Luis Roca Jusmet
El Viejo Topo
Ser radical es ir a la raíz de las cosas mismas
Karl Marx
Lo que voy a hacer en este artículo es una reflexión sobre los últimos textos políticos del polémico filósofo esloveno Slavoj Zizek. Se trata de analizar una serie escritos de los años 2003-4 y publicados entre el 2004 y el 2005 por diversas editoriales argentinas, país donde el autor goza de una gran popularidad. Los libros en los que figuran los textos son “A propósito de Lenin. Política y subjetividad en el capitalismo tardío” , ”La revolución blanda “ ( para ambos Ed.Atuel/ Parusía, Buenos Aires, Serie posiciones, 2004) y ” Violencia en acto” ( Ed Paidós, Buenos Aires, 2004). También tendré en cuenta las conversaciones con Glyn Daly traducidas por una editorial española bajo el título de Slavoj Zizek. .Arriesgar lo imposible ( Ed. Trotta, Madrid, 2004) y puntualmente “El títere y el enano .El núcleo perverso del cristianismo” ( Ed. Paidos, Buenos Aires, 2005).
La primera de estas publicaciones está escrita por Zizek el año 2003 y recoge una reelaboración de los trabajos de un grupo de estudio del Instituto de Estudios culturales de Essen ( Alemania) conducido por el autor sobre la vida y la obra de Lenin. Estos trabajos fueron presentados a un Simposio internacional sobre Lenin en febrero de 2001. El segundo libro desarrolla estas mismas ideas a partir de las transformaciones del 11 de septiembre del 2001. El tercero recoge un conjunto de conferencias en Buenos Aires el año 2003, algunas de las cuales se refieren a temas políticos y que aparecen en unos capítulos especialmente interesantes : “ La dominación hoy : del amo a la universidad” y “Mas allá de la democracia. La impostura liberal”. “ De “El títere y el enano” me interesa aquí un artículo que tiene que ver indirectamente con la política que es “La emocionante aventura de la ortodoxia”. La entrevista-conversación con Glynn Daly se efectuó el año 2004 y está dividido en cinco temas, el último de los cuales es el que trata del tema que nos ocupa : “Los milagros sí existen: la(s) globalización(es) y la política”.
Zizek produce mucho y a veces se repite, pero aún en este caso encontramos matices interesantes. En todos estos textos el autor analiza los acontecimientos de actualidad siguiendo las líneas teóricas que empezó hace ya más de veinte años. Ya su primera publicación, ignorada en su momento por la crítica y el público español, tuvo un gran impacto internacional. Me refiero a El sublime objeto de la ideología, escrito en inglés en 1987 y que se tradujo a diez idiomas. En este libro Zizek formula una teoría de la ideología muy novedosa, basada en un insólito cruce teórico entre Hegel, Lacan y Althusser. La política es el tema clave de todas sus publicaciones de los años 90, con ensayos de filosofía política tan originales como Porque no saben lo que hacen. El goce como factor político escrita en 1991.. Después serán artículos que irán completando este trabajo teórico como “Fantasía, burocracia, democracia” ( en Mirando al sesgo), “La obscenidad del poder” ( en El acoso de las fantasías). Otro libro que tuvo una gran resonancia ( fuera de nuestro país, claro) fue El espinoso sujeto, publicado en 1999, uno de cuyos capítulos está dedicado a la teoría política : “La universalidad escindida”.:Más tarde se publicarán Contingencia, Hegemonía y Universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda ( escrito el 2000) y ¿Quién dijo totalitarismo ? ( escrito el 2001 y traducido al castellano el 2002 ). Y el mismo año 2001 escribe un texto que se titula Amor sin piedad. Hacia una política de la verdad que sin tener un contenido específicamente político sí tiene una introducción que clarifica muy bien su proyecto político posterior. Igualmente como transición entre esta etapa más teórica y los análisis más concretos de la situación actual hay que citar el texto que Zizek escribe el año 2002 comentando el estado de la situación a partir de los atentados del 11 de septiembre : Bienvenidos el desierto de lo real , publicado el año 2002. Dejo en el tintero otras publicaciones de Zizek porque los temas que plantean no son específicamente políticos.
