Tillerson, la militarización y el petróleo
Carlos Fazio /II
S
i la preparación para el saqueo violento del petróleo y otras riquezas minero-energéticas, acuíferas y biodiversas de Venezuela fue uno de los principales objetivos encubiertos de la gira de Rex Tillerson por varios países de América Latina, el otro fue continuar con la militarización del subcontinente bajo la fachada de la guerra a las drogas y al terrorismo y las políticas clandestinas de cambio de régimen.
La máquina de guerra estadunidense ( American War Machine, como la llama Peter Dale Scott) responde al Estado profundo, es decir, a un gobierno paralelo secreto organizado por los aparatos militar, policial y de inteligencia, financiado por la economía criminal e integrado al sistema financiero y bancario de Wall Street, que se encarga de formular e instrumentar la política exterior de la Casa Blanca y operaciones abiertas o secretas en beneficio de gigantes del sector petrolero, como Exxon Mobil y Chevron. No en balde, el gabinete de Donald Trump está en manos de una troika de generales: James Mattis (Defensa), H. R. McMaster (consejero de Seguridad Nacional) y John Kelly (jefe de gabinete).
Desde la época de John F. Kennedy, y más profusamente a partir de la administración Clinton, funcionarios militares y de inteligencia de alto rango se han convertido en socios de corporaciones empresariales, y mediante el lucrativo negocio de la guerra ayudaron a extender el sistema de mercado y a abrir nuevas fronteras económicas a grandes fabricantes de armas y venta de seguridad y tecnología, como Lockheed Martin, Boeing, General Dynamics, L-3 Communications, United Technologies y Booz Allen Hamilton Inc.
El problema de esas corporaciones es que necesitan alimentarse cada día de nuevas guerras; por eso hay que inventarlas. Y es por eso, también, que todas las guerras se basan en el engaño y la manipulación de las masas −como las inexistentes armas químicas de destrucción masiva de Saddam Hussein en Irak− y/o en disimulaciones sistemáticas por conducto de los medios de difusión masiva y los archivos internos del gobierno de Estados Unidos (EU).
En la coyuntura existe un nuevo factor: la estrategia de seguridad nacional de la administración Trump, anunciada el 18 de diciembre de 2017, coloca los combustibles fósiles (petróleo, gas, hulla) como el elemento decisivo esencial para asegurar la vitalidad económica de EU, su fuerza militar y su peso geopolítico. La militarización de la política energética será el eje de la política de seguridad nacional de Trump, no sólo para obtener la independencia energética, sino para enfrentar a las potencias rivales (China y Rusia) que desafían la supremacía de EU y lograr la total dominación energética.
A esa dinámica responden los resultados de la gira de Tillerson por la región. En la variable apertura de mercados, los logros más visibles se dieron en Argentina, donde el gobierno de Macri anunció la creación de una fuerza de despliegue rápido integrada por las fuerzas armadas para combatir el terrorismo y el narcotráfico (el regreso de los militares a funciones de seguridad interior) bajo la asesoría del Comando Sur, y la instalación de una fuerza de tarea ( task force) de la DEA en Misiones, que podría configurar una base militar encubierta en un sitio estratégico: la triple frontera con Paraguay y Brasil, en cuyo subsuelo se encuentra el acuífero del Guaraní, el segundo reservorio de agua dulce del mundo. A ello se sumaría, en breve, la creación de centros de fusión de inteligencia entre las fuerzas armadas y de seguridad argentinas con la DEA, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el Comando Sur, como los que ya existen en Colombia y México.
Antes de la gira de Tillerson se había anunciado la compra de un sofisticado paquete de misiles y torpedos de fabricación estadunidense por la Marina mexicana, por 98.4 millones de dólares. También se informó sobre la construcción de un cuartel militar en Chicomuselo, Chiapas, en zona de presencia del EZLN, para cuidar la seguridad de la frontera sur, y la ampliación de la base naval de Matamoros, en Tamaulipas. En enero pasado la Marina mexicana participó en Miami en la Reunión Multinacional de Seguridad Marítima, donde firmó una carta de intención para la protección conjunta con las armadas de Colombia y EU de las aguas del Golfo de México y parte de Centroamérica y el Caribe.
En la segunda variable: preparativos para una intervención militar directa o encubierta en el marco de las políticas de cambio de régimen de la administración Trump en Cuba y Venezuela, los avances son notorios. En particular, en cuanto al cerco militar a Venezuela. El Pentágono ha logrado la instalación de nuevos enclaves militares y movilización de tropas y mercenarios en la zona fronteriza de Colombia con Venezuela, en particular en la región de Tumaco, Cúcuta y el Catatumbo del Norte de Santander, que en una operación pinza se suman a las fuerzas de despliegue rápido estadunidenses acantonadas en Aruba, Curazao y Honduras. La política de cerco militar se complementa con ejercicios de asistencia humanitaria en Panamá y la reciente participación de Brasil y Perú en la Operación América Unida bajo el mando del Pentágono. Por vía paralela, el propio Tillerson alentó una eventual disidencia en el seno de las fuerzas armadas venezolanas, que culmine con un golpe de Estado militar contra el presidente Nicolás Maduro.
