EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 20 de septiembre de 2016

La evaluacion del evaluador

La evaluación del evaluador Pedro Salmerón Sanginés /II
¿H ay alguna ideología, alguna idea de la historia detrás del plagio perpetrado por Enrique Peña Nieto para obtener su título de licenciado en derecho? Hace 15 días lo sugerí así, cuando escribí que quizá aparecía Peña en la selección de los textos plagiados, puesto que su semblanza de Obregón (autoría en realidad de Alberto Morales Jiménez) retomaba la idea de la historia del PRI y la hacía suya. Pero luego avanzamos en la confrontación de lo plagiado y el análisis se desvanece... Así, a partir de la página 60 de su tesis, Peña plagia intermitentemente al clásico constitucionalista Emilio Rabasa, La Constitución y la dictadura. De acuerdo con Daniel Cosío Villegas, ese libro, publicado en 1912, fue la inspiración de Venustiano Carranza y sus colaboradores para diseñar el modelo político presidencialista de la Constitución de 1917, base del sistema político mexicano de la posrevolución. Curioso que ni el señor magistrado Guerrero, director de la tesis de Peña, ni los restantes sinodales de la misma percibieran el refinado estilo narrativo de Rabasa ni pudieran contrastarlo con los otros retales de la colchita tejida por Peña. Porque así como mostramos hace 15 días sobre la semblanza del general Obregón, encontramos páginas enteras plagiadas sin rubor, con un estilo y un vocabulario radicalmente distinto al de otras secciones de su tesis. Desde la página 62 a la 65 transcribe a Rabasa textualmente, sin citarlo ni referirlo. Más adelante, entrevera el plagio de Rabasa con el de J. M. Calderón y retoma a Rabasa en la página 70. Y entonces leemos en la tesis de Peña Nieto (es decir, leemos a Emilio Rabasa) sobre la repugnancia de Porfirio Díaz a la intolerancia, de su benevolencia y cortesía: “Todas las clases, todos los grupos estaban con él… cobijados”. Leemos al priísta que transcribió como tal a Morales Jiménez, tornarse porfirista para hablar de la “dictadura benévola [que] podía desenvolverse entonces en medio del asentimiento general, formado de respeto y de admiración… amplia y noblemente nacional… la dictadura más fácil, más benévola y más fecunda” (y así, hasta la página 75). ¿Es priísta?, ¿es porfirista? No. Simplemente es un plagiario que recortó y pegó, que tejió una colchita tomando de aquí y allá lo que daba cierto sentido a su argumentación. Se torna evidente cuando cuenta el Constituyente de 1917 en tono de Linda Hall… perdón, quise decir, plagiando a Linda Hall, de la página 105 a la 113, salvo un par de párrafos. Colchita. Tomo el término del blog y el asunto que hace más de tres años me llevó a interesarme en serio por el tema del plagio: La obra académica de Boris es como una colcha hecha de retazos: pedazos de múltiples obras, cosidas diestramente entre sí, conforman el collage que desde hace años presenta como su trabajo. A veces es suficiente con encontrar y jalar un hilito suelto para descoser el conjunto y regresar a los retazos originales, y aquí ha sido el caso (http://yoquierountrabajocomoeldeboris. blogspot.mx/ 2013/05/un-estafador-de-los -buenos-multiples-y.html). Evidentemente no es lo mismo: Peña no tiene obra académica. Tiene una tesis. Pero esa tesis es eso: una colchita. Una colchita que, según publicó el equipo de Carmen Aristegui, consta de 682 párrafos de los que 197 fueron plagiados Es decir, por lo menos 28.8 por ciento del contenido de su tesis de abogado fue robado de las obras de otros autores (http://aristeguinoticias.com/2108/ mexico/pena-nieto-de-plagiador-a-presidente ). Temo que la cuenta, abrumadora de por sí, está mal hecha. Si hay 120 párrafos bien citados, la obra de Peña, según la cuenta del equipo de Aristegui, se reduce a 562 párrafos de los que 197 son plagiados. Pero no son 197: he descubierto aún más. Quisiera seguir informando, para no dejar de lado el tema que, reitero, se nos está pasando, al que no le estamos dando la importancia que tiene. Pero por otro lado, me resulta difícil imaginarme un tercer artículo sobre una tesis tan vacía de sustancia que no permite agarrarla; ni sobre un plagio tan evidente del que no queda gran cosa por decir. ¿Explicar qué es una tesis y por qué un plagio es tan grave? No insultaré a los lectores de La Jornada con obviedades tan elementales. ¿Traer a colación los consejos de Umberto Eco que Peña pudo haber seguido: (1) invertir una suma razonable para encargar la tesis a otra persona; (2) copiar una tesis ya hecha https://lacabezadevilla.wordpress.com/ 2016/09/02/el-parrafo-que-si-leyo-pena-nieto/). ¿Seguir evidenciando el plagio? No hay mucho para dónde ir que no sea reiterar lo que hemos mostrado. Si suena hueco es que está vacío. Twitter: @HistoriaPedro Blog: lacabezadevilla.wordpress.com Subir al inicio del texto

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