EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 25 de marzo de 2012

Una apuesta por el hombre

Una apuesta por el Hombre 24 Marzo 2012 2 Comentarios Una lluvia de láser todos los días en mi metacarpio trata de aliviar el dolor de mi pie derecho. Técnicos amables y eficientes se encargan de colocar el equipo que emite esas ondas, cuyos antecedentes se remontan a investigaciones de Albert Einstein, pero que su uso terapéutico es bastante reciente por sus efectos analgésicos y antinflamatorios. Mientras hago un poco de reposo, por lo menos no camino lo habitual, soy consumidora de un nuevo debate sobre el cine cubano por medio del e-mail, y disfruto de la polémica que ocasionó mi comentario “Televisión cubana: Cuidado con propuestas rosadas en los dramatizados”. Todo estaría muy bien si la ventana de mi habitación en un cuarto piso no quedara frente al mar, no al lado sino como a cuatro kilómetros llenos de casas y edificios. Pero cada día al despertarme y asomarme a ver mi cielo azul -lo hago incluso cuando el frío está fuerte- no puedo dejar de pensar que existe la posibilidad real de que alguna vez en lontananza vea levantarse y caminar hacia el Malecón un inmenso hongo de humo. Al leer las reflexiones de Fidel “Los caminos que conducen al desastre”, sentí aprehensión en mi corazón restaurado. ¿Cuántas veces ese gigante antillano ha advertido acerca de los peligros que se ciernen sobre la especie humana? Recuerdo que trabajaba en Radio Reloj en 1992 cuando en Río de Janeiro se celebró la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida como Cumbre de la Tierra. Estaba haciendo la redacción del espacio matutino y titulé la transcripción del discurso de Fidel -una pieza oratoria por su belleza y contenido- con la frase “Cinco minutos que estremecieron al mundo”. Casi dos décadas atrás, el líder cubano advirtió una vez más de los peligros que se cernían sobre el planeta. Su intervención comenzó así: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo”. El pasado 21 de marzo, Fidel recordó aquel encuentro y comentó: “Entonces unos pocos líderes de los países más poderosos manejaban el mundo. Aplaudieron por mera cortesía mis palabras y continuaron plácidamente cavando la sepultura de nuestra especie”. Hoy se calcula que existen cerca de 25 mil armas atómicas en poder de fuerzas poderosas. Para más, con todo bombo se ha anunciado el MOP, llamada “la madre de todas las bombas” y diseñada para “perforar a través de 60 metros de hormigón antes de detonar su masiva bomba. Se cree que es la mayor arma convencional, no nuclear, en el arsenal estadounidense”, según ha publicado la prensa norteamericana. Junto al peligro que ocasiona el despilfarro de los recursos naturales -que cada vez llevan más al ser humano hacia un cataclismo sin precedentes- ahora surge la terrible amenaza de un arma convencional que puede penetrar gruesas paredes. A veces, mi esperanza se apoya en la ciencia ficción: imagino una expedición de extraterrestres mucho más avanzada que la humana que llega a la Tierra no a colonizar, sino para que los animales más inteligentes del planeta aprendan a vivir y no a destruir. No es broma lo que dije antes, pero por suerte a veces leo textos como Marx, más vivo y actual que nunca a 129 años de su muerte en el que su autor, Atilio Borón, describe “El mundo de hoy se parece de manera sorprendente a lo que él (Marx) y su joven amigo Engels pronosticaron en un texto asombroso: El Manifiesto Comunista. Este sórdido mundo de oligopolios rapaces y predatorios, de guerras de conquista, degradación de la naturaleza y saqueo de los bienes comunes, de desintegración social, de sociedades polarizadas y de naciones separadas por abismos de riqueza, poder y tecnología, de plutocracias travestidas para aparentar ser democracias, de uniformización cultural pautada por el American way of life es el mundo que anticipara en todos sus escritos. Por eso son muchos quienes ya, en los capitalismos desarrollados, se preguntan si el siglo veintiuno no será el siglo de Marx. Respondo a esa pregunta con un sí sin atenuantes”. Y acto seguido el filósofo argentino escribe sobre la situación revolucionaria que vive hoy el planeta, incluso en los propios EE.UU. con los indignados. Todos los que apostaron por el fin de la historia hoy ya no están tan seguros y el articulista comenta: “Podría decirse, provocando la sonrisa socarrona de Marx desde el más allá, que hoy son todos marxistas pero a lo Monsieur Jordan, ese personaje de El Burgués Gentilhombre, de Moliere, que hablaba en prosa sin saberlo. Por eso cuando estalló la nueva crisis general del capitalismo todos corrieron a comprar El Capital, comenzando por los gobernantes de los capitalismos metropolitanos. Es que la cosa era, y es, muy grave como para perder el tiempo leyendo las boberías de Milton Friedman, Friedrich von Hayek o las monumentales sandeces de los economistas del FMI, el Banco Mundial o el Banco Central Europeo, tan ineptos como corruptos y que por causa de ambas cosas no fueron capaces de pronosticar la crisis que, como un tsunami, está arrasando los capitalismos metropolitanos. Por eso, por méritos propios y por vicios ajenos Marx está más vivo que nunca y el faro de su pensamiento arroja una luz cada vez más esclarecedora sobre las tenebrosas realidades del mundo actual.” Esa ebullición planetaria también me da esperanzas y con Atilio creo que Marx está más vivo que nunca y que el hombre encontrará la manera de conjurar la destrucción de la tierra. Al final si marxista moriré tengo que creer en las fuentes originales que siempre aseguraron por lógica que el capitalismo no podía ser el sistema al cual aspirara el hombre. Otra manera de vivir mejor tiene que ser posible. Fuente: Paquita de armas. Cubadebate.

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