En ese contexto, los intereses de las industrias armamentista y petrolera de EU se fusionan con los del poder clandestino paralelo a la Casa Blanca −ese Estado profundo donde interactúan el Pentágono, la CIA, la NSA y empresas privadas como Booz Allen− y acercan la posibilidad de un desenlace tipo Irak, Libia o Siria en Venezuela. Si Donald Rumsfeld y Dick Cheney fueron los planificadores de ese círculo secreto durante la administración Bush y llevaron a la guerra en Irak, los generales Mattis, H. R. McMaster y John Kelly podrían ser los responsables de convertir en un nuevo Vietnam el corazón de América del Sur.
EL DELFÍN
Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
lunes, 26 de febrero de 2018
Solo buen gobierno
Sólo buen gobierno
León Bendesky
E
n los meses de la precampaña para las elecciones de julio y ahora que ya están formalmente designados los candidatos de los partidos políticos hemos escuchado gran cantidad de declaraciones y propuestas sobre lo que pretenden hacer al llegar a la Presidencia.
Aún faltan varios meses en los que habrá más discursos y ofertas. Esto es parte del juego político. Los aspirantes habrán de calcular cómo lo juegan. Hay poco espacio para tropiezos.
Al final cada ciudadano decidirá qué hacer con su voto en el momento de acudir a las urnas. No sabemos qué tan libre será la decisión o qué tan limpio concluirá el proceso electoral. Hemos aprendido de las experiencias anteriores, ya estamos curtidos.
El candidato Meade quiere convertir a México en una potencia. El candidato Anaya quiere acabar con la impunidad reinante. El candidato López Obrador quiere regenerar a la nación. Ya veremos qué pasa.
Hay algo que los ciudadanos queremos y es tener un buen gobierno. Esta es, me parece, la aspiración mínima, pero se ve como un objetivo colosal. Así es que el asunto entraña una grave contradicción que enmarca el proceso de elegir un nuevo presidente.
Precisamente porque lo que necesitamos es un buen gobierno, así simplemente dicho, pero con todo lo que eso significa, me inquieta la propuesta de AMLO de elaborar una constitución moral y de convocar para eso a una asamblea constituyente.
La moral no es asunto de legislación, a menos que así se conciban los preceptos recibidos de alguna deidad. La moral tiene un lugar muy distinto desde dentro de una concepción moderna de la política, aunque haya tantos resabios teológicos en el pensamiento, en la práctica de la política y en el quehacer de los gobiernos en todas partes.
No hay manera alguna en que una asamblea que, como indicó el candidato, estaría formada nada menos que por tan diversa colección de personajes: filósofos, antropólogos, sicólogos, especialistas, escritores, poetas, activistas, indígenas y líderes de diferentes religiones (a saber por qué tal lista fue así limitada) sean capaces, ni tengan legitimidad alguna para proponerse y, menos aún, para elaborar una constitución moral. Es más, no deberían siquiera intentarlo si es que resta alguna dosis de probidad.
Un político reformador e ilustrado que se proponga y pueda marcar una diferencia práctica en la conducción del país habría de proponerse él mismo y ofrecer a la sociedad como objetivo único, sin desviaciones y desde su primer día en el Palacio Nacional, hacer un buen gobierno; sólo eso, un buen gobierno para los ciudadanos.
Toda su propuesta para alcanzar la Presidencia no podría ser válida y, por ello, convincente, si el propio candidato, los que forman su partido, sus colaboradores y aquellos que ha nombrado como posibles funcionarios de su gobierno necesitaran de una constitución moral, producida por tan heterogénea asamblea, para guiar su comportamiento si triunfan en la elección de julio. Si esto es así, y no admitirlo sería una postura inconsistente, los demás ciudadanos tampoco necesitamos de asambleas y constituciones morales.
Sólo un buen gobierno, no regulaciones morales definidas por grupo alguno. Sólo leyes, buenas leyes, consistentes y que se cumplan por todos, empezando por el gobierno mismo. Sólo buen gobierno, no designios generales, abstractos e impuestos desde una visión providencial que pretenda librarnos de un mal o una amenaza inminente.
Hay una cuestión esencial que ningún político debe perder de vista y tampoco debe hacerlo ningún ciudadano. Debe distinguirse claramente entre el comportamiento de una persona en su vida privada y como ciudadano.
La libertad individual no admite que nadie, sea quien sea, interfiera con ella. En cuanto a las pautas de la vida colectiva, las restricciones que se imponen son admitidas por los individuos en la medida en que les conviene para vivir de modo tolerable y dentro de un marco aceptable de derechos y obligaciones.