La triple referencia que inspira estos últimos escritos, es la de Lenin, San Pablo y , por supuesto Lacan. Zizek quiere replantaerse el valor y de la fuerza del cristianismo frente a la influencia progresiva del orientalismo y las ideologías de la New Age. llegando a considerar que la ética del capitalismo se adecuan perfectamente a la ética taoista-budista, con su mensaje sobre lo efímero, la impermanencia y el desapego Pero su reivindicación del cristianismo desde la figura de San Pablo la plantea desde una posición materialista y atea, recogiendo su mensaje universal y la experiencia revolucionaria de los primeros colectivos cristianos. También plantea repetir a Lenin y reivindicarlo como paradigma de acto revolucionario frente a la izquierda que quiere desembarazarse de su legado. Y situarlos a ambos en una perspectiva lacaniana, contra el escándalo de los que siguen el arraigado prejuicio antilacaniano , y sacarlo de su círculo de devotos desde una original y arriesgada lectura política. Toda esta reflexión teórica tiene el proyecto de recuperar el vínculo entre ética y política desde lo que él llama la política de la verdad..Esta propuesta quiere luchar contra la pretensión postmodernista de separar la ética de la política, que considera que aunque hay una serie de principios éticos universales el campo de la política es estrategia del más puro pragmatismo. Hay que reivindicar la política, dice Zizek, que surge de la verdad de la mirada comprometida de los excluidos y de la acción que deriva de ella, asumiendo todas sus consecuencias, por muy desagradables que sean.
Slavoj Zizek plantea una serie de análisis que me parecen imprescindibles como materiales para una teoría de la izquierda contemporánea. Sus reflexiones teóricas son potentes y muy sugerentes y sus aportación sobre la ideología del tardocapitalismo global son muy lúcidas y muy innovadoras. El papel paradójico de Zizek es que viniendo de lo que convencionalmente se asocia al postmodernismo ( postestructuralismo francés) hace conjuntamente con el renovador marxista norteamericano Frederic Jameson la crítica más radical a este movimiento, llegando a considerarlo como una de las ideologías del tardocapitalismo globalizador. Y reivindica sin complejo ideas como la verdad universal, el sujeto de la emancipación, el papel nuclear de la lucha de clases. Por otra parte entra en debate con autores contemporáneas de la izquierda como las de Toni Negri o Ernesto Luclau con unas críticas muy serias a sus propuestas.
Su proyecto de una política de la verdad es muy interesante pero desde la izquierda se necesitan también análisis concretos con propuestas de acción concretas. Porque lo que da sentido a la izquierda es su práctica transformadora y a ella debe estar ligada la teoria. Y me da la impresión que, desde este punto de vista, lo que plantea Zizek en estos últimos textos es poco consistente. Lo que planteo también en este artículo son una serie de puntos para mostrar esquemáticamente algunas de sus aportaciones y también la reflexión crítica que me han despertado su lectura. Invito a todos los lectores a una lectura atenta de su obra, porque vale la pena leer a un autor que nos invita a pensar políticamente desde nuevos horizontes.
Ideología y verdad en el mercado capitalista global
El tema de la ideología es uno de los más elaborados por Zizek desde el inicio de su trabajo teórico ( ver el artículo de El Viejo Topo nº 195 ¿ Quién es el maldito Zizek ?) Planteo aquí algunos de sus puntos clave :
El Discurso hegemónico del tardocapitalismo es el universitario, tal como formula Lacan en su Seminario del año 1969-70, tras el Mayo francés. Lo que plantea es que este discurso sostiene unas relaciones de poder que sustituyen al viejo discurso autoritario del Amo, que ya no se presenta como tal, sino como un gestor cuya última justificación es el discurso científico.
Los acontecimientos de mayo en París eran un síntoma de esta transformación. El síntoma revela siempre una verdad y lo que manifiesta no sólo es éste cambio de discurso sino también que este nuevo poder integrará la transgresión como parte del juego establecido. Es decir que cada vez más la transgresión ( estética, sexual, estilo de vida) se convierte en la norma, en lo aceptado en el sistema..
