EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 3 de marzo de 2016

Comentarios a Emir Sader

Comentarios a Emir Sader Octavio Rodríguez Araujo
E mir Sader ha publicado en estas páginas (1/3/16) un artículo muy sugerente: Las vías abiertas de América Latina. En su texto comienza diciendo que en los años 90 del siglo pasado la región vivió un momento económico y político muy peculiar que, para algunos autores, coincidió con la implantación y/o consolidación del neoliberalismo al sur del río Bravo. Sus personajes más simbólicos en ese periodo, por ser jefes de Estado y de gobierno, fueron Carlos Menem (Argentina), Alberto Fujimori (Perú), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Sánchez de Losada (Bolivia), Salinas de Gortari (México) y Lucio Gutiérrez (Ecuador). Todos estos impusieron un sello neoliberal y proestadunidense a sus gobiernos, pese a las diferencias entre sí, tanto por origen como por la situación de sus respectivos países. Contra ellos, más como símbolos que como personas, se fue conformando una opción diferente insuficientemente extendida en el subcontinente: la alternativa antineoliberal. Ésta, me adelanto a decir, no es ni pretende ser socialista y los que dicen serlo, bajo el ambiguo concepto de socialismo del siglo XXI, tampoco lo son y dudosamente lo serán a menos que aceptemos que una suerte de capitalismo de Estado en una economía mixta pueda ser llamada socialismo. Aun así, y bien lo señala Sader, con estos gobiernos antineoliberales la región se ha vuelto la única, hasta ahora, con tal trayectoria en el mundo. El gran dilema es la vía que escogerán los pueblos para su futuro: la continuación o restauración del neoliberalismo, según el caso, o su contrario como alternativa. Suele confiarse mucho en los pueblos y no falta quien dice que son sabios (la sabiduría popular). Aceptemos que son confiables, pero yo añadiría que se equivocan con frecuencia. ¿No fue la población mayoritaria (aunque con poco margen y por la división de las izquierdas) la que llevó a Hitler al triunfo en Alemania? ¿No fue la población mayoritaria, también, la que eligió y religió a Margaret Thatcher de 1979 a 1990 y la misma (en otro país) la que eligió y religió a Carlos Menem de 1989 a 1999? En los casos de procesos transicionales democracia-dictadura se entiende que los pueblos y los mismos partidos sean cautelosos y no le jalen la cola al diablo, es decir, que escojan primero gobernantes de derecha y luego, más adelante, de izquierda, pero ¿por cuánto tiempo? Y ¿por qué luego, como en Argentina o Perú, vuelven a votar por un neoliberal (en Argentina por Macri y en Perú después de Alan García)? Porque una cosa es votar por el menos malo y otra por un enemigo. ¿Qué pensaríamos del pueblo estadunidense (y no sólo de las bases del Partido Republicano) si votara por Trump? Tres, por lo menos, son a mi juicio las hipótesis más sobresalientes para tratar de explicar estos fenómenos: 1) la desilusión ciudadana por los partidos convencionales y de larga historia, fenómeno que también se ha dado en Europa; 2) el poder y la influencia de los grandes medios de comunicación, en manos privadas y contra los que no hay suficiente competencia ni siquiera estatal, y 3) la pérdida de la cohesión social y solidaridad que provocó, con la crisis económica, la individualización de la sociedad en la que, para sobrevivir, cada quien termina viendo para su santo (como dice el refrán). Habría una cuarta que los mexicanos conocemos bien: el fraude electoral e incluso el golpe de Estado técnico ex ante que llevaron a Salinas y a Calderón, respectivamente, al gobierno nacional, pero no estoy seguro de que estas artimañas se hayan usado también para imponer a los demás presidentes neoliberales mencionados por Sader. Quedan preguntas en el aire. Por ejemplo, ¿por qué fue más o menos en los años 90 del siglo anterior que se extendieron los gobiernos neoliberales? ¿Porque Huntington lo describió en su libro La tercera ola? Seguro que no fue por eso, pues este libro fue publicado en 1991 y Salinas ya estaba ahí, al igual que Fujimori, para sólo citar dos ejemplos. ¿Porque Ronald Reagan (1981-1989) y George H. W. Bush (1989-1993) los impulsaron moviendo los hilos de la geopolítica? ¿Y qué ganaban con eso? Recuérdese que Reagan no vaciló en financiar, a través de la CIA y con dinero de la cocaína, a la contra para tumbar al gobierno de Nicaragua y que Bush padre inició la sangrienta guerra contra Irak para quitarle Kuwait y su petróleo. Y si los medios son tan poderosos como se cree, ¿por qué no influyeron lo suficiente para que en algunos países las mayorías no votaran por candidatos neoliberales? Collor de Mello fue puesto por la poderosa televisora O Globo en Brasil, pero no pudo impedir su caída dos años después, como tampoco pudo impedir que Lula ganara 10 años más tarde. Ojalá tuviera respuestas, pero seguiré investigando y elaborando hipótesis, porque es un tema que realmente me preocupa, como también a Emir, a quien envío un saludo afectuoso. rodriguezaraujo.unam.mx Subir al inicio del texto

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