Foro de la Cineteca
Las cruces
ucho antes de que proliferaran las noticias falsas en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales, ya existían distorsiones de la realidad promovidas desde los aparatos de Estado. Al respecto, el documental Las cruces (2018), de los chilenos Teresa Arredondo y Carlos Vázquez Méndez, refiere un caso elocuente. Poco después del golpe de Estado militar en Chile el 11 de septiembre de 1973 contra el presidente Salvador Allende, y secundado por el gobierno estadunidense, una compañía manufacturera de papel y cartón decidió despedir a 19 trabajadores con el pretexto de una larga ausencia injustificada a sus labores. En realidad esas personas habían sido secuestradas y luego ejecutadas por miembros del cuerpo de carabineros después de haber sido denunciadas como sindicalistas de izquierda.
Durante años las autoridades y la compañía sostuvieron una versión oficial que las exoneraba de toda responsabilidad en el asunto, misma que luego corroboró un juez que desestimó el caso. Las cruces propone una reconstrucción de los hechos reproduciendo comunicados oficiales de la época y atendiendo a los testimonios de los familiares, que presionaron en los tribunales para restituir la verdad en los tiempos difíciles de la dictadura. Lo interesante aquí es la estrategia narrativa de los documentalistas. En lugar de plantear su punto de vista desde el lado de las víctimas, los realizadores eligen situarse de lleno en una época reciente y recuperar las voces de algunos carabineros involucrados en las ejecuciones, quienes se muestran arrepentidos y alegan haber sólo cumplido órdenes o haber sido muy jóvenes e inexpertos en aquel momento.
En Las cruces no se recurre a una reconstrucción de la época, tampoco a hurgar en un material audiovisual de archivo. Lo esencial es la confesión reveladora, aunque tardía, de esos carabineros a los que la junta militar convirtió en verdugos y que luego de reabrirse el caso de las víctimas, en 2010, se animaron a dar su versión, a reparar en algo los agravios, y liberarse así de una culpa ya agobiante. Esa opción de relato remite evidentemente a modelos insoslayables en el documental: a la catarsis colectiva de los alemanes testigos y cómplices pasivos del Holocausto nazi en el filme monumental Shoa (1985), de Claude Lanzmann; o a los testimonios, entre fanfarrones y culposos, de los verdugos en las mazmorras de S21: la máquina de muerte de los jemeres rojos (2003), del camboyano Rithy Pahn, o más cerca aún, a la distorsión de los hechos y fabricación de culpables en el documental mexicano Hasta los dientes (2018), de Alberto Arnaut Estrada. Situar con tal determinación los agravios del pasado en un tiempo presente equivale a señalar hasta qué punto la impartición de justicia sigue siendo en Chile, como en otros países, una asignatura pendiente.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 12:30 y 17:30 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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