Los sótanos del inconsciente, el universo pictórico de Valls
La belleza es la idealización de las proyecciones síquicas
Sus pinturas
invocan los fulgores de Rembrandt, los saberes ocultos de la alquimia y una compleja utilización de símbolos del gótico flamenco; estos son algunos de los aspectos que destacan los críticos de arte en Europa del maestro español, que comparte en entrevista su postura ante el arte
Para Dino Valls, el conocimiento de técnias y procedimientos clásicos tiene que ver con honradez profesional. U Liotru (2014). Óleo y pan de oro s/tabla
Dino Valls, en una imagen de su cortesía
Para pintar, Valls no necesita modelos. La chica de sus cuadros, dice
es un arquetipo, una proyección de mi ánima. Sobre estas líneas, Filum (2013). Óleo s/tabla
Tampoco copia escenarios, así
somatizan ese contenido inconsciente, manteniendo más intensamente su potencia síquica, explicó. Aquí se observa Dies Irae (2012). Políptico de siete piezas. Óleo s/tabla
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
Lunes 5 de mayo de 2014, p. 8
Lunes 5 de mayo de 2014, p. 8
El universo pictórico de Dino Valls (Zaragoza, España, 1959) tiene sus cimientos en los maestros del Renacimiento, con un renovado esplendor contemporáneo que
invoca los fulgores de Rembrandt, los saberes ocultos de la alquimia y una compleja utilización de símbolos del gótico flamenco, entre otros aspectos magistrales, señalan en Europa los críticos de arte que en los recientes años han aplaudido sus exposiciones individuales en Grecia (2012) y en Italia (2010).
Se trata de otro de los grandes exponentes de lo que algunos llaman
la nueva buena pintura. Así de sencillo y poderoso.
En estos días, algunos cuadros de Valls forman parte de la muestra Painting II (1980-2000)que se presenta en el museo Frissiras de Atenas, la cual examina la evolución del arte figurativo durante las dos últimas décadas del siglo XX.
Si bien en el corto plazo,
lamentablemente no tengo prevista ninguna exposición en México, sé por las redes sociales que tengo un gran seguimiento y aprecio en su país, y sé que alguna obra mía pertenece a colecciones privadas mexicanas, señala el pintor en entrevista con La Jornada.
Valls se graduó como médico a principios de los años 80, pero pronto cambió el bisturí por los pinceles debido a una
muy fuerte pulsión por el aspecto creativo e irracional de deambular por los sótanos del inconsciente.
Así que en cuanto terminó la carrera de medicina, decidió dedicarse profesionalmente sólo a una pintura que se cocina a fuego lento, para luego de algunos meses salir a la luz y conmocionar al espectador,
por supuesto, con una visión muy marcada por mi acercamiento científico al ser humano, señala el artista.
Sus propuestas han sido definidas como
un tipo de arte nuevo e intrigante que está comenzando a desafiar muchas de las respetadas presunciones del Arte Moderno del siglo XX y las nociones sobre qué es y qué no es vanguardia, escribió el historiador Edward Lucie-Smith.
Otros críticos, en cambio, lo quieren clasificar como heredero de los surrealistas. El maestro Valls recuerda: “En mis comienzos hubo un fuerte influjo del surrealismo, más en el juego paradójico visual y conceptual de un René Magritte que en la fantasía onírica de un Salvador Dalí, pero pronto fue derivando hacia un procedimiento diferente de acercamiento al inconsciente, más imbricado con un proceso de intelectualización que relabora racional y culturalmente ese contenido irracional.
En referencia a Pablo Picasso, comparto su pulsión por acceder a puntos de vista alternativos de la realidad, aunque no como él en el aspecto formal. Dalí ilustra escenas de nuestro inconsciente, ámbito síquico que también es fundamental en mi obra, aunque su análisis va por otros procedimientos y estéticas.
–¿Qué tanta intención hay en su quehacer artístico por dialogar, en cambio, con los grandes maestros del Renacimiento y del Barroco?
–La hay en algún aspecto, como el técnico, algo que sí considero fundamental reivindicar, después de la dictatorial (aunque en cierta medida también necesaria) purga a la pintura que se planteó en el arte oficial de gran parte del siglo XX.
“Además, creo que hay ciertos aspectos de aquel lenguaje que hay que recuperar, para acceder con más potencia a la dimensión contemporánea de los eternos grandes temas del ser humano, y no quedarse sólo en lo circunstancial y anecdótico.
