El sol y los nubarrones
El próximo domingo siete de marzo, el Estado Plurinacional de Bolivia, volverá a realizar elecciones, en la que se elegirán Gobernadores y Alcaldes municipales entre otros cargos en todo el país.
El MAS-IPSP, que es el partido de gobierno y el que realmente tiene despliegue nacional; tratará de consolidar la proyecto, expandiendo su administración a cada rincón del territorio, fortaleciendo la legitimidad y el consenso alcanzado en las elecciones pasadas donde obtuvo el 55% de los votos.
El presidente Arce, ha logrado en poco tiempo, reactivar la economía y ponerse al frente de la pandemia del covid-19, concretando el arribo de vacunas de diferentes laboratorios, estrechando vínculos con los países que están a la vanguardia de la dotación de estos medicamentos y de otros insumos médicos.
Ha generado políticas claras en torno al rumbo soberano que proyecta para Bolivia, tanto en lo que respecta a política exterior, como a lo económico.
La próxima elección del 7 de marzo, fortalece la recuperación de la democracia, pero eso no significa que las fuerzas fascistas que dieran el golpe de estado y que tiene representación electoral, se hayan vuelto democráticas.
Lo mismo podemos decir, de los capitales concentrados que, con el impuesto a las grandes fortunas, cada día que pasa, tienen que degustar un amargo trago de arena, fingiendo una mueca de democrática aceptación.
Después de la paliza electoral del 18 de octubre de 2020, en estas elecciones la derecha tratará de irrumpir en el mapa institucional en lugares claves, como Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Beni, Pando y Chuquisaca y El Alto.
Según el último sondeo de la consultora CiesMori para esta contienda electoral [1]
La ex presidenta del senado Eva Copa vencería en la alcaldía de El Alto, con una agrupación que se diferencia del MAS, e Iván Arias, ex ministro de la presidente de facto Jeanine Añez, triunfaría en la Alcaldía de La Paz.
De confirmarse las diferencias que tienen Copa Y Arias, Copa en El Alto, podría obtener entre 10 y 11 concejales, mientras el MAS tendría chance de conseguir sólo uno y Arias en La Paz podría obtener mayoría en el Concejo Municipal.
Para la gobernación en La Paz se registraría un triunfo del MAS-IPSP, pero, por la característica de esta elección se podría ir a segunda vuelta, ya que, para las gobernaciones, el candidato debe lograr el 51% de respaldo o 40% y 10 puntos de distancia con el segundo.
Para la Gobernación de Cochabamba el candidato del MAS-IPSP mostraba una diferencia mayor a los 10 puntos, resultando a esta altura inalcanzable y el militar derechista Reyes Villa obtendría la Alcaldía.
En Santa Cruz de la Sierra se consolidaría la derecha golpista con Camacho en la gobernación y Gary Añez, de Comunidad Ciudadana, en la Alcaldía.
Con la inusitada presencia de la OEA y más allá de estos datos, que no empañarían la victoria territorial del MAS-IPSP el domingo 7 de marzo, hay una significación que se debe considerar al calor los próximos eventos que pueda generar la política exterior de la administración Biden, que, al igual que su antiguo jefe Barak Obama, pretende volver a América Latina, desplegando una agenda llena de amenazas y provocaciones, como lo demuestra la incursión de un submarino nuclear norteamericano por las conflictivas aguas del sur argentino y el retorno de la retórica paranoica contra la supuesta amenaza que significa la República Bolivariana de Venezuela, a los intereses del “amo del norte”.
Quizás, la crisis estructural del capitalismo a nivel planetario y el retorno de gobiernos populares a la región, hayan precipitado una agenda que, en campaña, pretendía diferenciarse de la agenda de su adversario D.Trump, pero que con el tiempo demostraría tener el mismo norte de dominación.
El mantenimiento del bloqueo a Cuba, las nuevas incursiones en Siria y el cambio de rumbo en relación al príncipe Mohammad Bin Salmán de la familia real saudí, por el horrendo crimen perpetrado contra el periodista Jamal Khashoggi, configuran un muestreo de lo que podría catalogarse como el despliegue de una estrategia para retomar la agenda bélica que construyera Obama.
En ella, y con el relato del respeto por la libertad, los derechos humanos y el resguardo de los recursos naturales y la democracia, se verá incrementado el apoyo a las organizaciones terroristas encargadas de desestabilizar y controlar las regiones en las que haya gobiernos soberanos.
Para este fin, nada mejor que estos organizadores o patrocinadores del golpismo y el terrorismo, se parapeten en las instituciones del Estado.
De ahí, el peligro que representa el triunfo de estos personeros antidemocráticos fascistas agazapados tras la legalidad y la impunidad que le da el manto sagrado de la institucionalidad.
Es por ello, que en democracia el desafío para los pueblos se redobla y la atención se debe agudizar, porque un proceso revolucionario, o que simplemente, esté enfrentado soberanamente a las ambiciones hegemónicas del imperio, debe contar con ojos en todos lados y una conciencia lúcida para que no se pueda retroceder ni un paso en las conquistas alcanzadas.
Nota:
Oscar Rotundo. Analista político del equipo de Periodismo Internacional Alternativo PIA Global.
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