualización social. Cada vez más los gobiernos definen desarrollo, progreso y sus políticas sociales con base en indicadores de BSE y FL, lo que les parece que tiene sentido porque estos indicadores responden mejor que los economicistas a lo importante. Este cambio es particularmente bienvenido por la creciente conciencia de la utilidad marginal decreciente del ingreso
, y porque de la crisis ambiental ha surgido el clamor de ser más eficiente en la producción de BSE. El remplazo de políticas basadas en la economía neoclásica por políticas fundadas en el BSE podría ser una transformación emancipadora, pero esta oportunidad social radical podría perderse a menos que entendamos el BSE en términos humanos evaluativos. TGG argumentan que hay cuatro tendencias erróneas en el estudio del BSE. Sólo podré abordar hoy las dos primeras. 1ª tendencia errónea. Los científicos sociales (CS) suelen no distinguir bien entre AEv, que señalan lo que debería ser y qué es mejor o peor, y aseveraciones empíricas (AEm) que sólo describen lo que es. Los CS se ocupan sólo de AEm, donde no caben las AEv. Por ello, su estudio de lo valioso lo reducen a lo que alguien considera valioso, que ven como hecho empírico mensurable, mientras que lo que es valioso no lo consideran hecho empírico. Este es un error, puesto que lo importante en la vida de una persona no se puede reducir a lo que ella considera valioso. Que alguien valore algo no lo convierte ipso facto en valioso. La pregunta sobre lo valioso puede estar fuera del campo de las CS, pero eso no quiere decir que las AEv se puedan evitar. No podemos ignorar la naturaleza evaluativa del concepto de BSE que es ineludiblemente normativo, ideas que generan muchas resistencias que llevan a muchos a definir FL como lo que una persona valora, lo cual ata la FL a los valores personales, que pueden ser valores no conducentes a su FL o que no la constituyan. Las personas pueden valorar cosas incorrectas. Somos falibles, podemos errar y ser ignorantes, por lo cual no se puede definir BSE como lo que la persona valora. Este resultado es de fundamental importancia. Sostienen que es un error entender el BSE como FL o satisfacción de deseos, que limita seriamente los estudios sicológicos contemporáneos del BSE que adoptan este entendimiento. Uno los propósitos de HFGL, dicen, es explicar el fracaso de estas narrativas reduccionistas o delgadas. TGG buscan contestar las preguntas: ¿Cómo deberían las personas evaluar sus vidas? ¿Cómo deberíamos vivir o ser/estar? Dicen que si bien el enfoque no es moral, la respuesta es normativa. “Nuestro estudio excluye las concepciones delgadas del BSE, que evaden AEv y son opuestas a las gruesas o ricas que usan conceptos de valor”. Concluyen que el BSE no es una cuestión de FL o de tener más
. Las AEv enfrentan el fuerte desafío de cómo se relacionan con hechos empíricos: si el BSE de alguien ha mejorado, esto debe ser en virtud de algunos otros hechos de su vida. Requerimos, dicen, criterios empíricos de lo que constituye el BSE. ¿Cómo podemos determinar empíricamente lo que el BSE es? ¿Cómo podemos hacer operacional y mensurable tal concepto evaluativo? El estudio sistemático del BSE requiere dirigir la investigación empírica hacia lo que constituye el BSE y no sólo a sus causas, lo que requiere un marco conceptual para entender esta constitución. Este requerimiento puede satisfacerse sin adoptar las teorías estándar de FL, deseo y placer.
2ª tendencia errónea. Ésta consiste en no distinguir valor instrumental (VI) y valor no instrumental (VNI). Se suele explicar el valor de algo sólo en términos de VI aunque esto conlleva el absurdo que TGG explican con la afirmación que la FL es buena porque aumenta la productividad
, que pone la carreta delante de los bueyes e ignora que ésta sólo es VI como medio para la FL. Señalan que la instrumentalización inapropiada es un error evaluativo sistemático en la sociedad y que la distinción entre VI y VNI es importante. a) Al conversar, la gente suele cambiar el tema del BSE a lo que causa una sensación de BSE, con lo que se puede confundir FL con BSE, que necesitamos separar. También amenaza con fusionar BSE con percepciones de BSE, que son distintos. Más importante es que necesitamos distinguir dos preguntas: ¿Qué causa o contribuye a X?
y ¿En qué consiste X?
P. ej., qué causa la buena salud es distinto que definir la buena salud. Nuestro interés, dicen, está en la pregunta “¿En qué consiste el BSE? que es diferente y previa a “¿Qué contribuye causalmente al BSE? Hay una tendencia sistemática a ignorar la 1ª pregunta (la constitutiva) y remplazarla con la 2ª (la causal). b) Al pensar en el autointerés tenemos que distinguir entre VI y VNI. Ganar más dinero o tener más beneficios es parte de nuestro autointerés, pero esta idea no nos lleva más allá del VI que es sólo derivativo y no puede ser la base única para explicar el BSE; la idea que el BSE consiste en adquirir más beneficios es errónea, incluso si dichos beneficios siempre contribuyeran al BSE. Es defectuosa como narrativa del BSE porque una teoría del BSE tiene que especificar los tipos de VNI que lo constituyen. Obtener un beneficio puede conducir a una mejor vida, pero no la constituye. La pérdida de riqueza puede causarnos daño, pero no constituye el daño. Hay que distinguir qué conduce a o facilita el BSE de lo que lo constituye, lo que también es válido para FL. Para entender el BSE, es necesario primero elucidar qué es el BSE, lo que en parte requiere un ejercicio conceptual o filosófico, en vez de empezar por tratar de descubrir lo que lo causa o facilita, que es una investigación empírica. Si no tenemos claro qué es, no podemos determinar qué lo causa. Pero el qué es no sólo requiere un marco conceptual, sino también estudios empíricos que nos ayuden a entender su naturaleza. Ejemplifican con el valor del trabajo. Aparte de sus consecuencias mensurables tenemos que notar que es también una experiencia vivida y una autoconcepción, es decir que tiene también un VNI. Para responder la pregunta de en qué consiste su VNI tenemos que ir más allá de lo que a la gente le gusta o disfruta del trabajo, porque podemos equivocarnos. Tenemos un importante problema teórico: cómo identificar el VNI del trabajo. Después tenemos que combinar los aspectos productivos y humanos del trabajo en una visión global del BSE. Una teoría del BSE debería proveer las percepciones que nos permita hacerlo.
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