EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Genealogia del bad hombre

Genealogía del bad hombre Claudio Lomnitz
A estas alturas todos sabemos que la voz inglesa “ bad hombres” se pronuncia bad jambris, pero bien a bien ¿qué significa la expresión? ¿Importa que el presidente de Estados Unidos la utilice en lugar de decir, por ejemplo, “ bad men”, todo corrido en inglés? ¿Cuáles son los usos del español anglizado y qué pistas nos dan sobre la representación de lo mexicano en tiempos de Trump? Antes de responder a estas preguntas, vale la pena hacer notar que el uso de términos españoles en pronunciación anglizada es ya parte corriente del habla inglesa, y que personajes tan queridos como Bart Simpson los utilizan (¡Ay, caramba!, pronunciado con erre inglesa). Recuerdo también con cariño un diálogo entre Elaine y Seinfeld comiendo helados, donde Elaine dice (en español anglizado): ¡Qué rico!, y Seinfeld contesta, significativamente: ¡Suave! Y claro, está también la inmortal frase de “¡Hasta la vista, baby!” de Arnold Schwarzenegger, que nadie en su sano juicio querría extirpar de la lengua inglesa. De modo que nuestra reflexión debe proceder cuidadosamente, para evitar una censura políticamente correcta que mida todo con el mismo rasero. Hace unos 20 años la lingüista Jane Hill publicó una serie de estudios acerca del llamado mock Spanish, que se puede traducir como español de guasa, y que Hill define como un subregistro coloquial del inglés que utiliza elementos que los angloparlantes consideran son del español para generar interacciones livianas o cómicas. A partir de un estudio detallado, Hill concluye que el mock Spanish reproduce los estereotipos raciales de los hispa­noparlantes, aunque, agrega, los angloparlantes suelen negar que su uso tenga trasfondo racista.1 No quisiera discutir con Hill respecto de cuán racista puede o no ser tal o cual giro coloquial; el español de guasa se usa demasiado frecuentemente y de formas muy variadas. Habiendo visto varias temporadas del programa, me queda claro que los escritores de Los Simpson, por ejemplo, sentían simpatía por los mexicanos. De hecho, reforzar estereotipos raciales no necesariamente implica antipatía hacia el grupo humano de referencia; se puede reforzar un estereotipo para trascenderlo, o puede haber ambigüedad en el caso. Por poner un ejemplo mexicano, la canción Negrito sandía, de Cri-Cri, indiscutiblemente refuerza estereotipos raciales (trata de un negrito con cara angelical que salió más deslenguado que un perico de arrabal). Además, la asociación del negro con la sandía es un elemento clásico del racismo blanco contra los negros: en Estados Unidos la sandía era el lujo de los esclavos libertos, y la imagen de la sandía fue entonces usada con saña racista, como signo de la distancia supuestamente infranqueable entre blancos y negros (los campeones de la segregación racial escogerían para sí otros signos de lujo, inalcanzables para los negros). En otras palabras, la canción de Cri-Cri reproduce estereotipos raciales. No hay duda de eso. Sin embargo, eso no significa necesariamente que cuando Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, compuso la canción, a inicios de los años cuarenta, lo haya hecho ni para reproducir la inferioridad social de los negros, ni como signo de odio. Eso estaría por verse. Del mismo modo, los ¡ay, carambas!, los ¡hasta la vista! y los ¡suave! proferidos por Bart, el Terminator o Seinfeld pueden reproducir estereotipos raciales y, sin embargo, marcar simpatía o solidaridad con los mexicanos o hispanos. También estaría por verse. Como sea, independientemente de si hay o no racismo en el caso, vale la pena entender que cuando está uno ante el uso del español de guasa, está uno también cerca de la frontera racial entre lo mexicano y lo anglo. Podríamos decir que el que emite la frase está jugando con esa frontera, unas veces para franquearla amistosamente, otras para reforzarla. Bien. Pasemos al asunto del “ bad hombre”. ¿Qué significa esta expresión? ¿Tiene un bagaje histórico parecido, digamos, al de la sandía en la historia del racismo contra los negros? ¿Los mexicanos deben dejar pasar el hecho de que el presidente estadunidense se refiera al elemento criminal mexicano con ese término sin ofenderse? La expresión “ bad hombre” es común en las películas vaqueras de las primeras décadas de Hollywood. Incluso hay una película titulada Hombre, con Paul Newman (1967), donde el “ bad hombre” (Newman) es un hombre blanco que ha sido criado por los apaches, y que luego enfrenta la discriminación del mundo blanco. En los viejos westerns la figura del bad hombre es en realidad parte del paisaje, parte de la fauna del oeste. Usualmente el “ bad hombre” se oculta tras de piedra o matorral para hacer fechorías, y debe ser exterminado por cherifes y colonos. El “ bad hombre” merodea. No es nunca un agricultor, ni mucho menos un propietario. En los westerns más antiguos los cherifes se referían también a los “ bad hombres” con el término varmint, que alude a animales salvajes que se pueden comer parte de la siembra, o robar gallinas. Un “ bad hombre” es, entonces, como un coyote que acecha, y que hay que mantener fuera del perímetro de la civilización. La imagen del migrante mexicano como una categoría infiltrada y contaminada irreparablemente por “ bad hombres”, que acechan y deben ser eliminados, viene entonces cargada de toda la ferocidad de la colonización del oeste estadunidense. Es la violencia del colono contra el antiguo poblador, desarraigado y desposeído y transformado en cuatrero. ¿La expresión de Trump refuerza estereotipos raciales del mexicano? Sí, sin duda. ¿Es, además, una expresión de antagonismo racial? Sí, también. 1 Jane H. Hill, Intertextuality as Source and Evidence for Indirect Indexical Meanings. Journal of Linguistic Anthropology, 15(1): 113-124. Subir al inicio del texto

No hay comentarios:

Publicar un comentario