Esto se ha planteado en la teoría política como la diferencia entre dos preguntas básicas: la primera es cómo se comportan efectivamente los hombres y mujeres y qué ocasiona tal comportamiento y, la segunda, muy distinta, es cómo deben comportarse.
De la segunda de esas preguntas se desprende el rasgo esencial de la política, tan claramente planteado por Isaiah Berlin, es decir: ¿por qué una persona o grupo de personas obedecen a otro u otros? No es lo mismo considerar ¿por qué obedezco? que ¿por qué debo obedecer? Esta es una cuestión íntima, vital y hasta dolorosa.
Las respuestas a esta cuestión en el curso de la historia han sido diversas. Esa es la clave de la conformación de una sociedad. A esta abstracción corresponden siempre situaciones concretas, entre ellas la democracia. Aquí la respuesta hoy debe quedar enmarcada en la forma de nuestra muy imperfecta democracia.
En un entorno efectivo de libertades no se puede pensar siquiera en asam- bleas constituyentes de la moral. Mantengamos las cosas claras y simples. Lo que requerimos para pasar a otra cosa en el país es, para empezar, buen gobierno.
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domingo, 25 de febrero de 2018
Netanyahu amenaza librar una guerra contra Iran
Netanyahu amenaza librar una guerra contra Irán
Alfredo Jalife-Rahme
urante la pesimista edición 54 de la Conferencia de Seguridad de Munich (CSM), que sentenció el colapso del liberalismo y el “fin de la diplomacia (https://goo.gl/i2u3K3)”, destacaron los tambores de guerra sintonizados contra Irán por el general H. R. McMaster, consejero de Seguridad Nacional de Trump, y el atribulado premier israelí, Bibi Netanyahu.
El cleptócrata local/regional/global Netanyahu, sobre quien penden cuatro casos delincuenciales en su contra por megacorrupción (los casos 1000, 2000, 3000 y 4000, este último es el más ominoso), busca que Trump libre una guerra contra Irán hasta el último soldado estadunidense (sic), mientras el ejército de Israel mantiene y/o prepara tres guerras de baja intensidad en sus fronteras ilegales contra los sitiados palestinos de Gaza/Cisjordania, Líbano y en las ocupadas alturas del Golán de Siria donde se ha enfrascado en una triple guerra contra Damasco/Irán y la guerrilla chiíta Hezbolá (https://goo.gl/zyggB7).
Netanyahu intenta despojar la propiedad del bloque 9 gasero de Líbano que ha concretado un acuerdo extractivo con Rusia/Francia/Italia, donde quedaron fuera Trump y la empresa texana Noble Energy (https://goo.gl/buq5aF).
La acrobacia de Netanyahu es triple y de alto riesgo, debido a que es probable que, al borde del precipicio judicial, busque una fuga hacia adelante mediante una guerra en cualquiera de los frentes mencionados, según la prensa israelí (https://goo.gl/a5dxpi), cuando es perseguido al borde del precipicio por la implacable justicia de su país (https://goo.gl/hEQ1P2), mientras intenta enajenar el gas de Gaza y Líbano, sin dejar su objetivo de mediano plazo de decapitar a Irán, hoy máximo vencedor geopolítico en Irak/Siria/Líbano.
En sus teatros de batalla, Bibi cuenta con el indefectible apoyo de Trump y su polémico yerno Jared Kushner, quienes le han lanzado un fugaz salvavidas con el anuncio de abrir intempestivamente el traslado unilateral de la embajada de Estados Unidos (EU) a Jerusalén en el aniversario 70 de la creación del Estado sionista (https://goo.gl/kfRpaK), lo cual ha valido el repudio de la aplastante mayoría del planeta.
Durante la lúgubre CSM, el bravucón Netanyahu, quien se ha vuelto un personaje tragicómico en el manejo de hilarantes y delirantes pancartas, inventando inexistentes bombas nucleares de Irán, mostró lo que aseveró ser un pedazo del drone iraní derribado en las ocupadas alturas del Golán de Siria y conminó al ministro de Relaciones Exteriores del país persa, Javad Zarif, llevar un mensaje al ayatola Jamenei de que Israel estaba dispuesta a golpear a Irán, así como a sus aliados en la región (https://goo.gl/UnHYyj). ¡La guerra total de Bibi!
Zarif se mofó de Bibi por operar su circo caricaturesco y replicó que con el derribo del avión israelí por Siria se había destruido la así llamada invencibilidad del Estado sionista.
Mata de risa cuando Bibi evoca nuestra (sic) región (sic), ya que Israel –Estado racista/paria/ apartheid, único país en poseer un máximo de 400 bombas nucleares– se encuentra aislado y marginado en esa misma región debido a su política irrendentista y de despojo.
