Perspectivas mundiales y posibilidades nacionales
Orlando Delgado Selley
E
l FMI terminó su reunión de otoño de este año señalando que la expansión mundial es sólida, pero el dato que resalta es que es crecientemente desigual y que los riesgos que se preveían están concretándose. A las conocidas tensiones comerciales, debe añadirse que la situación financiera se está volviendo más restrictiva, lo que en un contexto de elevados niveles de deuda en muchos países puede resultar en dificultades mayores para la formulación y puesta en marcha de políticas que reduzcan las vulnerabilidades económicas, particularmente en los países en desarrollo. Para el FMI la ventana de oportunidad para seguir creciendo con dinamismo está cerrándose, lo que genera mayor incertidumbre.
En México, el cambio de gobierno al tiempo que abre nuevas posibilidades genera incertidumbre en algunos agentes económicos. Sorprende que sin haber tomado posesión de la administración federal, pero manteniendo los principios de acción gubernamental fijados en la campaña electoral, en ciertos medios se cuestionen decisiones que fueron anunciadas oportunamente y que se formulan del modo en que eran esperables. Se insiste en la idea de que no hay lineamientos claros y que se está generando
desasosiego. Lo cierto es que la tersura que se ha establecido en el cambio de mando no se percibe cuando se atiende a las opiniones de quienes piensan que todo debe seguir igual.
La discusión sobre el nuevo aeropuerto, la reforma educativa, la iniciativa para comprometer a inversionistas nacionales en la recuperación de la extracción de crudo, se mantienen en los márgenes que se decidieron desde el momento de su formulación en el curso de la campaña o en los días transcurridos desde la jornada electoral. Lo que se plantea es que el gobierno entrante debiera dar marcha atrás al programa que los electores votaron mayoritariamente, porque de otro modo habría que pagar un alto precio que generaría incertidumbre, lo que provocaría retiro de inversiones y pérdida de potenciales puestos de trabajo. En realidad, se trata de descarrilar la propuesta de AMLO y su equipo antes de que se hayan dado los primeros pasos.
Junto a estos propósitos claramente contrarios a la propuesta de Morena, se expresan otros puntos de vista, como algunas agencias calificado-ras, que reconocen que es posible que la llegada del nuevo gobierno abra perspectivas que amplíen las posibilidades de crecimiento de nuestra economía y que con este crecimiento vayan reduciéndose las enormes desigualdades presentes en el país. De esta manera, a diferencia de lo que está ocurriendo a escala global, en México la ventana de oportunidad no sólo sigue abierta, sino que se ha ampliado, lo que permitirá impulsar políticas que expandan la capacidad de crecimiento económico. Consecuentemente existen elementos para pensar que pueden reducirse las vulnerabilidades de nuestra economía y que podríamos enfrentar los riesgos del entorno de mejor manera.
Se trata de una ventana de oportunidad. Evidentemente no se habla todavía de resultados. Muchos factores concurrirán para que lo que se ha propuesto pueda lograrse, pero también habrá factores que traten de dificultar, o incluso impedir que el país avance por una nueva ruta. Pensar en que es posible un tiempo de amor y paz es, por lo menos, ingenuo. Se entiende que es necesario buscar que haya una participación de todos los agentes económicos, pero negar que habrá resistencias puede resultar contraproducente. El ejemplo brasileño debe estar siempre en la mente de quienes tendrán que tomar las decisiones mayores, que permitan sortear las dificultades y vencer las resistencias.
Se ganó la posibilidad de cambiar la ruta del país, pero hacerlo implica afectar intereses poderosos. Lo que veremos a partir del primero de diciembre próximo será una intensa confrontación entre la propuesta que pondrá en marcha AMLO y su equipo y múltiples voces que plantearán que se marcha por el camino equivocado, que advertirán que hay que mantener las políticas que fueron derrotadas en las urnas. Pero no sólo escribirán en los medios, escritos y electrónicos, lo harán en los espacios de decisión que importan: los económicos y políticos. Dicho a la manera clásica: se agudizarán las contradicciones. De eso no hay duda. Mantener el rumbo, hacer las correcciones que se requieran, restructurar al equipo inicial las veces que haga falta, será la divisa central para poder alcanzar las metas que se comprometieron.
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