De aquí deriva también la biopolítica, entendida como administración de la vida de los individuos, manipulados para proporcionarles una vida agradable en un mercado que puede ofrecerles todo tipo de satisfacciones para sus demandas. Pero se les que se va vaciando de su condición de sujetos del deseo para convertirlos en objetos pasivos (clientes) de un sistema que los manipula en nombre de la gestión de una vida sana. Y también les va convirtiéndolos veladamente en Homo sacer, es decir en individuos despojados de su condición real de ciudadanos responsables.
La ideología política hegemónica actualmente es la liberaldemocrática de la tolerancia, la corrección política y el multiculturalismo como el discurso de este tardocapitalismo globalizador. El tema ya lo había planteado anteriormente en un trabajo conjunto con Frederic Jameson sobre el postmodernismo : el relativismo del todo vale tiene la función de neutralizar cualquier acto transformador y el totalitarismo es el chivo expiatorio que tiene como función criminalizar cualquier planteamiento revolucionario. Esto lleva a afirmar a Zizek que, paradójicamente, la ideología que mejor representa los intereses globales del capitalismo es hoy la de la pseudoizquierda liberal ( el paradigma es la Tercera Vía que defiende Tony Blair ). Las opciones claras de la derecha pura y dura, como la de Bush, representan más a sectores particulares del Gran Capital ( el de EEUU ) y son menos eficientes para mantener el equilibrio del sistema. La lógica capitalismo global es genuinamente multiculturalista y no representa el dominio de una cultura a nivel mundial, y también en este sentido el neoconsenvadurismo americano es expresión de intereses particulares de sectores del Gran capital..La función de los populismos de la extrema derecha es la de hacer de complemento ideológico del liberalismo, ya que éste los demoniza para aparecer como representante de la democracia, mientras absorbe de manera “civilizada” lo que ellos proponen de forma salvaje ( por ejemplo: el control de la inmigración ). Pero no solo esto sino que estas opciones se convierten en falsas alternativas para la clase obrera, ya que plantean sus problemas reales frente a un discurso políticamente correcto que los niega.
En este contexto ideológico es importante la ideología del nacionalismo, que aparece como un resto patológico de los lazos simbólicos tradicionales en la modernidad. Si la democracia moderna se refiere a un sujeto sin atributos ( en el sentido que no hay nada que nos diferencie del otro en esta igualdad formal de derechos) este sujeto busca identidades imaginarias con las que identificarse, una de las cuales sería la nación. Esta pasa a ser entonces una comunidad imaginaria que proporciona una identificación patológica y actúa como un fetiche que oculta los antagonismos sociales básicos ( la lucha de clases) y a la misma desintegración de los lazos simbólicos tradicionales.
Las luchas se entienden entonces como luchas por la identidad y estas cubren y ocultan el antagonismo social fundamental que es el conflicto entre clases sociales.
El giro que se da a partir del 11 de septiembre cierra lo que se consideraba el fin de las ideologías a partir de la caída del socialismo real. Aquí Blair/Bush se unen frente al totalitarismo y al terrorismo, que cubren en el imaginario del poder capitalista el papel vacío de Enemigo Visible que representaba el Comunismo en la Guerra Fría. Pero esto es, por supuesto, un falso dilema. Lo que se da no es un choque de civilizaciones sino un choque dentro de cada civilización. En EEUU cada vez hay más fundamentalistas y una extrema derecha que puede derivar claramente hacia el terrorismo. EEUU, como sabemos, potenció el movimiento de los talibanes contra un Afganistán soviética. La batalla contra los talibanés es un lucha del capitalismo contra sus propios excesos ( como pasó con el nazismo) porque no son, como pueden parecer, un movimiento tradicional premoderno sino un producto del conflicto moderno entre EEUU/ URSS. Arabia Saudí es también una dictadura islámica aliada con EEUU por intereses económicos y estratégicos. Las cosas no son tan claras como nos presenta la ideología dominante.
