Somos ríos que fluyen: mujeres en defensa del agua y la vida
n conmemoración del 27 aniversario del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mujeres de todo el Abya Yala nos reunimos vía digital para compartir nuestras luchas en defensa del agua y de la vida. Haciendo eco al acuerdo que hicimos con las mujeres zapatistas en diciembre de 2019, cuando ¡Acordamos Vivir!, nos juntamos para compartir experiencias en defensa de la vida. En esta ocasión, convocadas por Mujeres y la Sexta, las defensoras del agua nos narraron lo difícil que ha sido cumplir este acuerdo en Latinoamérica, la región más peligrosa del mundo para las defensoras del medio ambiente.
Representantes de Las Pibas del Agua, de Mendoza, Argentina; de los Movimientos por el Agua y los Territorios, de Chile; de Acció Ecologista Agró, de Valencia, Cataluña; del Feminismo Comunitario Antipatriarcal, de Bolivia; de las Guardianas del Metlapanapa, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos y de Mexicali Resiste, de México; de la Asamblea Permanente por el Agua de Nehuquen y de la Fundación Amnat Thawra de la República Saharaui; coincidieron en que la defensa del agua es parte de una lucha más amplia contra un capitalismo neocolonial, extractivista y patriarcal, que ha mercantilizado la vida. Cada una de las experiencias compartidas hacían referencia al desprecio por la naturaleza que caracteriza al capitalismo trasnacional y a los estados latinoamericanos que se han convertido en sus capataces. Pero también a la ética del cuidado que se ha desplegado en esos territorios amenazados, donde las mujeres han puesto su cuerpo en la defensa de la vida y donde se han convertido en las principales cuidadoras de los ríos, las lagunas, los mantos acuíferos, que en nombre del progreso
se contaminan o se convierten en hidroeléctricas que dejan a comunidades enteras sin agua, para beneficiar al gran capital.
Como bajacaliforniana, me sentí especialmente emocionada con el testimonio de Diana Aranguré, del Colectivo Mexicali Resiste, que se formó en rechazo al Megaproyecto Ecozone, que pretendía establecer un basurero tóxico en esa ciudad y que también tuvo un importante papel en las movilizaciones para abrogar la ley estatal que pretendía privatizar el agua en ese estado. Entre los logros de estas movilizaciones estuvo también la suspensión de la instalación de la cervecera Constellation Brands después de múltiples protestas que fueron reprimidas con violencia y de una consulta cívica en la que la ciudadanía rechazó el proyecto. Al escuchar a estas compañeras compartir sus experiencias, no pude dejar de pensar en mi propia familia, que –junto con otros ambientalistas de Ensenada– ha defendido el Arroyo Cuatro Milpas, de los desarrolladores del Grupo Vehcsa, que se proponen llenar ese arroyo de concreto para poder construir un centro comercial. Con base en un manifiesto de impacto ambiental amañado, donde no tuvieron el cuidado de borrar el nombre de otro arroyo que ya habían canalizado
(https://youtu.be/PmS7jZe7tjU), esta constructora pretende acabar con una de las pocas cuencas y espacios verdes que tiene mi pueblo natal. Este pequeño arroyo, aledaño al parque del mismo nombre, también rescatado de entre la basura por la organización ecologista Aportemos, es un símbolo más de la resistencia a un sistema de muerte que pone la acumulación económica por sobre el respeto a la vida. Pero en Ensenada, como en todo el Abya Yala, mujeres como Sabethy Hernández, Daniela López, Ana Christina Gaeta y Mónica Islas, se movilizan para que los ríos sigan fluyendo.
* Doctora en antropología e investigadora del Ciesas
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