EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
jueves, 12 de mayo de 2016
¿Los movimientos son la alternativa?
¿Las movimientos son la alternativa?
Octavio Rodríguez Araujo
S
e está convocando para el 14 de mayo, en la Plaza de la República (alrededor del Monumento a la Revolución en la Ciudad de México), a una Nuit debout (Noche en pie) para conmemorar el 15M español, es decir, el movimiento de los indignados del 15 de mayo de 2011. Lo que no parecen considerar quienes tomaron esta iniciativa es que uno de los inspiradores, junto con el cineasta François Ruffin, del movimiento francés Nuit debout ha sido Frédéric Lordon. Éste declaró el mes pasado que el partido Podemos de España, resultado del movimiento de los indignados, es “el modelo de eso que no debemos hacer: volver al marco electoral…” Una de las tesis de Lordon es que volver al marco institucional es la muerte asegurada de todos los movimientos. (Véanse sus declaraciones en la entrevista que le hizo José Bautista en lamarea.com el 6/04/16.)
Lo que no ha explicado Lordon es por qué al no volver al juego institucional los movimientos fracasan. Cuando propone rehacer las instituciones y rescribir la que él llama la constitución de la República Social, no nos dice cómo se reharán las instituciones, cómo se evitará que éstas funcionen como las actuales que rechazan, cómo se formará un constituyente que rescriba el texto legal de la República Social, quiénes participarán y con el mandato de quiénes, qué es y qué debe ser una república social, qué libertades estarán permitidas y cuáles no (¿la de empresa, por ejemplo, también?), cómo se levantará una nueva economía que establezca de base un hasta aquí al mundo de las finanzas, como sugiere en su libro Adiós a las finanzas. Son muchas las preguntas que surgen de lo dicho y escrito por este autor, de moda en Francia en estos momentos, como lo estuvieron antes y para muchos Deleuze y Guattari, de quienes es seguidor.
Su crítica al partido Podemos de España, que ha sido un logro desde su primera participación electoral para el Parlamento Europeo en 2014, pocos meses después de su fundación, no se justifica. Juan Carlos Monedero, compañero de Pablo Iglesias en la fundación de Podemos (para renunciar después), escribió al principio del movimiento 15M que éste no era la respuesta a la esclerosis del capitalismo neoliberal y de la democracia representativa: es el diagnóstico de su enfermedad, y añadió que el 15M no era un partido ni debía serlo en ese momento, que no era un fin en sí mismo, sino una gran conversación que a fuerza de saber lo que no quiere, va a terminar sabiendo lo que quiere. Y sentenció más adelante: Sin líderes, sin programa, sin estructura, el riesgo de desaparición en el reflujo del movimiento está ahí. Luego, en 2014, se formaría Podemos, con líderes, programa y estructura, es decir, un partido para no desaparecer como los movimientos sociales que con el tiempo se dispersan cada vez más, en tanto que Podemos sigue adelante en su proyecto, ahora en muy probable coalición con Izquierda Unida para las elecciones del 26 de junio (recordemos que en la elección del 20 de diciembre pasado Podemos obtuvo 44 asientos en el Congreso).
Uno de los problemas de los movimientos es que creen que al llenar una o varias plazas en un país son muchos. Si fueran todos los que creen ser se organizarían, aceptarían participar en elecciones con un partido propio o en apoyo de alguno ya existente, y tomarían el poder. Si así fuera podrían cambiar no sólo la constitución vigente en su país, sino generar un nuevo régimen político. Si de verdad fueran el 99 por ciento, como dice el llamamiento mexicano aludido, pues sería muy fácil que derroten al uno por ciento que concentra la principal riqueza del país (Somos el 99 por ciento, podemos actuar y rechazar definitivamente al uno por ciento, se dijo). Ojalá fuera así de fácil.
Se me dirá que muchos gobiernos llamados progresistas o de izquierda lo han intentado y ahí están las fuerzas de derecha tratando de tumbarlos y de recuperar el país donde obtuvieron los privilegios que no quieren perder. Correcto, pero nadie dijo que sería fácil. ¿La lucha electoral es, como dijo González Rojo citado por Bellinghausen el lunes pasado, infructuosa y falaz? ¿Y qué movimiento social ha cambiado las cosas sustancialmente y en favor de ese 99 por ciento que no comparte el poder político ni el económico? Los movimientos del 68, antiautoritarios por definición, abrieron las puertas para una mayor democracia y algo se logró… muchos años después, pero también pugnaba por el socialismo y éste no se ha materializado en ninguno de los países donde los estudiantes se movieron, algunos con fuerte apoyo popular. Y este mes se cumplen 48 años de haber estallado en París el famoso mayo francés.
Aplaudo que haya movimientos sociales de inconformes y de opositores al statu quo. Pero no puedo menos que lamentar que gente como Lordon trate de convencerlos de que escribiendo una nueva constitución y crear la República Social en la que se tenga por misión abolir el principio de la propiedad lucrativa de los medios de producción será suficiente y no sólo un buen deseo. Y todo esto con un movimiento que no debe tener líderes ni organización porque ésta implica jerarquías, cuando bien se sabe que en las sociedades complejas la organización y la representación de algún tipo son imprescindibles. Cualquier otra cosa es ilusoria.
rodriguezaraujo.unam.mx
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