Delante de toda esta mixtificación ideológica Zizek plantea su defensa radical de la noción de verdad, en contra del planteamiento postmodernista de que todo son narraciones y como tales tienen todas el mismo valor relativo. Hay que recuperar lo que Zizek denomina una política de la verdad, aunque no se trata defender, al estilo de Althusser, la ciencia contra la ideología porque no hay una verdad objetiva, sin distorsiones subjetivas. Para Zizek siempre hay una perspectiva ( una posición que determina la mirada desde la que explicamos las cosas) y siempre hay una toma de partido, que aunque unilateral es portadora de la verdad de la situación. Hay un derecho a la verdad y hay que saber quien la representa, porque siempre es el sujeto excluido por la ideología dominante. En este sentido podemos dar dos ejemplos : Lenin es el que muestra la verdad de la situación inmediatamente anterior a la Gran Guerra cuando todos los partidos caen en un discurso patriótico; los judíos son los que muestran la verdad del holocausto delante de los que quieren justificarla o distorsionarla
La verdad del capitalismo es el poder de la abstracción en el sentido que lo desterritorializa todo, Retoma de Marx la idea ( formulada en el Manifiesto Comunista) que el capitalismo destruye todas las relaciones tradicionales ( familiares, vecinales, amistosas ) para establecer una única relación que es económica. El capitalismo se convierte cada vez más en una especie de máquina simbólica sin raíces y es el horror a este vacío es el que abre paso a todo este tipo de identificaciones imaginarias, ya que los lazos orgánicos de tipo simbólico que crean la comunidad son eliminados progresivamente. Pero también considera con Marx, que es reaccionaria toda posición nostáligica y en este sentido cuestiona radicalmente a los que se oponen a la globalización en nombre de particularismos nacionales. De lo que se trata, plantea, no es de oponerse a la globalización sino de radicalizarla, es decir, universalizarla. Y para ello hay que luchar contra las exclusiones que conlleva esta globalización capitalista. Universalizarla no es plantear la hegemonía de una particularidad , como podría ser la europea. Es cierto que la universalidad es necesariamente una hegemonía, pero ésta es diferente de las otras, porque es la hegemonía de lo abyecto. Lo que esto quiere decir es que mientras la supuesta universalidad crea formas de segregación son los excluidos los que muestran el fracaso de esta universalidad y por lo tanto son los que representan la posición de verdad de la universalidad. Los ejemplos históricos son el Demos griego( la voz de los excluidos que no formaban parte de las clases dominantes y que introducen la universalidad de la ciudadania en la Polis) y la Revolució francesa, en la que el Tercer Estado se expresa delante de las jerarquías establecidas de la nobleza y la Iglesia.
Otra verdad nos la proporciona la economía política, tal como nos la habían enseñado Marx y Lenin. En este sentido hay que reivindicar el análisis de la economía como matriz del sistema y volver a entender la lucha de clases como la lucha central emancipatoria en el sistema capitalista, aunque evidentemente pensándola desde los cambios actuales. Las otras luchas parciales tienen un papel secundario con respecto a este núcleo central pero lo que sí hay que plantear, nos dice Zizek. lo que es hoy el proletariado En algún momento parece identificarlo con los trabajadores precarios y los desempleados, pero deja abierto el debate planteando otras separaciones que se dan en el seno de la clase trabajadora ( aparte de la que se desprende entre este sector de trabajadores que hemos mencionado y los que tienen un empleo fijo ) como el de los trabajadores manuales y los trabajadores intelectuales. Quizás, nos dice, hay que recuperar también la diferencia que planteaba Marx entre clase obrera y proletariado, entendiendo la primera como una categoría empírica de tipo fáctico y el segundo como un grupo para sí, con conciencia revolucionaria. En todo caso son cuestiones abiertas para pensar, que excluyen las dos soluciones fáciles y falsas : mantener como un fetiche la clase obrera industria/proletariado o eliminar de un plumazo estos dos términos.