Según Bibi, el muy peligroso desarrollo para nuestra (sic) región (sic), es que mientras sus aliados yihadistas –que la prensa israelí admite financia Israel (https://goo.gl/xzPzro)– comprimen (sic) su territorio e Irán lo reocupa, éste trata de establecer un imperio (sic) continuo que rodea Medio Oriente desde el sur de Yemen y trata de crear un puente terrestre desde Irán hasta Irak, Siria, Líbano y Gaza. ¡Imperio: vaya hipérbole!
Zarif también habló en la CSM –cuyo discurso fue obviamente escamoteado por los mendaces multimedia israelí-anglosajones que dominan Occidente– y exhibió la política de agresión y de represalias masivas de Israel contra sus vecinos, así como sus incurs
sábado, 24 de febrero de 2018
Imagenes de la caída
Imágenes de la caída
Ilán Semo
U
na hipótesis preliminar: lo que observamos hoy en la escena de los partidos políticos son, en cierta manera, los últimos estertores del régimen que emergió después de la crisis electoral de 1988. Han transcurrido prácticamente tres décadas desde entonces. Ninguna crisis desdibuja su rostro de antemano, ni da un indicio a dónde habrá de llegar. La actual alianza entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional reúne a los grupos burocráticos y clientelares, cada vez más enrarecidos, de lo que en los años 90 representarían dos alternativas.
EL PRD comenzó su colapso hacia el año 2012, cuando los chuchos pactaron con Enrique Peña Nieto el papel de una ínsula –por no decir una ranchería– política dedicada a coartar las opciones de la construcción de una fuerza efectivamente democrática y social. De ahí emergió Morena, que en cierta manera actualizó los impulsos opositores de los años 90, y los tradujo en la voluntad de crear una casa propia, que fijara la identidad de aquella peculiar izquierda.
La crisis del PAN es bastante más compleja, si bien los anayos cumplen en el blanquiazul una función similar a los chuchos en el PRD: una suerte de gremlins, hábiles para expulsar de sus partidos a quien atente contra sus prerrogativas para ocupar cargos y con la mano siempre extendida para subastar candidaturas y posturas.
Lo que impresiona en la historia reciente del PAN es la descomposición de las figuras de sus ex presidentes. Vicente Fox, que apoyó a Peña Nieto, y ahora Felipe Calderón que se lanzó a abrazar a Meade, antes de saber siquiera cuáles serían sus premisas de campaña. No existe partido político que soporte el patetismo de esta gelatinosidad.
Con Peña Nieto, el PRI perdió toda oportunidad de entrar en un proceso de actualización y adaptación a las realidades de la década actual. Un partido secuestrado por esa parte de la tecnocracia que no dudó en abatir los mínimos de la seguridad como técnica de gobierno, y que vampirizó a un Estado entero. Su último acto de cierre: subastar una franja del territorio nacional, la que corresponde al Golfo de México. Shakespeare escribió que tanto en la vida como en el teatro el desenlace lo es todo. Tal vez esta máxima sea válida también para la política. El PRI olvidó incluso el principio más minimalista de Maquiavelo: es más fácil y seguro que el príncipe se enriquezca cuando sirve al Estado, que cuando se sirve de él.
¿Nos encontramos frente a la decadencia de los partidos que escenificaron a lo largo de tres décadas la escuálida y fallida transición que se inició sin avisar en 1988?
Hasta aquí la única novedad real es Morena, pero es una novedad entretejida con muchos de los vestigios de quienes fueron gradualmente excluidos de los sexenios que se sucedieron desde los años 90. Antiguos panistas, en su mayoría ex foxistas; ex priístas; militantes de izquierda y una antología de figuras de la vida política y social. Una fuerza definida más por los impulsos de la convergencia que por los pasos de la identidad. El dilema, incluso lógico, reside en que a medida en que extienda el espectro de la convergencia,s su capacidad de acciones transformadoras se irá reduciendo.
Y sin embargo, el vacío en la esfera política ha crecido a tal grado que, en caso de sortear los cuatro meses que faltan de campaña –donde pueden ocurrir los mayores imprevistos–, su tarea inicial consistiría probablemente en algo tan evidente como lo que ha ocurrido en otras crisis políticas del pasado: restaurar la legitimidad de la Presidencia. La pregunta es cómo hacerlo retomando los afanes democráticos que se cancelaron desde 2003. En México, una tarea de esta envergadura puede traer los vuelcos más impredecibles. Sobre todo si para ello se requiere desplazar a un bloque político que ha permanecido tres décadas en el poder.
Vista desde la perspectiva de su actual discurso, Morena es bastante más radical de lo que expresan las fuerzas que hoy convergen en ella. Tres puntos son ostensibles.
