EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 21 de agosto de 2018

Potencia mundial y crecimiento

Potencia mundial y crecimiento
José Blanco
N
o ha expresado el presidente electo qué tiene en mente para el conjunto del sexenio después de recoger la idea de convertir a México en una potencia. ¿Todo ocurrirá el sexenio próximo? o sólo se dejarán sentadas las bases para avanzar en dirección de ese objetivo. En cualquiera de los dos escenarios, por supuesto aún más en el primero, deberán ocurrir magnos cambios económicos y sociales: ¿cuáles son? No está dicho, pero todos los actores del cambio deberían estar enterados. Se han enunciado proyectos de infraestructura de gran envergadura, pero aún no han sido relacionados con el colosal objetivo.
Una de las características de una potencia mundial es su peso efectivo en la determinación de los rumbos de la economía planetaria. ¿Podremos alcanzar ese poder?
El intrigante objetivo puede estar relacionado con la reunión del presidente electo, del pasado jueves, con el Consejo Mexicano de Negocios (CMN); AMLO propuso ahí pasar de 2 por ciento de crecimiento del PIB, a 4 por ciento. Por supuesto, hablar del crecimiento no puede reducirse a mencionar dos guarismos, 2 y 4; es preciso analizar una vasta complejidad de dilemas económicos antes de saber cuál es el crecimiento potencial efectivo de la economía, así como saber la disposición de los agentes económicos para entrar en el juego y alcanzar esa meta. Tengámoslo presente: ninguna economía puede duplicar su tasa de crecimiento en breve plazo; puede ser un objetivo para el final del sexenio, siempre que las restricciones de la economía mundial no lo impidan.
Por cuanto estamos en tiempos propicios para desplazar una parte significativa de las políticas neoliberales, es oportuno traer a la reflexión algunos elementos de la teorización que, antes de la dominación neoliberal, hizo la entonces icónica economista portuguesa-brasileña María Conceição Tavares, en su penetrante estudio Más allá del estancamiento: una discusión sobre el estilo de desarrollo reciente.
De estancamiento hemos hablado en México por mucho tiempo. Tavares vio con crudeza que marginalidad, desempleo estructural, infraconsumo de masas, no son en sí mismos problemas fundamentales de la dinámica capitalista del subdesarrollo. Puede ser visto así si se atiende a la diferencia obvia entre los intereses de los grupos de los capitalistas internacionales, y el interés nacional. El proceso capitalista del subdesarrollo avanza “de un modo cre­cientemente desigual, incorporando y excluyendo sectores de la población y estratos económicos, de manera que profundiza una serie de diferencias relacionadas con el consumo y la productividad...; [a pesar de ello] el capitalismo se desarrolla satisfactoriamente, [mientras] la nación, la mayoría de la población, permanece en condiciones de gran privación económica, en gran medida debido... al tipo de dinamismo que lo anima.
El crecimiento económico, como tal, representa una medición que es un resultado del proceso económico, que no considera sus características fundamentales. Por ello Tavares propone usar el concepto de expansión: “es posible que mientras el producto global per cápita esté creciendo a una tasa reducida, en el interior de la economía se estén verificando significativos avances y retrocesos en la marcha de los diferentes sectores o estratos económicos, como también el surgimiento de actividades nuevas ‘de punta’. En ese sentido, el empleo de la categoría expansión puede resultar más adecuado que el de crecimiento, puesto que se trataría de una categoría que abarcaría, en el seno de la economía capitalista, las fluctuaciones cíclicas del nivel de actividad económica, así como el carácter desigual y combinado del desarrollo de ese sistema...”
Desde esta óptica resulta crucial centrarse en la inversión que genera empleo nuevo y de calidad, mirando al tipo de expansión, vale decir, al crecimiento sectorial diferenciado y necesario, atendiendo a los sectores productivos no internacionalizados. No se pierda de vista que la inversión que comprometió el CMN sólo ocurrirá si la tasa de lucro esperada corresponde a sus expectativas. En ese estado de cosas, se vuelve crucial la inversión pública (como la anunciada parcialmente para el tren maya, la producción de frutales y maderables, el desarrollo del Istmo). Hoy la convivencia entre los sectores tradicionales y los internacionalizados, comprimen el ni­vel general de salarios. El cambio en la estructura de los pesos relativos de los sectores productivos, en favor de los sectores no internacionalizados, incidiría de modo favorable en el nivel salarial general y en el fortalecimiento del mercado interno.
Durante el periodo neoliberal, la desastrosa estructura productiva del país, nacionalmente vista, ha sido resultado del pleno concierto, desde los años 80, entre los agentes principales: el Estado neoliberal y los sectores productivos y financieros internacionalizados.
El momento excepcional del presente puede dar lugar a un nuevo curso de desarrollo.

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