EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
viernes, 24 de junio de 2016
Mexico SA
México SA
Pronóstico económico
La realidad lo reduce
El ministro lo sube
Carlos Fernández-Vega
P
ues nada, que el machacón discurso del ministro del (d) año (sin duda, México está creciendo; 22 de abril de 2016), se confirma con la información divulgada ayer por el Inegi: en abril pasado la economía nacional registró su peor caída mensual desde enero de 2009, el año del catarrito y la súper crisis, pues el Indicador Global de la Actividad Económica retrocedió 1.2 por ciento.
Un día sí y el siguiente también, en el foro que sea y en permanente batalla contra la realidad, el titular de Hacienda se aferra al citado discurso, mientras tirios y troyanos, tijera en mano, recortan y recortan la perspectiva económica mexicana para el presente año, tal cual hicieron en 2013, 2014 y 2015. Pero insiste, a ver si algún iluso cae.
De acuerdo con el reporte del Inegi, la caída reportada en abril pasado fue resultado, principalmente, de una contracción de 0.9 por ciento del sector industrial, la más aguda observada desde septiembre de 2013, es decir, en 32 meses. Por su parte, el sector de los servicios reportó un incremento de 2 por ciento en abril de este año respecto del nivel en el mismo mes de 2015, cuando su expansión anual fue de 2.8 por ciento. Y el sector primario redujo su tasa de crecimiento anual de 2.3 por ciento en abril del año pasado a 1.9 por ciento en el cuarto mes de 2016 (La Jornada, Juan Antonio Zúñiga).
En Hacienda estiman que este año la economía nacional crecería entre 2.2 y 3.2 (su pronóstico original fue de 2.6-3.6 por ciento, ergo, el ministro también recortó, aunque la cota menor apunta a ser la correcta), pero aún si tan raquítica proyección se cumple, la tasa anual promedio al consumirse dos tercios de la administración peñanietista a duras penas alcanzaría un rango de entre 1.9 y 2.2 por ciento, con todo y reformas (es decir, incluyendo los factores que –versión oficial– moverían a México).
Mientras el ministro repite y repite, en su más reciente reporte (Situación y perspectivas de la economía mexicana) el Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM advierte que si bien su modelo macroeconométrico proyecta que el PIB de México cerraría 2016 con un crecimiento de 2.7 por ciento, podría ser mucho menor si la Reserva Federal de Estados Unidos toma la decisión de aumentar su tasa de política monetaria este mismo año.
En su escenario tendencial destaca que el consumo privado será el componente de la demanda que observará el mayor crecimiento en 2016, alrededor de 2.8 por ciento, mientras que la tasa de crecimiento de la inversión privada será sólo de 2.2 por ciento. Esta situación contrasta con el crecimiento de 6.36 por ciento que tuvo la inversión durante 2015. Y cabe destacar que dicho aumento del consumo privado está fuertemente asociado con el aumento en el valor de las remesas en los últimos meses.
Adicionalmente, apunta el IIE, el citado modelo sugiere que las exportaciones netas crecerán muy poco durante 2016, a pesar de la fuerte depreciación del peso. Lo anterior indica que los potenciales efectos positivos de la devaluación del peso en las exportaciones se verán contrarrestados por la contracción de la actividad económica mundial. Así, es claro que el crecimiento del PIB en este año se podrá atribuir únicamente a la dinámica del mercado interno, que mantendrá un ritmo de crecimiento por encima de las exportaciones.
Además, los recortes al gasto público también tendrán un impacto negativo, pues la inversión privada está fuertemente relacionada con el gasto gubernamental en infraestructura. “Así, parece que no se ha consolidado un cambio estructural en el ritmo de inversión y seguimos siendo altamente vulnerables a los shocks externos. Es posible que nuestro país no crezca más allá de 3 por ciento en los próximos años y esta situación podría prolongarse por un buen tiempo, pues los organismos internacionales vislumbran una menor dinámica de las economías estadunidense y china durante 2016”.
En este contexto, es claro que no es posible seguir impulsando estrategias que hagan énfasis en la dependencia de los flujos de capital externo para generar mayor crecimiento en México. Más bien, los datos duros sugieren que se debe voltear a ver al mercado interno, que podría constituir un fuerte pilar de crecimiento y desarrollo económico. Es decir, la política económica debería fomentar el crecimiento de la inversión privada y pública, además del consumo privado, para impulsar la economía.
Los dos años restantes del sexenio peñanietista representan un reto para las autoridades económicas de nuestro país, tanto en el nivel externo como en el interno. Si las reformas estructurales no se consolidan de manera rápida en una plataforma de flujos de inversión y crecimiento sostenido, sin duda permanecerá la interrogante de cómo promover un crecimiento económico real.
El IIE detalla que con la finalidad de afrontar dichos problemas es claro que en el mediano plazo se requiere de una estrategia de desarrollo que permita avanzar hacia un crecimiento sostenido con empleos de calidad, sustentable y con equidad. Esto último implica introducir cambios que permitan a los actores económicos sortear problemas estructurales, como el abandono del campo y el deterioro de la industria, que frenan el crecimiento sostenido y sustentable.
Lo anterior, subraya, pasa por impulsar una estrategia que logre articular una política de Estado que encadene la estructura productiva de nuestro país y permita redistribuir los resultados del crecimiento, condiciones necesarias para reconstituir el tejido social en México. En el mismo sentido, se requiere fortalecer el mercado interno, diversificar las exportaciones y disminuir la enorme dependencia de las importaciones, que en su conjunto explican de manera importante los débiles estímulos netos por el lado de la demanda.
La estrategia debe estar sustentada en la expansión de la inversión en infraestructura, ciencia y tecnología que permita a los empresarios producir con una mayor calidad, con costos competitivos, reducir nuestra dependencia de Estados Unidos y diversificar nuestros mercados externos. Otro importante problema de la economía mexicana es la restricción que impone el sector externo al crecimiento económico y que limita la expansión del producto debido a la debilidad actual de los efectos multiplicadores del gasto público.
Las rebanadas del pastel
Y mientras todo apunta a que, por mínima diferencia, los británicos se quedan en la Unión Europea, ayer el billete verde se vendió en 18.50, la libra esterlina en 27.54 y el barril mexicano de exportación a 41.27 dólares.
Twitter: @cafevega
cfvmexico_sa@hotmail.com
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