EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
miércoles, 11 de octubre de 2017
Mexico SA
México SA
TLCAN... se va, se va, ¿se fue?
Trudeau y Trump, alineados
Luis Videgaray: perogrullada
Carlos Fernández-Vega
P
ara la tranquilidad de propios y extraños, Luis Videgaray, aprendiz de canciller y aventajado alumno de la Universidad Perogrullo, ha tenido a bien informar que México seguirá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) si conviene al interés nacional… y si no, pues no.
Se agradece la claridad, pero todo apunta, como desde el inicio de las negociaciones sobre el acuerdo trilateral, a que la decisión de quedarse o retirarse no corresponderá al gobierno mexicano, sino al salvaje de la Casa Blanca, quien, en entrevista con la revista Forbes (publicada justo la víspera de la cuarta ronda de negociaciones a celebrarse en Washington), advierte que es necesario terminar con el TLCAN para crear acuerdos mejorados de índole bilateral.
Y de cereza, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau –otro socio y amigo de nuestro país–, arriba hoy a la capital estadunidense para un encuentro con Trump, a quien dejaría en claro que en el contexto del acuerdo trilateral su nación no es el problema de Estados Unidos (según versión de la canciller Chrystia Freeland), sino México, por ser fuente de problemas potenciales en las conversaciones para modernizar el TLCAN.
Así, flanqueado por solidarios amigos y socios como los descritos, resulta obvio que el gobierno mexicano carece de fichas para mantenerse en el juego y negociar algo sólido, de tal suerte que simplemente quedaría indefenso ante la decisión que tome el energúmeno de la Casa Blanca, la cual apoyaría Trudeau si eso le garantiza a su país amarrar un ventajoso acuerdo bilateral con su vecino del sur. Y aquí no habría sorpresa alguna, porque de tiempo atrás el dirigente canadiense pintó su raya: primero nuestros intereses y después, si hay tiempo, los amigos.
Ayer, el aventajado alumno de la Universidad Perogrullo sacó a relucir sus frases de ocasión y a los siempre atentos senadores de la República –inmersos en una de las más feroces grillas electoreras– dijo que México es mucho más grande que el TLCAN y debemos de estar preparados para los distintos escenarios que puedan resultar de la negociación. ¿Se adelantó a los acontecimientos de la cuarta ronda de negociación?
O tal vez el aprendiz de canciller leyó lo que Donald Trump declaró a la revista Forbes, respecto de que el TLCAN tendrá que ser terminado si vamos a hacer un buen acuerdo; de lo contrario, no creo que se pueda negociar un buen trato. Me gustan los acuerdos bilaterales, y como antecedente mencionó su decisión de abandonar el Acuerdo Transpacífico, el cual, dijo hubiera sido una versión a gran escala del referido tratado comercial, un desastre; fue un gran logro detenerlo y hay muchas personas que están de acuerdo conmigo.
Y con la solución también el trapito de la limpieza: son preferibles los acuerdos bilaterales; puedes hacerlo de esta manera y hacer muchos más negocios, y si no funciona con un país les da una notificación de 30 días, y renegocias o no lo haces. En cualquiera de los casos, dijo, Estados Unidos va primero.
Quien por primera vez se puso un poquitín bravo fue el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien dijo que, sin duda, hay vida después del TLCAN, aunque erró el tiro: dependerá en gran medida de la convicción de los mexicanos para fortalecerla, definirla y de que pongan en su justa dimensión el reto, además de que hay números concretos que demuestran que la situación puede ser manejable si Estados Unidos se retira del acuerdo, lo cual incluso dijo que da fortaleza a México en la renegociación.
Desde los tiempos de su campaña electoral, el salvaje de la Casa Blanca dejó en claro que México y sus habitantes le valen un cacahuate, por lo que la alegre versión de Guajardo no aguanta a mínima prueba, pues desde hace dos décadas y pico el gobierno mexicano (de Salinas a EPN) decidió poner todos los huevos en la misma canasta, y esa cesta se llama TLCAN y la Casa Blanca es quien decide si la rompe o no.
Y el secretario de Economía planteó otra quimera: Estados Unidos es quien está estirando la liga, y si no le parece suficiente la posición que México, está dispuesto a mantenerse en la mesa de renegociación; obviamente los que se van a levantar se-rían ellos. El gobierno de Trump ha estado poniendo fuegos de artificio, lo que incluso ha provocado la inconformidad de su propio sector privado.
Entonces, “existe la posibilidad de que México… mantenga una posición firme, clara y constructiva… el tratado seguirá con Canadá, independiente de que Estados Unidos quiera denunciarlo” (La Jornada, Susana González). Y Trudeau, muerto de la risa, acercándose a un acuerdo bilateral con los gringos. El gobierno peñanietista se mantiene instalado en la negación y la falsa creencia de que el acuerdo trilateral es de amigos y socios. Pero donde parece existir más sensibilidad en torno de una eventual ruptura del acuerdo trilateral es entre los empresarios gringos, quienes por medio de la Cámara de Comercio de Estados Unidos advierten que la Casa Blanca puede llevar las negociaciones al colapso.
De acuerdo con un despacho de la agencia Reuters, el presidente del referido organismo, Thomas Donohue, advirtió que en la mesa de negociaciones del TLCAN hay varias propuestas de píldoras venenosas que podrían acabar con todo el acuerdo, todas innecesarias e inaceptables. La amenaza a la existencia del tratado es una intimidación para nuestra asociación, nuestra vitalidad económica compartida y claramente la seguridad de las tres naciones.
Con ese terso ambiente, hoy comienza la cuarta ronda de negociaciones, en la que México aparece como el eslabón más débil y el más dañado si el primitivo decide abandonar el parque de diversiones.
Y entre amenazas y frases de ocasión, el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió incrementar –por llamarle así– su pronóstico de crecimiento económico para México en 2017, con todo y la eventual ruptura del TLCAN. Tal estimación creció… dos décimas de punto porcentual (de 1.9 a 2.1 por ciento), aunque el organismo reconoce que la economía mexicana es fuertemente dependiente de la estadunidense. Pero todo lo que sube tiende a bajar, de tal suerte que el FMI redujo su pronóstico 2018 en la misma proporción que la aumentó para el presente año.
Las rebanadas del pastel
Para documentar nuestro optimismo, ayer el tipo de cambio concluyó la jornada financiera en 19.10 pesitos (Banamex) por billete verde.
Twitter: @cafevega
cfvmexico_sa@hotmail.com
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