Hay que tener en cuenta también, señala, el antagonismo entre el Primer /Tercer Mundo, uno de cuyos paradigmas sería la distinción entre EEUU/ China en la cual el segundo pasa a ser el Estado de la Clase Trabajadora para el Capital Americano.. También hay que considerar que las formas de dominación del tardocapitalista van cambiando en el sentido que las formas de dominación están cada vez más centradas en el que tiene la información y la capacidad de decisión, que no tiene porque ser un capitalista ( en el sentido de detentar jurídicamente la propiedad privada de los medios de producción) . En este sentido Zizek apunta que la Unión Soviética ha dado el primer modelo de una sociedad capitalista post-propiedad, en el que la clase gobernante está definida por el acceso directo a los medios ( informativos, administrativos) de poder y control social ( con todos los privilegios materiales y sociales que comporta ) sin que ello implique la propiedad privada, en el sentido jurídico, de estos medios.
No es verdad que el capitalismo sea el final de la Historia, que no haya nada más allá de él Aquí Zizek plantea la interesante cuestión de que aunque muchos nieguen retóricamente esta afirmación, en el fondo se la creen, y están convencidos de que después de la caída del socialismo real el único horizonte posible es el del capitalismo. Es cierto que el capitalismo siempre está en crisis y que cada vez parece más fuerte, que tiene una enorme capacidad de regeneración, y que puede convertir cualquier catástrofe en una nueva fuente de inversión; pero también lo es , como decía Marx , que lo que puede acabar con el capitalismo es el capitalismo mismo, es decir sus contradicciones internas, y algunas son específicas de este tardocapitalismo globalizador que nos toca vivir. Esta implosión se da en varios frentes : el principal es la paradoja de que el propio desarrollo del capitalismo vuelve obsoleta la noción de propiedad privada, ya que el poder depende en gran parte de la información, que ya no está regulado como propiedad privada. Otro es que la irracionalidad propia del sistema capitalista llega a un límite difícilmente sostenible. La bolsa, por ejemplo, se está volviendo tan virtual que lo que determina su valor ya no son las expectativas sino las expectativas de las expectativas. Las grandes corporaciones, en tercer lugar, no basan su fuerza en un mayor desarrollo tecnológico sino en su bloqueo, ya que lo hacen es comprar a las empresas pequeñas para neutralizarlas y que no puedan investigar.
Críticas a las opciones de la izquierda
La izquierda, plantea Zizek, vive una de las peores crisis de su historia. Una de las causas es la incapacidad para enfrentarse con su propio trauma, que es el estalinismo. La izquierda no tiene una teoria de lo que fue el estalinismo, prefiere correr un tupido velo y esto le lleva a veces a utilizar el lenguaje de la derecha liberal para explicarlo. Hay en el estalinismo, dice Zizek, algo enigmático y desconocido.
La primera opción que critica es, por supuesto, la de la izquierda liberal, la de la Tercera Vía, que viene a ser una alternativa de gestión del tardocapitalismo globalizador. Zizek le reconoce una coherencia al plantear un capitalismo con rostro humano y defender mejoras dentro del propio sistema. Pero la paradoja, como hemos dicho antes, es que al someterse a las reglas del capitalismo sin defender los intereses de ningún grupo en particular puede convertirse en el mejor gestor del sistema, puede defender su funcionamiento global mejor que la propia derecha.
La segunda opción es la marxista-leninista dogmática ( muy bien representada por el troskysmo) que mantiene un viejo discurso que consideran que el proletariado aun tiene la homogeneidad que ha perdido y que el movimiento obrero mantiene una acción revolucionaria reiteradamente traicionada por sus dirigentes. Sus análisis ocultan su incapacidad de entender el presente y de ofrecer nuevas alternativas, ya que se basa en análisis superados y en posturas históricamente derrotadas. Se convierten en una secta que mantiene una especie de fetichismo sobre la clase obrera y su potencial revolucionario. Y entraría en lo que Lacan llamaba el narcisismo de la cosa perdida.
Estamos, por tanto, si nos ceñimos a estas dos opciones de la izquierda , en un marco que constituye un callejón sin salida, ya que nos obliga a elegir entre unos principios sin oportunidad o un oportunismo sin principios.
