EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Bajo la lupa
Bajo la lupa
Alemania se aleja de EU y se acerca a China... ¿y a Rusia?
Alfredo Jalife-Rahme
P
eter Schwarz, del portal trotskista-estadunidense WSWS –que publica una óptima información, si dejamos de lado su reduccionismo ideológico (https://goo.gl/j7RLhB)–, expone el trascendental discurso del ministro alemán de Relaciones Exteriores y vicecanciller Sigmar Gabriel en el Foro de Política Exterior de la Fundación Körber, de Berlín.
Sigmar Gabriel, del Partido Social-Demócrata, quien forma parte del gobierno de coalición con la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Ángela Merkel, exhortó alejarse de Estados Unidos (EU) e iniciar una política de superpotencia para Alemania basada en sus intereses.
Es natural que los multimedia israelí-anglosajones plagados de fake news –como los exhibió Glenn Greenwald, célebre entrevistador de Snowden, de haber sufrido su máxima debacle humillante de todos los tiempos con su orgía desinformativa (https://goo.gl/TR99kS)– hayan escamoteado el trascendental discurso de Sigmar Gabriel que significa un contragolpe al Brexit y a su gemelo simbiótico del trumpismo en la fase de realineamientos en torno de los tres máximos polos de atracción global: EU/Rusia/China.
El ministro Sigmar Gabriel declaró que el implícito papel que EU procuraba como protector de Europa, pese a las disputas ocasionales, ya empezó a desmoronarse. Sobran los agravios: desde el desprecio conductual de Obama hasta el vilipendio retórico de Trump, quien llegó hasta a denostar a la OTAN, la columna vertebral de la alianza trasatlántica, de obsoleta.
A juicio de Sigmar Gabriel, Europa es ahora percibida por Trump como una región entre varias, como competidor (sic) y algunas veces como opositor (¡súper sic!).
Le asistió toda la razón al ministro alemán cuando enfatizó que esta situación persistirá aun después de Trump, lo cual es una epítame de la decadencia global de EU, cuyo retiro no se debe a la política de un solo presidente que no cambiará fundamentalmente (sic) aun después de la siguiente elección de 2018.
Es cierto: el encapsulamiento/aislamiento de EU –ahora exacerbado por su suicida israelización en Jerusalén (https://goo.gl/PMxTQQ)– le obliga a deshacerse de alianzas y amigos para concentrarse en contener simultáneamente la nueva alianza de Rusia y China, lo cual hasta ahora ha resultado una operación fallida.
Sigmar Gabriel comenta que Alemania deberá escudriñar fríamente dónde cruzaron las espadas (¡súper sic!) con EU –desde las sanciones estadunidenses contra Rusia, que ponen en peligro los intereses económicos de Alemania, pasando por la abolición del acuerdo nuclear con Irán, hasta el reconocimiento de Jerusalén como capital fake de Israel–, lo que obliga a Alemania a operar una política más independiente de EU”.
En la coyuntura presente sería más fácil definir en dónde no cruzan las espadas EU y Europa cuando las divergencias parecen superar las convergencias: desde el cambio climático hasta los pleitos con los gigantes de Silicon Valley del GAFAT (Google, Apple, Facebook, Amazon y Twitter).
Según Sigmar Gabriel, el mundo se ha vuelto más incómodo (sic) y aun con una gran prosperidad económica no existe un lugar confortable” para Alemania en el banquillo de la política internacional.
En la fase de caos global –provocado por la decadencia de EU, la resurrección militar de Rusia y el ascenso irresistible de China– se acabó la zona de confort para Alemania y Europa.
Sigmar Gabriel exhortó a que Europa juegue un papel más importante en el cambiante orden mundial: “sólo si la Unión Europea (UE) define sus propios intereses y proyecta su poder podrá sobrevivir (sic), por lo que debe cesar de observar cómo evolucionan los nuevos (sic) espacios en los que no puede ejercer ninguna influencia.
Sigmar Gabriel constata cómo Rusia y China proyectan su poder: el primero, en el Medio Oriente, y el segundo, en África, mientras EU se retira y la UE no hace nada.
Rusia y China “están dispuestos a pagar el impuesto (sic) de una superpotencia, pese a las pérdidas económicas y el ostracismo diplomático, con el fin de demostrar liderazgo regional y soberanía (¡súper sic!) nacional (sic).
Hasta aquí se desprende toda la cosmogonía que es anatema para la desfalleciente globalización: regionalismos, nacionalismos y soberanía que ya son la tendencia universal, por lo menos de parte de las superpotencias del Olimpo.
Cita el reciente libro del politólogo berlinés Herfried Münkler, la Guerra de los 30 Años (https://goo.gl/dgLDCz), quien fustigó la fijación muy alemana a las leyes (sic) como medio para encarar los desafíos políticos que casi equivalen a un rechazo de la realidad.
Sigmar Gabriel define sin tapujos que la proyección de poder significa el uso de la fuerza militar cuando la política de Alemania para ser una superpotencia no debe ser inhibida por valores morales, ya que seguramente no serán suficientes para reafirmar su política exterior en este mundo egoísta desde el punto de vista económico, político y militar.
Con tanta prosperidad producto de sus hazañas tecnológicas, Alemania cesó de pensar estratégica y políticamente y sucumbió al vulgar financierismo, lo que llevó, a mi juicio, a su tercera derrota mundial con la canciller Ángela Merkel, quien llegó a creer en forma ingenua que el paraguas nuclear de EU, en la fase del Brexit y el trumpismo, serían eternos.
Ahora a Alemania sólo le queda el paraguas nuclear de Francia, en la fase del presidente galo Emmanuel Macron, lo cual obliga a una profundización de la defensa común.
El analista Peter Schwarz observa que Gabriel no citó en ningún momento a la OTAN.
Viene la parte medular que vislumbra los realineamientos por venir, donde Sigmar Gabriel se vuelca en su respeto y admiración por la política exterior china que ocupa los vacíos que ha abandonado EU: la iniciativa de la Ruta de la Seda fue un concepto geoestratégico (¡super sic!) en el que China refuerza sus nociones de orden (sic): política comercial, geográfica, geopolítica (sic) y quizá también militar (¡súper sic!).
A Peter Schwarz se le olvida que la Ruta de la Seda necesita de un puente euroasiático, que esquiva por no ser políticamente correcto, y que confiere a Berlín y a Pekín su cobertura nuclear disuasiva: Rusia, en la fase del zar Vlady Putin.
El portal europeo DeDefensa.org retoma el análisis de Peter Schwarz que titula Alemania y su Fascinación por la Ruta de la Seda (https://goo.gl/JHj3bB).
Para DeDefensa.org se trata de una cuasi-ruptura con EU y arguye en favor de la complementariedad de Francia y Alemania: la primera, con su superioridad sicológica y tecnomilitar de su force de frappe de 300 bombas nucleares, y la segunda, con su asombroso poderío geoeconómico.
El problema radica en que si las ambiciones alemanas se vuelven muy exigentes significarían un punto de ruptura donde Alemania perdería toda su apuesta. En realidad perderían los dos.
DeDefensa interpreta que tanto respeto y admiración hacia China deja entrever la construcción de un puente sólido con China pasando por Rusia: toda una tentación euroasiática a la que solamente faltaría la geopolítica mística de Alexander Dugin, el ideólogo del zar Vlady Putin.
Se trata de una batalla civilizatoria del eje París-Berlín por el alma de lo que queda del decadente mundo occidental.
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