México, a la geopolítica de las vacunas en el mundo
Contener las infecciones virales que amenazan a la humanidad es cuestión de vida o muerte. Y no de dominio o control geopolítico desde las grandes potencias.
- Opinión
-Una pugna entre potencias, por la producción, distribución y el reparto; donde la preocupación es solo por su población.
-La alianza con Rusia rendirá frutos para la vacunación de los mexicanos, también para países de Centro y Sudamérica.
En tanto más Estados entran a formar parte de la producción de vacunas en el contexto de la actual “guerra bacteriológica” global —en un mercado altamente centralizado—, se contribuye a despresurizar más rápidamente los contagios tet-a-tet (dirían los franceses), así como a salvar vidas con la aplicación generalizada de la vacunación en el mundo.
Cuanto mayor sea la diversificación y descentralización de los laboratorios hacia más países donde se produzcan vacunas contra la pandemia, mayores serán también las alternativas para salvar a personas del contagio —o ya infectados, cara a cara— por el virus.
Es claro también que la generalización de la vacuna contribuye a contrarrestar el poder, de aquellos países que pronto se lanzaron a producir en sus laboratorios y consorcios farmacéuticos las variedades de vacunas que hoy circulan en el mercado de la salud y aparecen publicitariamente como los “salvadores” —países y vacunas— del Covid-19 ante los miles de fallecimientos.
El punto viene a colación, porque resulta innegable que los países poseedores de los laboratorios necesarios, como Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Bélgica y China —en primera instancia—, pretendían ganar la carrera y con ello la producción-fabricación y el reparto, en este contexto pandémico.
Por eso el tema es para la geopolítica, porque se cruzó por un lado el desarrollo científico y tecnológico que ciertamente lo poseen países mencionados, pero al mismo tiempo la determinación de a qué países y gobiernos, los términos y las condiciones —como tiempos de entrega también—, por ejemplo, como para Chile y Brasil, o según sean “colonias” o países leales y afines.
En otras palabras, un uso y abuso de las vacunas como instrumentos de la dominación geopolítica desde los países centrales, de productores y como distribuidores, con fines de continuar la estratificación entre países desarrollados “poderosos” y los demás en eterna “vía de desarrollo” o calificados pobres para ocultar su calidad de explotados o siempre saqueados.
Los países de África, así como gran parte de Asia y súmese también América Latina, son la población siempre víctima de las guerras, la explotación y el saqueo de recursos, quienes deben seguir bajo esa condición a decisión y determinación de los países hegemónicos.
Lo dicho, en el marco de la pugna global también latente en estos tiempos, entre aquellos países como los anglosajones que a su vez están apoyados por sus “aliados incondicionales” —esos que en determinadas coyunturas conforman la llamada “coalición internacional”, para las guerras sobre todo—, entre la hegemonía imperial de Estados Unidos y la multipolaridad con varios países en el “frente de batalla” para contrarrestar el poderío sobre todo militar, de los estadounidenses.
En este contexto internacional y geopolítico es que entra México en asociación con Rusia, tras los resultados innegables a escala internacional de la rusa Sputnik V, con pleno éxito en diversos países del mundo, México incluido donde se ha aplicado sin secuelas y una inmunidad —conseguida hasta ahora—, como ninguna otra.
Es sabido que la Sputnik V (vigente desde agosto 2020), y están en vigor por lo menos otras dos también rusas —la EpiVacCorona y la CoviVac, ambas con ensayos aún incompletos—, lleva la delantera sobre las otras vacunas de los otros países.
Como las siguientes:
Moderna.- Origen EE.UU., producida en Cambridge, planea un mínimo de 600 hasta un millón de dosis, con pedidos de la Unión Europea, EE.UU., Reino Unido, Japón, Suiza y Corea del Sur y Canadá.
AstraZeneca.- Desarrollada por fabricante sueco-británico y la Oxford University, espera producir 3 mil millones de dosis. Para países como Alemania y Bélgica y pretende una cadena de suministro regional de 20 socios para más de 15 países.
BioNTech-Rfizer.- Fabricada entre EE.UU. y Alemania, se está produciendo en Alemania y Bélgica. Pretende fabricar 1.3 millones de dosis en 2021. La primera autorizada en la Unión Europea. Solo la UE ha reservado 300 millones, y EE.UU. 200 millones de dosis.
Sputniuk V.- Desarrollada por el Instituto Gamaleya y el Ministerio de Salud de Rusia, esta vacuna fue la primera vacuna en aprobarse contra el Covid-19. La misma será producida en varios países: India, China, Brasil, Corea del Sur y otros a los que se sumará México, la noticia más reciente tras la visita este 28 de abril del canciller Marcelo Ebrard a Moscú.
Hay otras, como la Sinopharm de origen chino; Sinovac, fabricada en Pekín; Covaxin, de la India. Las anteriores son las principales, o las que han sido aceptadas por sus estudios de laboratorio y pruebas para el éxito presentadas.
Hay muchas más, 73 vacunas en total desarrolladas en el mundo contra el covid-19, pero como vemos ¿se están ocupando las potencias del resto del mundo? Solo Cuba con la desarrollada Soberana 02 sobresale. México también deberá recuperar su tradicional producción de vacuna, perdida desde los años 80.
En representación de México, el canciller Ebrard acude en estos días a un recorrido que lo llevará a Rusia, China, India y los propios EE.UU., para contar cuanto antes con las vacunas ya adquiridas, pero no entregadas en su totalidad.
El país tiene un contrato por hasta 25 millones de vacunas y solo había recibido 900 mil hasta el día 6 de abril. De Sinovac por ejemplo faltan por entregar 8 millones, de CanSino 35 millones. Ya de visita en Rusia, Ebrard anuncia que México comenzará a producir la vacuna Spuntnik V a partir de mayo 2021, con información complementaria del Fondo Ruso de Inversión Directa.
El país, en proceso de “envasado” de las vacunas CanSino y AstraZeneca, espera hacer lo mismo con Spuntnik V a cargo de la empresa farmacéutica estatal Birmex. México, además miembro activo de Celac, se espera contribuya a la vacunación en los países de la región Centro y Sudamericana.
Contener las infecciones virales que amenazan a la humanidad es cuestión de vida o muerte. Y no de dominio o control geopolítico desde las grandes potencias. La pandemia es una oportunidad para la solidaridad y el respeto entre los países más diversos, como Rusia-México. Pero sobre todo para avanzar en contra de la hegemonía de una potencia y en pro del multilateralismo donde no hay mayor antagonismo que no pueda ser resuelto en mesas de negociación, antes que por las guerras.
El asunto de la fabricación de vacunas contra el Covid-19 ha puesto en evidencia, una vez más, aquellos países que apuntan al negocio de sus laboratorios fabricantes por encima de la importancia de salvar vidas. Hasta en esto trata de imponerse la “dominación” de las potencias sobre las demás. Pero basta.
29 de abril 2021.
Salvador González Briceño
Director de geopolítica.com y editor de Voces del Periodista.
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