1) La política de refinación: el gran negocio de los combustibles se encuentra en la actualidad en la producción y venta de gasolinas y gas. Ese mercado fue ya capitalizado, con la facilitación de las administraciones de Calderón y Peña Nieto, a empresas estadunidenses. El país sufrió endemoniadamente para liberarse de ellas hasta la década de los años 30 y ya están de regreso. AMLO ha insistido en que reabriría cinco refinerías. Las petroleras han sido –y siguen siendo– auténticas maquinarias de guerra. ¿Cómo enfrentar este desafío? La paradoja es que el discurso de los mercados facilita hacerlo, siempre y cuando las refinerías nacionales lograran abatir precios. Pero, en caso extremo, Morena tendrá que recurrir a la movilización política. ¿Se encontrará en sus planes?
2 Las estrategias sobre seguridad pública: el problema de la criminalidad no es, como se ha instituido tanto, de orden primordialmente policial. Se trata de disolver auténticas estructuras que vinculan a la esfera política con la criminal. Aquí también el desafío es la capacidad para hacer intervenir a la ciudadanía masivamente. Volvemos al problema de gestar un nuevo tipo de sociedad en movimiento. ¿Hasta dónde podría llegar Morena bajo la actual convergencia de las fuerzas que la componen?
3) Una franja libre de impuestos en la frontera norte: erradicar impuestos en una zona de 20 kilómetros es una idea dilemática. El Estado se quedaría sin ingresos a cambio de propiciar plazas de trabajo. Y, sin embargo, esto podría funcionar perfectamente y abatir la lógica del discurso estadunidense que quiere obtener ventajas en el TLC sobreponiendo fuerzas ajenas a la esfera económica.
Por último, el discurso ideológico. Para evadir el arrinconamiento en el estigma del populismo, se ha recurrido al sintagma del liberalismo. Discursos más, discursos menos. Ser un liberal en el siglo XXI es ser prácticamente cualquier cosa. El problema de fondo consistiría en dislocar a la tradición liberal mexicana de su, al parecer, incorregible sesgo autoritario.
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domingo, 18 de febrero de 2018
Gordillo: uso despotico y grotesco de la justicia
Gordillo: uso despótico y grotesco de la justicia
Pablo Gómez
Elba Ester Gordillo pudo haber sido acusada mucho antes, junto con otros líderes magisteriales y de otros gremios. En el sindicalismo venal se cometen delitos como parte de la función de liderazgo y, al mismo tiempo, para el enriquecimiento personal. Desde hace varias décadas era muy conocida la forma y nivel de vida de la lideresa magisterial. Sin embargo, la impunidad siempre fue uno de los instrumentos con que funcionaba el sistema de ilegalidades en el sindicalismo oficial y así siguió siendo bajo los gobiernos del PAN. Al respecto, esa fue una transición a lo mismo.
El uso instrumental de la justicia por parte del poder político es una cara de la corrupción. Mas no se trata sólo de la persecución de los enemigos del régimen, sino también de algunos pocos de los viejos amigos, los caídos en desgracia, los disidentes, los indisciplinados. Es evidente que hay una abismal diferencia, por ejemplo, entre Valentín Campa, encarcelado durante 10 años por participar en una huelga de obreros ferrocarrileros, hombre de inmensa honorabilidad y honradez, que el proceso penal contra Joaquín Hernández Galicia, La Quina, un líder petrolero prototípico de la corrupción de la empresa pública mexicana y del sindicalismo venal, por haberle jugado las contras a Carlos Salinas.
Por lo regular los caídos en desgracia del presidente de la República son acusados de delitos que no cometieron, ya que los que sí cometieron suelen estar vinculados con sistemas de funcionamiento gubernamental e implicar a otros muchos personajes.
A Gordillo le acusan de lavar dinero pero no se persigue a quien se lo dio. Ella no era la única que tomaba recursos del sindicato. Además, como se sabe, tan luego como fue encarcelada nombró como sucesor a Juan Díaz, su segundo de abordo, ahora disciplinado al presidente de la República y al secretario de Educación: medio infalible de librar la cárcel.
Los sucesos relacionados con Elba Esther Gordillo se han proyectado hasta una decisión judicial, solicitada por la PGR, para impedirle comunicaciones y regular sus visitas personales, todo ello orquestado por la Presidencia de la República. Al respecto, el país está como en tiempos de Díaz Ordaz.
En las cárceles se prohíbe el uso de celulares y computadoras como medida de seguridad pero no como forma de restringir la comunicación de los internos ni su libertad de difundir ideas. Esa prohibición no va dirigida contra algún reo sino que es una norma de aplicación general. En casi todas las prisiones mexicanas, actualmente, existen teléfonos públicos, aunque haya horarios y filas. (Cuando estuve en Lecumberri (1968-1971) nunca pude hacer una llamada ni recibirla).