Zizek entra más a fondo en el análisis de dos opciones que se presentan como renovadoras de izquierda. Una es la propuesta que planten Toni Negri y Michael Hard en el libro Imperio. Estos autores consideran que en la fase actual del capitalismo ( que según ellos tiene por una parte un carácter corporativo y por otra está dominado por el trabajo inmaterial ) se da la situación objetiva para una superación del capitalismo. Lo único que se necesita son dos condiciones : la primera es socializar este capitalismo corporativo , transformando en propiedad pública lo que es propiedad privada; y lo segundo consolidar este trabajo inmaterial, que implica en sí mismo un dominio espontáneo de los productores porque son ellos mismos los regulan directamente estas relaciones sociales. Pero Zizek cuestiona que podamos interpretar estas formas de trabajo inmaterial en un sentido autogestionario y también que este capitalismo que los autores anteriores llaman corporativo signifique una politización de la producción. Más bien entiende este doble proceso en un sentido contrario, como despolitización total. Las reivindicaciones que exigen Negri/Hard al Estado ( renta básica, ciudadanía global, derecho a la reapropiación intelectual) es una modalidad el discurso histérico, que lo que hace es pedir al Amo demandas imposibles de cumplir. La última crítica es al nuevo sujeto político que nos plantean estos autores, que es la multitud. La multitud, como nuevo sujeto revolucionario, es definida retóricamente como la multiplicidad singular de un universal concreto, la carne de la vida, la pura potencialidad de un conjunto amorfo que adquiere forma en la acción. Sería, para entendernos, la gente que sale a la calle para manifestarse contra la globalización o contra la Guerra de EEUU en Irak. Zizek señala que hay aquí una idealización del término, que elimina la ambivalencia originaria de la propuesta inspirada en Spinoza, que señalaba también el peligro de esta multitud,que podía transformarse en una turba violenta e irracional unificada por el Líder ( Subcomandante Marcos, Hugo Chavez) Al eliminar esta vertiente negativa lo que señalan estos autores es únicamente el aspecto que, por la diversidad de sus miembros, presenta la multitud como resistencia colectiva flexible que presenta la multitud por la diversidad de sus miembros. Resistencia colectiva que tampoco puede, nos advierte Zizek, transformarse en un trabajo político en positivo por la ambigüedad de propuesta que conlleva esta misma diversidad ( como ejemplo de la disolución de una multitud flexible recuerda su experiencia en la oposición política al socialismo real) Zizek señala también las limitaciones del movimiento antiglobalización. La acción directa como resistencia acaba haciendo el juego al Sistema porque no propone alternativas políticas. No podemos tampoco entender la lucha de izquierda como un conjunto de luchas parciales. Es necesario plantear una alternativa global.
La otra postura que plantea salir del impasse actual de la izquierda es la que Zizek denomina la política pura, representada por teóricos como Alain Badiou y de Ernesto Laclau. Su alternativa es la que ellos denominan la democracia radical, cuya lógica se enfrenta necesariamente a la del capitalismo globalizador. Aquí Zizek cuestiona la necesidad de mantener las reglas formales de la democracia, que él considera parte de lo que llama la farsa liberal.¿ Porqué hay que respetarlas, se pregunta ?. Lo que plantean estos autores es que hay que mantener el valor de la democracia, que es el de transformar el enemigo en adversario, es decir no alguien a quien destruir sino un oponente a mantener. Se trata de compartir los principios ético-políticos de la democracia. La alternativa se plantea en términos de política pura, con una demanda incondicional de igualdad, que como tal sería anticapitalista porque entra en contradicción con el sistema pero que no cuestiona su esfera básica, que es de la economía capitalista. Es decir que hay que criticar el capitalismo y su forma política, que es la democracia liberal parlamentaria. No podemos considerar que esta forma política, producto de un sistema socioeconómico, vaya a acabar con éste.
