En cenizas, el patrimonio de miles de agricultores
El gobierno culpa al cambio climático
, los expertos a la falta de previsión
Viernes 22 de julio de 2022, p. 23
Madrid. Clara Ruizcorta vive de la crianza y cuidado de las abejas, con las que produce miel en una tierra en la que además tiene una red de explotaciones agroalimentarias, y su lamento es ensordecedor: Lo perdimos. El fuego se llevó más de 20 años de nuestra vida y a Dios gracias que estamos vivos
.
Su tierra, en el corazón de uno de los incendios más agudos en España, se volvió en menos de una semana en cenizas y madera chamuscada. Y el drama crece sin control en todo el país, en donde ya se calcula que el saldo de la devastación asciende a 190 mil hectáreas arrasadas, el peor dato desde hace 25 años, y que muchos atribuyen, incluido el gobierno español, al cambio climático y a sus efectos devastadores en el medio ambiente.
El territorio arde por los cuatro costados. Es uno de los países europeos, junto con Francia, Portugal e Italia, con el mayor número de conflagraciones forestales activas. El saldo provisional ya vaticina quizá el peor año del reciente cuarto de siglo y con el agravante de que además ya han fallecido dos personas en la lucha contra la extinción del fuego.
De Madrid a Galicia, de Castilla y León a Murcia, de Andalucía a Cataluña o de Extremadura al País Vasco, hay al menos una constante: una estela de humo que ennegrece el cielo, emana el mismo olor a tierra quemada y genera desolación, muerte y destrucción allá donde pasa.
Sólo en España, donde se han registrado las temperaturas más altas en las décadas recientes, se calcula que el fuego ha devastado más de 190 mil hectáreas con mil 785 incendios, según los datos de la Asociación Española de Meteorología y el Tiempo.
En Europa se calcula que la dimensión de tierra destruida en los bosques supera 520 mil hectáreas, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), lo que rebasa los registros del año pasado, en el que hubo una ola de grandes incendios en toda la región, pero sobre todo en Italia y Grecia, en la que se perdieron 470 mil hectáreas verdes.
De hecho, si la tendencia se mantiene, el EFFIS vaticina que al final de 2022 se documentarán los incendios históricos que suplirán en los anales a los de 2017, cuando se destruyeron 988 mil hectáreas, un símil territorial a la geografía de un país como Líbano.
Una de esas conflagraciones, en un pequeño pueblo de la sierra del parque natural de Monfragüe, en la provincia de Cáceres y donde crecen a diario en sus dehesas (terrenos extensos y acotados dedicados al pasto de ganado) centenares de miles de cerdos ibéricos y toda la fauna y la flora que se cultiva en este país, es también donde tenía Clara Ruizcorta sus abejas. Invertimos decenas de miles de euros, muchos años de trabajo sin descanso y todos nuestros sueños estaban depositados ahí. Y de un día para otro está quemado, no hay vida y nosotros no sabemos ya ni qué hacer ni a dónde ir a pedir ayuda
.
En uno de los viajes del presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, a la zona del desastre, su balance fue nítido y responsabilizó de todo al cambio climático: Quiero trasladar una evidencia: el cambio climático mata. Mata personas, mata nuestro ecosistema, nuestra biodiversidad y destruye los bienes más preciados del conjunto de la sociedad que se ve afectada por estos incendios, sus casas, sus negocios o su ganado
, aseguró.
Los ganaderos, los criadores de pequeños comercios como el de Clara o los agricultores de las regiones afectadas, que también señalan como detonante de la tragedia colectiva a las altas temperaturas, advierten que ha habido una serie de fallos anunciados, que ellos mismos advirtieron y que nadie les escuchó, sobre todo las autoridades comunitarias de Extremadura, Castilla y León y Cataluña.
Los profesionales de la Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales coinciden en criticar la falta de previsión, la ausencia de políticas públicas en los meses de frío para evitar los incendios, sobre todo las acciones de limpieza del monte y la creación de cortafuegos, que en los años recientes han ido desapareciendo por imperativo de la doctrina de ecologistas.
En vez de un operativo público, serio, formado, bien dotado y con un protocolo de seguridad que trabaje durante todo el año, contratan a jóvenes en verano y sólo rezan para que llueva. Eso es lo que hace el gobierno y se olvidan de que lo más importante es el trabajo preventivo; las podas y de que las labores de silvicultura son la clave para combatir el fuego en verano, cuando suben las temperaturas y aumenta el riesgo, porque los incendios se apagan en invierno
, expusieron.
Desde el EFFIS, señalan que la situación es aún peor de lo que proyectamos, aunque esperábamos anomalías de las temperaturas dadas las previsiones (meteorológicas) a largo plazo, pero la ola de calor es determinante y está claramente ligada al calentamiento climático. Sabíamos que iba a ser un año difícil y proyectamos que esto siga y ni siquiera estamos en la mitad de la temporada de incendios
, afirmó el vocero de la EFFIS, Jesús San Miguel.
Todos los años se producen numerosas conflagraciones forestales en España, afectando muchas veces a Galicia y a parte de Castilla y León, pero lo que está aconteciendo este verano con numerosas regiones de la Península afectadas es algo inusual. Según los expertos, esto puede constituir un récord tanto en número como en lugares en los que es casi insólito que se produzcan, ya que las llamas están arrasando desde Lugo hasta la sierra de Mijas y el territorio afectado se eleva a casi 190 mil hectáreas con un total de mil 785 incendios, considerando como tales aquellos de más de una hectárea quemada, lo que supone cuatro veces más que la media de julio entre 2006 y 2021.
Según el Ministerio de Transición Ecológica, se consideran grandes incendios forestales
aquellos en los que la superficie quemada supera las 50 hectáreas. Este año los mayores incendios forestales registrados en España han sido el de la Sierra de la Culebra (Zamora), el que se inició en el parque natural de Montesinos (Portugal) y se desplazó también a la provincia de Zamora del 28 al 31 de enero, el de Roses (Girona) entre el 21 y el 22 de febrero y el de la malagueña Sierra de Mijas, que duró cuatro días y donde se quemaron 2 mil hectáreas. Además de los que han afectado a otras zonas de Cataluña, Aragón, Extremadura y Andalucía.
Y el drama, que ya tiene datos de antología, está en el ecuador del verano, con lo que se vaticina que otros miles de agricultores, como Clara Ruizcorta, perderán sus proyectos de vida, sus tierras se volverán cenizas y habrá llanto y desolación en lugar de miel y vida.
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