La prisión domiciliaria tampoco requiere bloquear las relaciones del procesado o condenado con otras personas. Se puede colocar al reo un brazalete para evitar que abandone su domicilio, ya que lo único que debe ser garantizado es que siga privado de su libertad de movilidad, pero la ley no autoriza impedir comunicaciones que puedan "desestabilizar la paz y seguridad del Estado mexicano". Eso no existe, es un inventado concepto enteramente despótico. Recuerda aquel delito de disolución social que fue derogado después de 1968.
El argumento de la PGR, admitido luego por un juzgador típicamente de consigna, es que la procesada, Elba Ester Gordillo, fue dirigente de un sindicato, tiene muchas relaciones y recibe personas sin que el Ministerio Público conozca para qué fines. Pero sus visitas y sus llamadas también existían cuando estaba recluida en un hospital. Es hasta ahora que el actual líder del SNTE ha pedido auxilio y se le ha dado de inmediato.
Por desgracia, el asunto tiene también otro ángulo. El presidente Enrique Peña Nieto se ha ubicado en un bajísimo escalón como jefe de Estado. Sostiene que eso que jefatura, el Estado, está en peligro debido a las visitas que recibe en su casa Elba Esther Gordillo, sus llamadas telefónicas, sus recados de internet. Ha usado su poder fáctico para hacer algo grotesco. Ella no está al frente de ningún movimiento social o político que pudiera provocar un levantamiento armado u otros hechos contrarios a la seguridad del Estado, ni su proceso es por rebelión, sedición, motín o conspiración sino por lavar dinero. ¿Elba Esther Gordillo es un peligro para alguien?
Como Gordillo es indefendible por parte de sus tradicionales adversarios políticos y mucho más por sus viejos amigos que ahora son sus enemigos disciplinados o miedosos, Peña Nieto se ha sentido con el espacio suficiente para hacer algo grotesco. El problema, sin embargo, consiste en que el país sufre cuando se efectúa una represalia política presidencial en desapego de la legalidad.
Esto se llama uso despótico y grotesco de la justicia como instrumento del poder político.
sábado, 17 de febrero de 2018
Ahora, el malestar universitario
Ahora, el malestar universitario
Hugo Aboites*
L
a educación continúa siendo uno de los terrenos más álgidos y, a la vez, uno de los más determinantes del futuro de las elecciones (y del país). Pero no sólo en la educación básica, donde parece concentrarse el debate e incluso la confrontación. Hay que agregar que desde varias instituciones ya se perfila una próxima irrupción de las universidades públicas y autónomas para reclamar lo que desde hace tres décadas se les ha negado: el reconocimiento pleno como columna vertebral de la educación superior del país.
Son instituciones a las que en su mayoría se ha colocado en una situación financiera muy difícil, apenas sobreviviendo o a punto de la quiebra, sin que el gobierno o los candidatos atinen a ofrecer una salida que les permita florecer y recuperar dinamismos, que en el pasado fueron vitales para la construcción del conocimiento en el país.
El malestar universitario, sin embargo, va mucho más allá de las finanzas. Las universidades fueron el territorio donde el plan neoliberal de país penetró con mayor rapidez e intensidad. Mucho antes y a mucha mayor profundidad que en la educación básica, donde los maestros tienen un papel fundamental, donde están mejor organizados y han demostrado una extraordinaria y exitosa capacidad de resistencia.
En cambio, en treinta años, las universidades fueron distorsionadas profundamente en sus ejes fundamentales de identidad y de relación con la sociedad (investigación, difusión, docencia, organización del trabajo y la retribución, conducción, crecimiento y recursos financieros), y con eso pudieron ser acalladas y marginadas, vaciadas de sus actores sociales –la resistencia pasó a ser terreno sólo de estudiantes– y de sus profundos e independientes planteamientos respecto del destino de una nación.
La onda neoliberal arrasó a las universidades públicas y autónomas y ahora aparece con claridad la conclusión lógica: una vez desarmadas y desvirtuadas, pueden ser ya definitivamente dejadas a su suerte.
Nunca fueron bien vistas porque eran autónomas, críticas, incluyentes, gratuitas, vinculadas a procesos sociales, progresistas e independientes, pero precisamente por ser todo eso generaron oleadas de jóvenes que cambiaron al país y, al mismo tiempo, sostuvieron las ideas de nación que vienen desde los pueblos originarios, la independencia, reforma, revolución, 68 y años 70, es decir, el México que hoy se intenta desaparecer. Sin embargo, después de tres décadas de oscuridad, hoy tienen una segunda histórica oportunidad. Las cosas están cambiando y lo están haciendo a profundidad en el país, y la elección nos dirá qué tan rápido se está dando ese cambio. Y en esa coyuntura, las universidades públicas y autónomas tienen que hacer un balance.
Hoy a la universidad ni se le quiere como era y debía ser (progresista, crítica, etcétera), pero tampoco se le quiere ahora que ha tirado por la borda mucho de lo que era y se ha modernizado neoliberalmente. Que se resuelva el problema financiero será un tranquilizante, pero no una solución a fondo.
