EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 7 de febrero de 2021

Ecuador: una eleccion bisagra para AL

 

Ecuador, una elección bisagra para América Latina

Una victoria de Andrés Aráuz en Ecuador fortalecería al bloque progresista, lo que permitiría una reconstitución parcial de un frente de integración soberano, capaz de enfrentar la diplomacia colonialista de la OEA.

05/02/2021
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En medio de la ansiedad que genera la dramática situación sanitaria y socioeconómica, los ecuatorianos tendrán una nueva fecha con las urnas el 7 de febrero. Los más de 13 millones de votantes registrados deberán elegir un nuevo presidente y su vicepresidente de entre dieciséis contendientes, junto con la composición de la nueva Asamblea Legislativa y los representantes al Parlamento Andino.

 

Para ganar la presidencia en la primera vuelta, los candidatos deben ganar más del 40 por ciento de los votos y superar a su rival más cercano en más del diez por ciento. De lo contrario, los dos primeros pasarán a una segunda ronda el 11 de abril.

 

Según todas las encuestas publicadas (si tienen alguna confiabilidad en esta etapa), la principal contienda será entre Andrés Aráuz, el candidato sucesor de la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa, y el banquero Guillermo Lasso, apoyado por el Socialcristianismo de Jaime Nebot. El ex prefecto del Azuay -elegido en 2019 y dimitiendo en octubre de 2020 para postularse a la presidencia- Yaku Pérez, representante del partido indigenista Pachakutik, obtendría el tercer lugar con más del 10% de los votos.

 

Marcado de antemano por proscripciones, arbitrariedades, riñas y actitudes sesgadas por parte de la autoridad electoral, todo lo cual pretendía favorecer la candidatura neoliberal -apoyado por el establishment económico y los medios hegemónicos- esta elección representa una encrucijada, fundamentalmente para el pueblo ecuatoriano. , sino también por la reconfiguración del mapa político latinoamericano.

 

Elección decisiva para el mapa geopolítico de América Latina y el Caribe

 

Casi doce años después del golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras, los sucesivos despidos ilegítimos de Fernando Lugo y Dilma Rouseff, los triunfos electorales de derecha ante la erosión de gobiernos progresistas en Uruguay y El Salvador, pero también con la recuperación de El mandato emancipatorio en México, Argentina y más recientemente con la contundente victoria popular en Bolivia, el mapa político latinoamericano sigue en turbulencia, sin mostrar un giro hacia una tendencia firme.

 

En Chile, luego de las movilizaciones masivas de 2019, la ciudadanía se ha pronunciado firmemente a favor de quitar la camisa de fuerza de la constitución de Pinochet de 1980. Sin embargo, los recados políticos del poder económico lograron amañar la victoria y unirse en una sola lista para apoyar a los candidatos a la Convención Constituyente y tratar de conseguir el tercio necesario para vetar cualquier transformación sistémica. Aun así, Chile sigue siendo una esperanza de cambio, si prevalece la verdadera intención del pueblo.

 

También en el Perú, en medio de un descontento generalizado con la “clase política”, está emergiendo la posibilidad de un triunfo de izquierda, feminista e intercultural, encarnado en la joven figura de Verónika Mendoza. Mientras tanto, el país continúa envuelto en una guerra incesante de bandas mafiosas que compiten por el botín del poder político.

 

El trío del eje neoliberal en la región andina lo completa el líder mulato de Uribe, Iván Duque, en una Colombia cuyas heridas se han reabierto tras la breve esperanza de un Acuerdo de Paz, que lamentablemente nació con una sentencia de muerte anunciada. El monopolio económico, político y mediático de Colombia y la posición del país como punta de lanza de la estrategia conspirativa y militar de Estados Unidos en la región plantean un gran desafío para opciones transformadoras como las de Gustavo Petro, cuyo grupo Colombia Humana fue recientemente ilegalizado en otro caso de flagrante Lawfare.

 

Venezuela sigue siendo una nación sitiada, con Estados Unidos fracasando en su objetivo de derrocar directamente al gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro, pero habiendo logrado su objetivo mínimo de quitarle gran parte del empuje inicial de la revolución bolivariana como locomotora. de integración solidaria y ejemplo revolucionario de la construcción de un nuevo socialismo con características comunitarias.

 

De la misma manera, el aparato conspirativo de derecha no descansa y en Cuba también alimenta las protestas de un pequeño sector cultural que disiente de la política oficial con la intención de generar levantamientos masivos hoy poco probables. La isla sigue siendo un faro de solidaridad, orgullo nacional y desarrollo sanitario y educativo, mientras que al mismo tiempo intenta emprender reformas económicas sustantivas para mejorar el poder adquisitivo de su población.

 

En Brasil, nación de peso ineludible en la región, las fuerzas conservadoras están presionando para que un Bolsonaro debilitado --como Temer, apenas una mecha en el esquema de poder-- sea reemplazado por un típico personaje neoliberal como el actual gobernador de Sao Paulo, Joao Doria. Los grupos de izquierda, feminismo, identidades negras e indígenas, en definitiva, los socialmente excluidos, tendrán aquí -como en Colombia- el fuerte desafío de generar una verdadera acumulación popular de fuerzas detrás de un proyecto político transformador, especialmente en la región sur. del país, todavía marcado por la impronta del racismo esclavista.

