EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
martes, 7 de junio de 2016
Guerra
Guerra
José Blanco
H
ace tanto tiempo que estamos en el mundo tan habituados a la guerra permanente, que no nos ocupamos de las muchas con las que hemos vivido; todo ocurre como si viviéramos en una isla inexpugnable en la que los abundantes conflictos internacionales no tuvieran ningún impacto sobre nosotros.
Cuando cayó el muro de Berlín, y más aún cuando cayó la URSS, Occidente se aplicó a echarnos encima un gruesa capa de propaganda según la cual el mal había terminado, los malos murieron por sí solos, las ideologías habían terminado. En adelante la democracia nos haría felices.
Pero nunca fue el mundo el polvorín que es hoy acompañado de gravísimas amenazas de guerra. El término guerra fría por lustros nos lo vendieron como las tensiones políticas y militares entre Estados Unidos y la URSS (después Rusia y sus socios); en realidad nunca ha tenido descanso. Vuelta cenizas la URSS, Rusia y otras repúblicas ex soviéticas iniciaron a velocidad meteórica la construcción de un capitalismo salvaje con mil peculiaridades distintas a las de Occidente. Rusia y socios no adoptaron el también salvaje liberalismo económico, sino la construcción de un capitalismo de Estado, en el que éste ejerce un fuerte dominio sobre los capitalistas privados que, a su vez, surgieron de una gran variedad de formas de rapiña, tal como surgió el capitalismo en todas partes. Rusia pudo conservar por la política y por la fuerza, un fuerte predominio sobre diversas repúblicas ex soviéticas; Bielorrusia y Kazajstán son las mayores de ellas (Kazajstán es el noveno país más grande del mundo y en él vive más de un millón de pobladores de origen ruso). Con las mencionadas y otras repúblicas ex soviéticas creó la que es más que una mera unión aduanera, la Unión Eurasiática. Después, sus relaciones con China no han cesado de crecer.
La guerra fría se detuvo unos minutos y continuó aceleradamente, impulsada por Estados Unidos, acompañada como siempre servilmente por el Reino Unido, más Alemania, Canadá, Francia, Japón e Italia, es decir, el G-7 y la OTAN (hay superposiciones). Aunque el G-7 es la agrupación dominante en el mundo, sus socios en esto y aquello tienen sus diferencias, pero son aliados frente al resto del planeta. Las tensiones y diferencias internas han crecido a partir de 2007-08 que se inició la peor crisis del capitalismo, una de cuyas consecuencias ha sido la socialmente costosísima y paulatina desunión de la Unión Europea.
La guerra fría siempre ha tenido un flanco de alta temperatura: los permanentes conflictos de Oriente Medio. La guerra desde sus inicios de Israel con sus vecinos árabes, especialmente con Palestina; los conflictos religiosos internos sinfín; la demonización gringa contra el mundo musulmán; el surgimiento de los movimientos terroristas; las primaveras árabes y la riesgosísima crisis actual de Siria. Guerras con el más alto costo humano que pueda imaginarse y detrás de las cuales están, con el petróleo como eje, las potencias de la OTAN de formas diversas y no siempre de acuerdo, y también la presencia de Rusia.
Sume la escalada de la OTAN –que ha colocado un ominoso escudo de misiles en la periferia inmediata de Rusia– y a la guerra geofinanciera que libran Wall Street y la City contra Moscú.
Martin Koller, experto checo, afirma de manera perturbadora: “Estoy convencido de que una guerra contra Rusia (…), inesperada y preventiva, es el objetivo de EU, que busca acceder a la hegemonía mundial. La mayoría de las bases militares estadounidenses están instaladas de tal manera que tienen como objetivo a Rusia y a China, y al mismo tiempo protegen los recursos petroleros en Medio Oriente (https://goo.gl/nzaAmB)”. Según Koller una guerra nuclear es factible, e impactará mayormente a Ucrania, los países Bálticos, Noruega, Polonia, Gran Bretaña, Alemania, Holanda y Bélgica, ya que la mayoría de las bases de la OTAN están desplegadas en esos países.
Prensa Latina recogió estas declaraciones: Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio ruso de Defensa, afirmó que “todos los vuelos de las naves de combate de su país son transparentes y corresponden a las reglas internacionales de tráfico aéreo. De esa forma respondió a un comunicado del Pentágono acerca de supuestas maniobras ‘peligrosas y poco profesionales’ de un avión de combate Su-27 en la intercepción de una nave estadunidense RC-135 sobre el mar Báltico”, zona de histórica influencia rusa en las fronteras de la federación.
Andrzej Mateusz Piskorski, político polaco, profesor universitario, publicista y periodista, escribió un artículo titulado La guerra contra la historia, una campaña de la OTAN a largo plazo. Cuando ese texto fue publicado, Piskorski ya había sido encarcelado, según comunicado de los servicios secretos de Polonia. Su artículo inicia con esta información: Varsovia acogerá la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la OTAN, que realizarán una reunión del Consejo del Atlántico Norte los días 8 y 9 de julio de 2016. Esta 25 cumbre de la alianza atlántica desarrollaría el acuerdo concluido en 2014 en Newport. Se tratará principalmente de instalar en el este de Europa la Fuerza de Acción Rápida para defender el flanco oriental de la alianza. El ministro polaco de Relaciones Exteriores, Witold Waszczykowski, ya avisó que durante esa cumbre se anunciará la instalación de bases militares permanentes de Estados Unidos y la OTAN en territorio polaco.
Una guerra nuclear controlada está en el orden del día de la OTAN. Rusia y China no se quedarán cruzados de brazos.
Subir al inicio del texto
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario