Agustín López-Munguía, de la UNAM, se refirió a la paradoja azteca
, deformación en la manera local de alimentarse
Jueves 23 de septiembre de 2021, p. 2
Conforme los científicos han descubierto las relaciones que existen entre los seres humanos y su desarrollo con factores como el entorno y la alimentación, se han podido entender, desde una nueva perspectiva, muchos de los trastornos metabólicos que se padecen en actualidad debido a que la dieta occidental se ha adaptado a los procesos de industrialización. Agustín López-Munguía, del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su charla La conexión fructana, que refiere a fibras solubles, destacó la importancia de éstas para mantener un equilibrio en el organismo.
Hoy día sabemos que los seres humanos no son el centro del universo, tampoco somos ciento por ciento humanos, en el sentido de nuestra necesidad celular, biológica, genética
,
sostuvo López-Munguía. Además de depender del resto de las especies
vivas con las que compartimos el planeta, las células y órganos de
nuestros cuerpos también requieren cohabitar con microorganismos
involucrados en diversos procesos metabólicos.
Aunque el desarrollo de la civilización suele atribuirse a las
ventajas obtenidas por la práctica de la agricultura, la capacidad
intelectual que permitió ese descubrimiento proviene de una época
anterior. Se ha encontrado que la evolución del cerebro humano está
relacionada con el descubrimiento del fuego y la posibilidad de cocinar
los alimentos, al punto de que algunos antropólogos han señalado que somos la especie que cocina
.
Acceder a los alimentos cocinados permitió que comiéramos más
eficientemente, aprovecháramos nuestras fuentes de energía, y como
consecuencia de eso tuvimos este desarrollo intelectual
, explicó el
doctor en biotecnología. Sin embargo, no sólo la agricultura y la
cocción permitieron a los humanos alcanzar una buena dieta, sino también
desde hace miles de años diversos grupos ya usaban microorganismos en
procesos de fermentación como el que se relaciona con la elaboración del
pan.
Aunque entonces no se conocían las propiedades de los procesos de
fermentación, ahora los científicos han podido localizar cadenas de
fructosa en forma de levana o insulina que resultan importantes debido a
que constituyen la famosa fibra soluble, elemento claramente identificado como fundamental en nuestra dieta
, indicó López-Munguía.
Estas cadenas, que también se encuentran en vegetales y verduras, han ido perdiendo presencia debido a la manera en que la dieta occidental se ha adaptado a los procesos de industrialización propios de nuestra era. Padecimientos comunes en la actualidad como la diabetes, la obesidad, la colitis y el cáncer, entre otros, están relacionados con un desequilibrio en nuestros organismos.
A pesar de que los humanos solemos pensarnos como seres individuales, los estudios más recientes han demostrado que nuestros cuerpos también dependen de microorganismos externos, como los que forman la microbiota intestinal. En un análisis reciente se descubrió que la relación numérica entre glóbulos rojos y bacterias en un cuerpo humano es de 30 millones de eritrocitos y 39 millones de células procariotas, de manera que al alimentarnos es necesario también consumir nutrientes destinados a estos microorganismos.
Aunque en la actualidad la industria ha comenzado a ofrecer productos
para administrar directamente las bacterias necesarias como los
denominados probióticos, López-Munguía considera que esa no es una
solución. El asunto está en la alimentación, revisar lo que comemos
, destacó.
Para lograrlo, la mejor alternativa es la de mantener una dieta variada, con alimentos que además de proteínas, grasas y carbohidratos proporcionen fibra soluble. La investigación realizada por el grupo de López-Munguía se centra en el análisis de fermentados como el natto, proveniente de Japón, y el pulque, de origen prehispánico.
A diferencia del alimento japonés, el pulque, igual que otros
fermentados en occidente, no ha sufrido un proceso de industrialización
que lo haga más accesible. Mientras en el país nipón, el fermentado de
soya sigue siendo consumido, el pulque en México ha perdido presencia en
los años recientes. Los científicos locales han llamado a esta
deformación de la dieta la paradoja azteca
, es decir, que aun
contando con ingredientes autóctonos como el cacao, el nopal o el frijol
con gran valor nutricional, las personas sufren de importantes
desbalances.
A raíz de la misma lógica de no entender nuestra relación con la naturaleza como parte indisoluble de un ecosistema viviente han surgido otros problemas, tal es el caso de las alteraciones en el medio ambiente provocadas por el ser humano.
Luego viene el problema ambiental, lo que hemos hecho es violar
las fronteras planetarias. Hemos perdido biodiversidad de una manera que
ya rebasó los límites de recuperación que toleraba el planeta. Y
definitivamente lo que más contribuye es la producción alimentaria
, precisó el especialista.
Agustín López-Munguía Canales fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2003; también es miembro del Consejo Consultivo de Ciencias. Realizó sus estudios de ingeniero químico en la Facultad de Química de la UNAM y su doctorado en biotecnología del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Toulouse, Francia. Actualmente es docente e investigador del Instituto de Biotecnología en Cuernavaca, Morelos.
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