–¿Cuál es su concepto de belleza y cómo la interpreta su pincel?
–Para mí, la belleza es una idealización de las proyecciones síquicas de los arquetipos del inconsciente, alejada de cualquier representación naturalista del realismo, ya que no utilizo modelos para la elaboración de mis obras. Como personajes y escenarios imaginarios que son, somatizan ese contenido inconsciente, manteniendo más intensamente su potencia síquica que si me dedicara simplemente a ilustrar el entorno real.
Con esa belleza intento presentar con mayor contundencia la paradoja de la fugacidad del cuerpo humano como soporte de una conciencia síquica, que es la condena que nos caracteriza como seres humanos. Es la belleza de un dolor transfigurado, cuerpos dolientes como escenarios de un drama místico de dolor metafísico, que la angustia de nuestra conciencia nos provoca.
–¿Considera que la pintura, aquella que con Duchamp se le dictó sentencia de muerte, se encuentra en una nueva etapa de florecimiento con pinceles como el suyo?
–Cualquier condenado a muerte reinicia su vida muy intensa y apasionadamente cuando se le conmuta la pena. Hay que agradecer a Duchamp la nigredo (concepto alquímico que designa la primera de tres fases, previa a la albedo y la rubedo, en la transmutación de la materia, asociada a la putrefacción, involucra una disolución en la materia prima, para la generación de otra superior, por ejemplo, el oro), que como en un proceso alquímico, es una fase necesaria para el renacer del arte.
Técnicas y procesos
–¿Cómo ubica su obra junto a toda la producción de arte conceptual que hoy inunda y domina el mercado del arte?
–Un sector dominante del mercado del arte (insisto, hablamos de mercado, no de arte) necesita perpetuar su estructura de monopolio para mantener su predominio y su rentabilidad. Siempre he sido muy independiente.
“Pero además, el problema está en la inmensa cantidad de arte conceptual mimético y vacío de contenido y, por supuesto, de elaboración. Con mi pintura pretendo aportar una gran carga de contenido conceptual, pero a través de la utilización de soportes tradicionales.
“El conocimiento de técnicas y procedimientos clásicos implica un punto de honradez profesional, una responsabilidad que todo artista debe asumir. Eso no quiere decir que tengan que ser su medio de trabajo, pero sí que un buen conocimiento de los materiales y usos de su técnica sean el fundamento sobre el que se construye y desarrolla la suya personal, sea cual sea. Sólo mediante el dominio de la técnica, seremos capaces de ser libres para concentrar toda nuestra energía en la creación.
“En mi caso, el uso de procedimientos tradicionales, temples, veladuras de óleo, tabla como soporte, que después he ido adaptando y desarrollando hacia mis preferencias personales, me sirven también para conseguir unos resultados cromáticos y estéticos que considero idóneos para mi lenguaje.
“En el aspecto técnico, uno está en constante evolución, la propia praxis es una intensa escuela que te va configurando y enriqueciendo. En el aspecto formal, he ido atravesando diferentes etapas en las que se ha ido depurando la escenografía de mis composiciones, para destilar con mayor profundidad la dimensión sicológica de mis personajes.
Y en el aspecto conceptual, todas mis pinturas son una única obra, que va evolucionando y creciendo en el tiempo, paralelamente a mi propio desarrollo y evolución como persona.
–¿Quién es ella, la chica que con insistencia aparece en sus cuadros, cómo la llama, cómo la sueña, de dónde proviene?
–No utilizo modelos reales: No es nadie en particular y es la humanidad entera. Es un arquetipo, una proyección de mi ánima, una idealización del ser humano enfrentado al dolor metafísico y transfigurado.
–Qué le diría a los jóvenes que hoy están apostando a la pintura como ruta de vida, qué secreto de artista les comparte?
–Ante todo que sean pacientes. Paciencia, paciencia y paciencia. Trabajar muchísimo, sin parar.
“El arte, la cultura, el conocimiento profundo del ser humano no es algo liviano y superficial, lúdico y efímeramente gratificante. Es intensamente enriquecedor, pero hay que asumirlo también como un continuo y laborioso esfuerzo y dedicación, y no buscar la recompensa fácil e inmediata.
Entiendo el arte como proceso místico, de perfeccionamiento personal, pero además con una gran responsabilidad respecto de lo que podemos aportar a los demás.
Una muestra del trabajo que el maestro Dino Valls ha realizado los 30 años recientes se puede apreciar en su página de internet.