 

Ante este escenario, una victoria de Andrés Aráuz en Ecuador fortalecería al bloque progresista, en una alineación segura con Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Luis Arce - este último a su vez puente con el izquierdista ALBA-TCP - que Permitir la reconstitución parcial de un frente de integración soberano, capaz de enfrentar la diplomacia colonialista de la OEA.

 

Este frente, conformado por una base social no homogénea, aunque no produciría una ruptura directa con las matrices del capitalismo mundial, estaría en condiciones de disputar los significados en la pospandémica con un carácter de mayor protección para la educación. y salud pública, la distribución directa de recursos a los sectores empobrecidos, un desarrollo tecnocientífico de mayor autonomía y cooperación intrarregional y Sur-Sur y sobre todo actuaría como freno al apetito irracional del capital multinacional por las reservas naturales y capacidades humanas de la región.

 

Después de la traición, recuperando la esperanza

 

Lo que los grandes medios de comunicación denominan “apatía” o “desinterés” por parte de la mayoría del electorado y que se refleja en un alto porcentaje de votantes “indecisos” en las urnas no es tal cosa. La palabra apropiada es desilusión. El giro radical del gobierno de Lenin Moreno hacia la derecha, la traición al mandato para el que fue elegido, el evidente pacto de alineación con las directivas estadounidenses y los intereses del poder económico, con la consiguiente difamación, persecución y proscripción mediática del correísmo, la co -gobierno y compartiendo con el ahora candidato Lasso y su aliado Nebot, la nueva dependencia del FMI y finalmente, la catástrofe sanitaria que azotó al país, avivó en la población el histórico espíritu de rebelión que se manifestó en los días de octubre de 2019.

 

A esos días históricos, el gobierno y el poder establecido se opusieron a la represión y al cinismo, esperando que esa llama se apagara. La unidad social de aquellos días en abierta rebelión contra el sistema no resultó, al menos no todavía, en unidad política, ya que persisten los resentimientos de antaño, los protagonismos y también la irresuelta contradicción entre las facetas nacional-desarrollistas - ahora con Aráuz convertido hacia un tecnodesarrollo más respetuoso con el medio ambiente, y la corriente indigenista más inclinada a las proclamas ecologistas y del Buen Vivir.

 

¿Cómo recuperar la esperanza en tiempos de desilusión y fragmentación? Tiempos en los que conviven sueños generacionalmente diversos, en los que el irracionalismo va ganando terreno ante la falta de un sentido generalizado de una realidad de consumo materialista, en los que el divisionismo de las corrientes del progreso humano está siendo alimentado por el poder conservador. Sobre todo, en tiempos en los que los nuevos paradigmas humanistas del futuro no logran establecerse con claridad.

 

Un tiempo para el cambio

 

La estrategia de persecución política y proscripción, impulsada por la infiltración del poder judicial y la permanente manipulación mediática, pero también por el envejecimiento y la muerte, obligó a las fuerzas progresistas a proponer candidatos distintos a los íconos políticos de principios de siglo. La salida de Chávez colocó a Nicolás Maduro como máximo representante de la revolución bolivariana, mientras que Miguel Díaz Canel fue ungido en Cuba como el primer presidente nacido después de la revolución.

 

Ante el encarcelamiento ilegal de Lula, la izquierda brasileña recurrió a Fernando Haddad (PT), pero también a Manuela D'Avila (PCdoB) y Guilherme Boulos (PSOL) como jóvenes exponentes de un proyecto de renovación política. En Argentina, el kirchnerismo forjó un frente que aglutinó a todo el peronismo y otros sectores de centroizquierda e izquierda, logrando el triunfo con la candidatura de Alberto Fernández. En Bolivia, el golpe no logró consolidarse y Luis Arce, exministro de Evo, fue la figura elegida para representar a los movimientos sociales y el legado del Proceso de Cambio.

 

Aun cuando no juegan un papel central en la administración, los referentes históricos no han perdido el peso que les confería el pueblo de la época, cumpliendo funciones estratégicas en el complejo entramado político de cada país.

 

En el caso ecuatoriano, la esperanza de un “mejor retorno” de la Revolución Ciudadana, que logró importantes transformaciones constitucionales, una plurinacionalidad embrionaria, pero sobre todo, grandes mejoras en el nivel de vida de la mayoría, se centra en la figura joven. de Andrés Aráuz, economista y exministro de Conocimiento y Talento Humano en el gobierno de Rafael Correa, quien cumplirá 36 años el día antes de las elecciones.

 

Como ha manifestado en entrevistas, ha señalado su intención de emprender reformas que permitan una mayor democratización de la comunicación y asumirán la importante misión de poner al Ecuador de nuevo en la senda de la unidad regional destruida por la presión colonialista del gobierno de Estados Unidos y su país. vasallos regionales.

 

Este relevo generacional promete emprender fuertes reformas a la matriz productiva del país, partiendo del desafío de levantar un país empobrecido, devastado y nuevamente endeudado a través del desarrollo tecnológico digital soberano con justicia social. La alternativa en esta coyuntura es neoliberal y nefasta.

 

02/03/2021

 

https://www.pressenza.com/2021/02/ecuador-a-hinge-election-for-latin-america/

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/node/210851

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