Las universidades deben resolver el dilema de quedarse como están o plantearse una transformación a fondo. Para hacerlo, tienen a su favor que desde la población, harta, se están generando dinamismos distintos y poderosos de transformación más allá de las elecciones.
No tanto por virtud de un nuevo gobierno, sino porque desde más abajo y con mayor profundidad está la necesidad de un cambio de fondo en el país. Y ante este futuro inmediato, la universidad pública y autónoma no tiene más alternativa –una vez que prácticamente se ha cancelado su posibilidad de sobrevivencia en el marco neoliberal– que comenzar a cambiar para jugar el papel central del conocimiento que le corresponde en una nueva etapa del país.
Y no se trata simplemente de desempolvar nostalgias, sino de repensar la universidad en términos distintos, y no como un reposado ejercicio de preciosismo académico, sino a partir de lo que ya está ocurriendo en la educación superior.
La Universidad de la Tierra de las comunidades y Juntas de Buen Gobierno zapatistas, y modestamente, nuestra propia experiencia como UACM, los proyectos de investigación-acción, la vinculación de la universidad con causas sociales como los desaparecidos, la cadena de asesinatos, las catástrofes naturales y el camino largo y difícil de las experiencias de un gobierno universitario, investigación, difusión cultural realmente distintas, a cargo de estudiantes y profesores, la eliminación de exámenes de selección, y hasta una mejor posición para obtener financiamiento. Caminar en esta nueva dirección es un movimiento que al mismo tiempo genera condiciones muy distintas para modificar los términos del financiamiento.
Esto no lo resolverá todo, pero será muy importante. Hace cien años, en 1918, los jóvenes rebeldes de Córdova, que declararon la autonomía como una forma de gobierno en manos de los universitarios abrían su manifiesto, reconociendo que su paso gigantesco era finalmente limitado: los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan decían, pero precisamente se trata de liberar nuestras instituciones y, en medio de todas las dificultades y defectos, devolverles su sentido original, el que las convirtió en la columna vertebral de la educación del país. Y por eso es importante avanzar, porque queda claro todo lo que falta.
*Rector de la UACM
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viernes, 16 de febrero de 2018
El siglo del control de las masas
El siglo del control de las masas
Raúl Zibechi
D
esde que los sectores populares desbordaron los centros de encierro y de ese modo neutralizaron las sociedades disciplinarias, el gran desorden social que sobrevino impulsó la búsqueda de nuevas formas con el fin de controlar grandes aglomeraciones humanas para, de esa manera, recuperar la capacidad de gobernarlas. Sin ello, cualquier sistema, y en particular éste basado en la explotación y la opresión, naufragarían en un caos profundo.
Desde los años que siguieron al estallido de 1968, esa búsqueda ha sido incesante. De lo que se trata es de sustituir al caducado panóptico: una herramienta capaz de controlar multitudes con la misma eficacia que el control individualizado. Las tecnologías que se han desarrollado en los últimos años, muy en particular la inteligencia artificial, van en esa dirección. No aparecen nuevas tecnologías que facilitan el control; se desarrollan prioritariamente aquellas que son más adecuadas para el control de grandes masas. Los resultados son estremecedores y debemos conocerlos para adquirir las capacidades necesarias para neutralizar estos dispositivos.
Las policías de los principales países, China, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, adoptaron las modernas tecnologías para controlar mejor a sus ciudadanos. Días atrás los medios difundieron cómo la policía china controla multitudes en las estaciones de trenes, utilizando gafas dotadas de pequeñas cámaras para la identificación facial, conectadas a la base de datos policial que les permite identificar a las personas en segundos (goo.gl/3QdfBT).
Estamos hablando de grandes concentraciones humanas, lo que implica la utilización de tecnologías muy precisas y, además, la creación de una base de datos que está llegando a los mil 400 millones de personas, o sea la totalidad de la población de la nación más poblada del planeta. China ya instaló 176 millones de cámaras de seguridad, que para 2020 serán 400 millones (goo.gl/YXerFW). En las regiones más conflictivas, las bases de datos policiales incluyen escaneo de iris, ADN y fotos de caras, apretando el cerco a los disidentes.
En los países occidentales ya se puede hacer la foto de un vecino de asiento en el autobús, y en segundos conocer su identidad. Si eso pueden hacer los usuarios de iPhoneX, podemos imaginar los niveles de sofisticación que han alcanzado los servicios de seguridad del Estado.
Un aspecto que merece ser reflexionado lo propone el Centro de Derecho de la Privacidad y Tecnología de Georgetown. Álvaro Bedoya, su director, reflexiona: Las bases de datos de ADN y huellas dactilares se conformaban con personas con antecedentes penales. Se está creando una base biométrica de gente que respeta la ley (goo.gl/7ak3ES).
