EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 18 de octubre de 2011

AGRIETAR EL CAPITALISMO

AGRIETAR EL CAPITALISMO

EL HACER CONTRA EL TRABAJO

John Holloway

Cambiar el mundo sin tomar el poder, el anterior libro de John

Holloway, provocó un debate a nivel mundial al plantear que no

es desde el poder que pueden cambiarse radicalmente las

cosas. sin embargo, la cuestión de cómo hacerlo, de cómo

cambiar el mundo sin tomar el poder, permanecía abierta.

Este libro ofrece una respuesta sencilla: agrietar el capitalismo.

Crear grietas en el sistema de dominación capitalista de tantas

maneras como sea posible, y dejar que se extiendan, se multipliquen

y fluyan juntas.

Las grietas ya existen, podemos verlas. son espacios de rebelión

donde se afirma un tipo diferente de hacer. son, por ahora,

sólo intersticios, insuficientes, pero que marcan un camino. Es

desde ellas que comenzamos, desde lo particular, desde nuestro

enfado por un mundo que nos es cada vez más extraño y

más hostil. Es desde ellas que puede empezar a romperse la

noche oscura.

EL VIEJO TOPO

ACTUALIDAD HISTÓRICA DE

LA OFENSIVA SOCIALISTA

ALTERNATIVA AL PARLAMENTARISMO

István Mészáros

En este libro, István Mészáros argumenta por qué las clases

trabajadoras deben romper con la tradición de considerar al

Parlamento como el lugar central de la transformación social.

Mészáros sugiere que solo así las clases trabajadoras pueden

pasar de una actitud puramente defensiva a una ofensiva,

enfrentándose de ese modo al poder extraparlamentario que

ejerce el capital.

István Mészáros, filósofo marxista de origen húngaro afincado

en Gran Bretaña, es Profesor Emérito de la Univer sidad de

sussex. Es autor de numerosos ensayos, entre ellos El desafío

y la carga del tiempo histórico: El Socia lismo del siglo XXI, título

por el que obtuvo el Premio Li bertador al Pensamiento Crítico

2008 que otorga el Go bierno de la república Bolivariana de

venezuela.

sistema

El Viejo Topo 284 / septiembre 2011 / 27

los empresarios controlan a los políticos y a los medios informativos.

En otra paradoja, los socialdemócratas siguen recibiendo el

apoyo de millones de ciudadanos, en unas redes de adhesión

que, muchas veces, se encuentran en los orígenes familiares y

en las tradiciones de la izquierda europea, y en la momentánea

incapacidad de la izquierda (sobre todo, de los comunistas)

para levantar un bloque opositor. Pero la desafección aumenta

y casi la mitad de la población se abstiene en los procesos electorales.

El Parlamento ha dejado de ser, en buena parte, el lugar

de la discusión y del combate político para convertirse en un

escenario teatral, donde la gran mayoría de los diputados está

dispuesta a votar leyes antipopulares siempre que se mantengan

sus propios privilegios, sus elevados sueldos y dietas, su

escaso trabajo. Sin embargo, aunque hay que exigir el fin de los

privilegios de los políticos, no debe equivocarse el contrincante,

porque son los grandes empresarios, los banqueros, los

financieros y especuladores, los verdaderos responsables de

una política criminal que ha supuesto, sólo en España, que trescientas

mil familias se hayan quedado sin sus casas en los últimos

cuatro años.

Como ha hecho en otras ocasiones, ahora la socialdemocracia

se prepara para resistir en la oposición, recurriendo de

nuevo al más viejo oportunismo político elaborando programas

que no aplicaron cuando podían hacerlo, preparando el terreno

para volver a los gobiernos, si la población olvida. En Gran

Bretaña, después del fiasco de los años de Blair y de la breve

etapa de Gordon Brown, Ed Miliband plantea un suave giro

hacia la izquierda, al igual que en España Pérez Rubalcaba lanza

algunas propuestas levemente progresistas, e incluso se permite

criticar a la banca privada y a los paraísos fiscales, sin mayores

consecuencias, y pedir que la banca dedique una parte de

sus beneficios a la creación de empleo. Todo, para intentar eludir

la catástrofe electoral. Es cierto que, en Francia, el Partido

Socialista propone para las elecciones presidenciales de 2012

un programa que consiste en la creación de una banca pública,

en hacer pagar más a las grandes empresas y grandes fortunas

del país, a través de una reforma fiscal, y en un compromiso de

creación de empleo sobre todo para los jóvenes. No suena mal,

pero la socialdemocracia no ha dudado nunca en presentar

programas con un cierto atractivo cuando quiere re cuperar el

poder… y los ha olvidado en el momento de gobernar.

La socialdemocracia, que no ha tenido que soportar las feroces

campañas de descrédito que han acosado a los comunistas,

ni ha debido gestionar la demoledora evidencia del colapso de

la URSS, está en una situación de crisis abierta. Un reciente

artículo del presidente de la Internacional Socialista, George

Papandreu, firmado junto con el presidente guineano, Alpha

Condé, el presidente iraquí, Jalal Talabani, y el ex presidente

chileno Ricardo Lagos, se vanagloriaba del papel actual de la

so cialdemocracia en países como Ghana (con el gobierno de

John Atta Mills), Guinea, o Níger (cuyo presidente, Mahmadou

Issou fou, es, a su vez, vicepresidente de la Internacional So -

cialista). Papandreu (cuyo papel en Grecia se limita a imponer

por la fuerza a los trabajadores los programas de austeridad de -

cididos por la Unión Europea y el FMI) y sus compañeros

insistían en la necesidad de la socialdemocracia para asegurar

el crecimiento y crear puestos de trabajo, así como para definir

propuestas que graven las transacciones financieras y para

avanzar hacia una economía mundial más justa donde impere

la solidaridad con los más desfavorecidos. Pero la realidad es

muy distinta.

La socialdemocracia histórica ha muerto, y casi todos sus

partidos han experimentado una mutación ideológica, porque

sus propuestas conservadoras no son consecuencia de la crisis

económica que estalló en 2007, ni de su impotencia actual ante

banqueros, empresarios y especuladores: venían de antes. En

general, las filas de la Internacional So cialista son hoy un vivero

de socialdemócratas derrotados y neoliberales que mantienen

un vago discurso “progresista” que apenas se concreta después

en los actos de gobierno, y que están muy alejados de las preocupaciones

de la gente común. Se han convertido en un sin -

dicato de intereses, en una agrupación clientelista que asegura

puestos políticos con magníficos sueldos, negocios e influencias,

que coloniza sectores de la administración pública y

des pilfarra los recursos del Estado: con todas las excepciones

de rigor (que cada vez son menos) los socialdemócratas se

han transformado en unos perfectos profesionales de la po -

lítica que buscan su ex clusivo interés. Y, ante las evidencias

del pillaje capitalista, la socialdemocracia ha quedado reducida

a ser el rostro benigno del sistema, una desolada impotencia

o un cómplice necesario, un ruin sindicato oportunista

que quiere salvar sus privilegios o un círculo partícipe de la

sangría. Si la Internacional Socialista recordase sus orígenes,

podríamos preguntarle: ¿Tu vida (socialdemócrata) se parece a

un fracaso?

Mientras se reclama el derecho al sufragio en el

norte de África y en el mundo árabe, los ciudadanos

europeos se dan cuenta de que votar no sirve para

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