EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 30 de agosto de 2020

Cine: Una chica facil

 Una chica fácil

L

o más importante en la vida es elegir una profesión, pero eso queda al azar (Pascal). Con esta cita enigmática da inicio Una chica fácil (Une fille facile, 2019), cuarto largometraje de la realizadora francesa Rebecca Zlotowski (Belle épine, 2019; Grand Central, 2013), presentado el año pasado en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes. La protagonista más destacada de esta nueva cinta es la joven franco-argelina Zahia Dehar, antigua escort-girl, animadora muy popular de un equipo de futbol, convertida luego en icono de la moda parisina. Todo un fenómeno mediático; en rigor, un desbordamiento de sensualidad muy a contracorriente de la corrección política feminista en turno.

Luego de las primeras notas de frivolidad y desenfado en el relato, el guion de Teddy Lussi-Modeste y de la directora propone giros desconcertantes que transforman el episodio banal de dos jóvenes primas que comparten sus vacaciones veraniegas en el sur de Francia, en una exploración sutil y a la vez aguda de la complejidad de los vínculos sentimentales y los conflictos de clase. Una chica fácil va perfilándose, en medio de su ambiente convencional de noches febriles en discotecas y paseos en yates de lujo por la Riviera francesa, en un relato de aprendizaje, con tintes morales, en el que la adolescente Naïma (la debutante Mina Farid), descubre bajo el tutelaje libertino de su prima mayor Sofía (Zahia Dehar) las posibilidades de la coquetería abierta como estrategia novedosa de autodefensa ante las provocaciones machistas y cualquier otra modalidad de humillación proveniente de las altas esferas sociales.

Una exuberante Sofía visita en Cannes a su prima Naïma, joven en apariencia ingenua, aunque secretamente anhelante de una liberación precoz, para pasar algunos días en compañía de dos conquistas azarosas, un par de coleccionistas traficantes de objetos de arte (Andrés –Nuno Lopes–, y Philippe –Benoît Magimel–, protagonista de La pianista, Haneke, 2001), quienes pronto sucumben al encanto contrastante de las dos jóvenes aventureras.

Para referir de modo original esta suerte de manual de seducción, la realizadora se libra a un juego de parodias muy deliberadas. Sofía afecta aires de despreocupación e indiferencia imitando en todo momento al fenómeno sensual que fue la Brigitte Bardot de los años 60. Desde sus célebres peinados o las playeras muy sueltas, hasta la propia dicción de aquella artista. Una referencia clave: El desprecio (Jean-Luc Godard, 1963). El resultado es asombroso y divertido. Se parodian también las estratagemas y complicaciones afectivas que van desde la galantería literaria de Marivaux hasta los cuentos morales en el cine de Eric Rohmer. No es un azar entonces que una cita del moralista Blaise Pascal sea el emblema y punto de partida de la cinta.

Sofía no sólo es la chica fácil que ofrece su cuerpo a todos los hombres, pero que reserva para sí la esencia y el misterio de su peculiar inteligencia, también es la mujer provocadora que corrige y doblega la frivolidad fanfarrona de los deseos masculinos para instrucción de su prima joven e inexperimentada. Naïma ve en ella un modelo de independencia femenina que no requiere, para manifestarse, ni de la respuesta airada a los agravios misóginos ni la indignación ante la soberbia de quienes pretenden humillarla intelectualmente, como en la escena estupenda en que una mujer burguesa intenta acorralar a la exuberante Sofía cuando ésta se atreve a mencionar la obra de Marguerite Duras.

La manera en que responde esta supuesta Barbie ignorante es sorprendente. Hace apenas unos días, elementos de la policía interpelaron en una playa de la Costa Azul a una mujer que se atrevió a tomar el sol con los senos al aire, algo hasta la fecha bastante común en Francia. El suceso provocó indignación y una polémica por lo ridículo trasnochado de dicha censura. Se aludió entonces al espíritu muy libre de Una chica fácil quedando de paso en evidencia un goce sensual femenino que hace que la frivolidad se sitúe más del lado de quienes lo cuestionan que del lado de quienes lo practican.

Estreno disponible en la plataforma Netflix.

Twitter: CarlosBonfil1

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