Lo que plantea Zizek es una doble crítica : que en la democracia siempre hay una exclusión ( que es la de los que no aceptan las reglas del juego) y sobre todo que no cuestiona explícitamente la estructura económica del capitalismo y la forma del capitalismo, que es la lucha de clases. En este sentido también se opone a las luchas culturales porque eluden este antagonismo principal y radical. Y hay que volver a la economía política en el sentido que la reivindicaba Marx, en contra de quedarse en la esfera exclusiva de la política o de la economía, aunque es esta la que tiene el papel central.
Hay que mantener la lucha socialista global contra el capitalismo pero planteándolo la lucha en los términos de la etapa actual del capitalismo del mercado global. Y para esto hay que repensar la izquierda pero asumiendo sus propios traumas. Y el trauma, como sabemos por el psicoanálisis, viene dado por lo insoportable. La izquierda no puede negar lo peor de su historia, tiene que asumirlo, explicarlo y aprender de sus errores.
¿ Qué nos propone Zizek ?
Hay que repensar la izquierda asumiendo el trauma de lo insoportable de su propia historia. Hay que luchar contra el postmodernismo ( presentarlo todo como narraciones relativas) para reivindicar la verdad universal, el sujeto político y la emancipación radical. Lo que plantea nos es una propuesta sistemática sino una serie de propuestas dispersas que creo que vale la pena valorar. Zizek, sin plantear una alternativa sistemática, orienta su propuesta siguiendo la pista de la teoria de los cuatro discursos, que ya hemos comentado anteriormente. Zizek nos dice que hay que oponerse al discurso del Amo, sea en su versión autoritaria o en la versión actual del discurso universitario, que como hemos comentado es el discurso de la élite dirigente de los expertos. También al discurso histérico (que consiste en reivindicar al Amo ( al Estado) lo que es imposible La cuestión es como se concreta este discurso alternativo. El único discurso revolucionario es el que Lacan denomina el discurso del analista. Lo que nos concreta Zizek al decirnos que este discurso es el de la destitución subjetiva, el del acto sin sujeto, no es mucho. Sí que nos da una serie de pistas para seguirlo:
Hay que luchar por mantener un espacio vacío que posibilite lo diferente, lo que podríamos llamar el Acontecimiento, qiue es lo único que puede posibilitar una transformación radical. En este sentido Zizek nos advierte que aunque los viejos regímenes comunistas ( cuya única supervivencia es Cuba) tengan un contenido positivo que puede ser peor en ciertos aspectos que el del propio capitalismo, hay que reconocerle que han abierto un espacio diferente que el que nos ofrece éste. Han abierto nuevas posibilidades, aunque hayan resultado fallidas.
El revolucionario, como el analista, se autoriza a sí mismo. No hay garantías, nada externo a nosotros puede garantizar nuestros actos. Hay que reivindicar el acto político revolucionario y no aceptar que el capitalismo sea el único destino, bajo la amenaza de que cualquier cambio sería catastrófico. Arriesgar lo imposible, arriesgarse a la locura del acto, es la única opción revolucionaria. El modelo es ( siguiendo a Lacan) Antígona. Su negativa es una locura, es un gesto imposible, una intervención excesiva y no una intervención estratégica. Pero es una locura desde las reglas del juego impuestas por el Amo. El modelo político de este tipo de discurso y de acto es el de Lenin entre la revolución de febrero y la de octubre. Y hay que repetir a Lenin, pero no en el sentido de imitarlo, ya que lo que de él hay que aprender son sus errores y lo que hay que rescatar es la locura de su gesto, la de impulsar la Revolución de Octubre. Es el gesto subversivo de la ruptura, la Utopía entendida, no como una promesa de futuro sino del presente, en la medida que abre un espacio fuera de la lógica del capital. Y es este acto el que reivindica la política de la verdad, en contra de la sacralización de la democracia como reino de los sofistas o las ideologías justificadoras del totalitarismo. Hay que reivindicar a Lenin como la formalización de Marx a través de la teoría del partido. El gesto revolucionario de Lenin al impulsar la Revolución de Octubre contra toda estrategia posibilista es un acto ético político porque representa una contingencia radical, porque no tiene garantías. No hay un Gran Otro ( la Historia, la Razón, la Ciencia) que justifique la acción revolucionario.
