El Correo Ilustrado
Adolfo Gilly, in memoriam
ecumberri te dio ocasión para escribir La revolución interrumpida, tema que te intrigaba en tu juventud, como admitías en París después de una conferencia tuya. Con esa obra trascendental nos ayudaste a reapropiarnos de nuestra memoria histórica, que habían secuestrado los priístas para legitimar su dominación usurpadora y autoritaria. Nos acogiste como camaradas en la revista Coyoacán, publicando nuestro texto sobre Las luchas campesinas en la sierra de Guerrero
, las de aquellos subalternos que tiraban del freno de mano para detener el ferrocarril del capitalismo salvaje. En tu Historia a contrapelo y en tus interpretaciones de las luchas de nuestros subalternos asumiste el reto de W. Benjamin. Adoptaste en tus interpretaciones las finas aportaciones gramscianas, benjaminianas, de Polanyi y J-M Vincent. Cuando te mostré las Acotaciones hermenéuticas, de Gadamer, y el texto de Nausicaä, bromeabas diciendo que era como magia, pues buscabas herramientas hermenéuticas para tus interpretaciones históricas. Con apertura asumiste diálogos académicos con Enzo Traverso sobre Melancolía de izquierda. Esparciste simiente para los jóvenes historiadores, quienes te reconocen como maestro y dan continuidad a la tarea que emprendiste. Nuestras diferencias sobre la política empírica no cancelaron nuestros diálogos. Agradezco tu solidaridad y tu exigencia ante el perverso sistema de injusticia por aquella injusticia que me infirieron. Hasta siempre, camarada Adolfo Gilly.

José Félix Hoyo Arana
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