Dinero endógeno, ¿por qué es importante?
Alejandro Nadal
E
ntre las explicaciones de la crisis global hay una que es particularmente favorecida por la teoría convencional o neoclásica. Según esta escuela la crisis se gestó por el mal manejo de la política monetaria y por fallas de mercado. Es una visión basada en una teoría arcaica sobre el dinero y su papel en una economía capitalista.
Para la teoría neoclásica la oferta de dinero en la economía está determinada desde afuera del sistema económico. Los bancos centrales tienen el monopolio de la emisión de billetes y monedas y cuidan que la oferta monetaria guarde una relación estable con la actividad económica. Por eso el neoliberalismo empujó la ideología de la autonomía de los bancos centrales frente a las instancias políticas. Se suponía que así se podría garantizar un manejo responsable de la oferta monetaria. Eso es lo que se denomina la teoría del dinero exógeno (porque es creado por el banco central, desde el exterior del sistema económico). Pero esta visión no tiene casi nada que ver con la realidad. Para decirlo claramente: si realmente la oferta monetaria estuviera a cargo de los bancos centrales, las economías capitalistas habrían dejado de funcionar hace mucho tiempo.
Existe una visión diferente: la teoría de dinero endógeno. En una economía monetaria de tipo capitalista la oferta de dinero está determinada por la demanda: el sistema económico en su conjunto necesita del crédito para reproducirse y crecer. Si se compara el ahorro total con las necesidades de crédito de una economía se puede comprobar fácilmente que el segundo es mucho mayor que el primero.
Las necesidades de recursos para la reproducción del sistema se satisfacen con el crédito que inyectan los bancos al sistema económico. Cuando un banco otorga un préstamo a una empresa, ésta puede pagar sueldos y salarios contra su saldo en la cuenta que le abrió el banco. Ese proceso de creación monetaria corre en paralelo con la creación de ingreso. La oferta monetaria crece y se contrae de acuerdo a las necesidades de la producción y en relación a las expectativas de la demanda agregada.
La competencia inter-capitalista obliga a las empresas a crecer. Si no lo hacen, desaparecen. Para seguir sus planes de expansión utilizan el crédito que les proporciona el sistema bancario. Al final de cuentas, los bancos otorgan crédito cuando consideran que los proyectos son rentables y cuando el deudor ofrece garantías suficientes. Esas expectativas cambian a lo largo del tiempo y con las diferentes fases de los ciclos económicos. Cuando la economía se encuentra en la fase ascendente de un ciclo, los bancos tienen más inclinación para otorgar préstamos. Cuando nos encontramos en la fase descendente del ciclo, los bancos comparten las expectativas negativas sobre el futuro de la economía, cierran la válvula y dejan de proporcionar crédito. Es decir, la actividad de los bancos es pro-cíclica y aumenta la inestabilidad de la economía.
Lo importante es que los bancos pueden emitir unidades monetarias (es decir, unidades que sirven de medio de pago y de reserva de valor). Los bancos comerciales privados no están constreñidos por el monto de depósitos que han podido captar del
público. Este es un punto muy importante que causa gran confusión. La causalidad está invertida: cuando se otorga un préstamo, el banco abre una cuenta con un saldo positivo (por el monto del crédito). Por eso se dice que los préstamos crean los depósitos y no al revés. El prestatario deberá retornar al banco el principal y los intereses en dinero de alto poder o títulos con gran liquidez.
Esto nos regresa al tema de los bancos centrales. Estas entidades emiten lo que constituye la base monetaria: billetes y monedas en circulación (en manos del público o en reservas en los bancos privados). Los títulos monetarios que emiten los bancos comerciales son deuda y representan un derecho sobre otro tipo de dinero (en general, sobre una suma de dinero base). Los billetes que emite el banco central son diferentes: son algo así como ‘dinero en última instancia’.
La mayor parte de las transacciones en una economía utiliza unidades monetarias emitidas por los bancos privados. Pero para algunas operaciones se requieren billetes o dinero de alto poder. Por eso se llegaron a imponer requerimientos de reservas prudenciales para evitar situaciones en las que el banco no pudiera hacer frente a una demanda de monedas y billetes de la base monetaria. Pero las reservas son dinero ocioso, los bancos inventaron métodos para minimizarlas. En la actualidad, las reservas han dejado de jugar un papel importante en los esquemas de regulación bancaria.
El poder de creación monetaria no debe estar en manos de entidades preocupadas por su tasa de rentabilidad. La regulación bancaria basada en un diagnóstico equivocado sobre el funcionamiento de los bancos no sirve, como lo demuestra la explosión de la crisis financiera global. Se necesita establecer un verdadero control democrático sobre la creación monetaria.