Hay que recoger las experiencias de los colectivos autogestionarios ( harkers, experiencias comunitarias de las favelas o actos políticos-estéticos como los flash mobs ( actos en los que un grupo de gente hace una acción sorprendente y luego desaparece) son ejemplos prácticos de apertura de espacios alternativos.
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Una reflexión crítica
Zizek critica la falta de consistencia de las viejas propuestas de la izquierda y plantea al mismo tiempo que las luchas dispersas y múltiples de la sociedad contemporánea no suplen la necesidad de un trabajo político global . Pero ¿ como puede entonces tomar como referencia las comunidades de harckers o lo que llama luchas estético-políticas ? ¿ Y no son las experiencias de las favelas luchas de supervivencia y solidaridad que tampoco son en sí una alternativa política global ?¿ O sí lo son ? ¿ En qué sentido ?
La misma ambigüedad que mantiene Zizek cuando reivindica a Lenin y la necesidad del partido como forma orgánica y simultáneamente nos dice que no es posible pensar hoy la construcción de un partido revolucionario..
También hay en Zizek un paso abismal entre posturas defendidas los últimos años que podían considerarse posibilista. Zizek defiende la intervención de la OTAN en conflictos internacionales, planteando más en concreto que tenía que haber bombardeado antes Serbia. O que la única alternativa a EEUU es una Europa política, defendiendo el sí al referéndum y llegando afirmar en algún momento que el Tercer Mundo está alineado con EEUU y que la única esperanza viene de está Europa unida. Estas afirmaciones son radicalmente contrarias a las que hace en estos últimos textos cuando nos dice que cualquier acción política dentro del sistema solo sirve para consolidarlo.
Pero el punto que me parece más grave es la confusión que introduce Zizek al identificar democracia con liberalismo. No podemos identificar el significante democracia, por usar la expresión de Zizek, ni con el sistema capitalista ni con el sistema parlamentario y unas reglas formales, porque si lo hacemos estamos desperdiciando nuestro propio patrimonio, nuestra propia tradición desde la izquierda. Vale la pena reivindicar aquí aportaciones como la de Cornelius Castoriadis o, en nuestro propio país, las de Toni Doménech o Joaquin Miras, que contraponen una tradición republicana socialista radical, que por supuesto cuestiona el capitalismo, a la tradición liberal-parlamentaria que lo sostiene. Porque si no mantenemos estas diferencia perdemos lo mejor de la democracia, cuyo auténtico sentido recoge nuestra tradición de izquierdas, y lo dejamos en manos de la derecha o la pseudoizquierda libera. El riesgo es acabar en un callejón sin salida en el que reivindicando el trabajo político global nos condenamos a la pura denuncia..
El problema que veo en el último Zizek es el de una cierta deriva hacia lo que él mismo siempre se ha empeñado en criticar, que es la posición del Alma Bella. El Alma Bella, como sabemos, es una figura hegeliana que consiste en la posición purista del que critica aquello de lo que, en el fondo, él mismo se alimenta. Zizek está empeñado en denunciar esta postura, que él identifica básicamente con la izquierda académica estadounidense, de la que dice que defiende de forma maximalista aquello que saben nunca se aplicará, y que si se aplicara sus miembros serían los primeros perjudicados y aunque celebro su sentido del humor quizás se complace demasiado en los aplausos de la galería, que son estos círculos de incondicionales a los que divierte su ironía. Y he de reconocer que alguna de sus provocaciones parecen muy en la línea de escandalizar al personal, cuando él mismo reconoce la transgresión es la norma. Y si se define como un estalinista lacaniano ortodoxo, dogmático y poco amigo del diálogo me gustaría saber que exactamente lo que quiere decir, ya que pienso que necesitamos alternativas consistentes y no juegos de palabras para provocar a los bienpensantes. Precisamente si él plantea que el estalinismo es el auténtico trauma que la izquierda debe asumir ¿ A que juega exactamente al llamarse estalinista? Y sí que hay en Zizek un dogmatismo que me parece peligroso que es el traslado desmesurado de Lacan a la política .
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