Los datos anteriores muestran el increíble avance del Estado para controlar a las personas, pero también las grandes empresas que cuentan con sistemas similares para facilitar las relaciones con sus clientes. El resultado es que estamos siendo vigilados a cielo abierto (antes sólo se podía vigilar en espacios cerrados), todo el tiempo y en todo lugar, como nunca antes en la historia de la humanidad. Es parte de la brutal concentración de poder y riqueza en los estados, que son controlados por el 1 por ciento más rico.
Es evidente que este desarrollo –producto de la neutralización y desborde de los centros de encierro y disciplina, algo que no debemos olvidar– afecta los modos y maneras de resistir y de luchar contra el sistema. En la historia, cada tipo de opresión ha sido respondida con nuevas estrategias. Me parece necesario trazar algunas reflexiones de cara al futuro.
La primera es que estamos apenas en el comienzo de formas cada vez más minuciosas de control de las poblaciones. Se está inaugurando una nueva era de control de masas, estructural, no coyuntural, que durará tanto tiempo como nos lleve a los sectores populares desbordarla o neutralizarla. La tarea primordial en este momento es identificarlas.
La segunda es que debemos aprender del pasado, en concreto de las luchas contra los centros de encierro, en particular las fábricas y las escuelas, que fueron los espacios de disciplinamiento más poblados y, por lo tanto, los más conflictivos. En rigor, no fue una lucha para apropiarse del centro de mando, el panóptico, sino para destruirlo o esquivarlo, de las maneras más insólitas pero siempre en base a la cultura popular: trabajo a desgano, usar la salida a los baños como tiempo de fuga, robarle segundos y minutos al cronómetro de la productividad, y así.
No fue una resistencia organizada desde los sindicatos o partidos, y esto es fundamental. Fueron los propios obreros y obreras, los internos de los centros de estudio y los estudiantes, los que ganaron milímetros en cada contienda, algo que los dirigentes raras veces comprendieron pero nunca orientaron. Estas culturas para sobrevivir a las opresiones, como las que relata James Scott en Los dominados y el arte de la resistencia, son poco estimadas y mal comprendidas por los que apuestan todo al marco institucional, tan vacío como inconducente.
La tercera cuestión es: los más variados modos de resistir la inteligencia artificial aplicada al control masivo de las poblaciones tendrán una característica común: el control sobre los cuerpos, nos está diciendo que esos cuerpos son y serán los campos de batalla. No desestimo los análisis, ni las ideologías. Pero los cuerpos son el núcleo de la emancipación; por lo tanto, alegrías y dolores, celebraciones y angustias, modelan las rebeldías, como nos vienen enseñando los pueblos indios y las feministas de abajo.
Puede parecer poco concreto. Lo es, sin duda. No se trata de estudiar para definir una estrategia, sino de poner en marcha acciones pequeñas y medianas, para neutralizar el control. Finalmente, la creatividad humana, que es la clave de nuestra sobrevivencia como especie, es una aventura sin certezas, con final impredecible. Sólo nos queda confiar en nuestras fuerzas colectivas y en la terca tenacidad de la vida.
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La subasta del Golfo de Mexico
La subasta del Golfo de México
Ilán Semo
H
ace algunos días, la compañía anglo-holandesa Shell adquirió la licitación sobre nueve de las 29 áreas situadas en el Golfo de México, que el gobierno puso en subasta –¿hay otra palabra para designar la operación?– en la Ronda 2.4 destinada a entregar concesiones para la explotación petrolera en aguas profundas. El consorcio constituido por Pemex y Chevron –ese hoyo negro infinito de la corrupción del sexenio actual– adquirió un área. Empresas energéticas de Qatar, España y Malasia se adjudicaron también otras franjas en las aguas del Golfo. Tan sólo en esta ronda, se subastaron en total 44 mil 178 kilómetros cuadrados. Algo así como 12 veces el territorio de Tlaxcala, el doble del que ocupa Tabasco, 60 por ciento del que corresponde a Guerrero. Gradualmente y a paso cada vez más solícito, la venta del Golfo de México a empresas extranjeras se ha desarrollado tal y como estaba prevista en la reforma energética impulsada por la administración de Enrique Peña Nieto. Sólo que una cosa es leer en el Diario Oficial la reformulación de una ley, y otra muy distinta es observar su materialización –en esta caso, abrumadora.
Digo venta porque, vista desde la perspectiva del artículo 27 original de la Constitución, la soberanía sobre el patrimonio del subsuelo pertenece a la nación. Así de sencillo. Los expertos en derecho constitucional tendrían aquí la palabra, aunque no creo que existan equívocos al respecto. Una de las más antiguas pesadillas mexicanas –la idea de que en algún momento los gobernantes podrían vender una franja del territorio para salir de problemas– está deviniendo paso a paso otra parte dramática de la realidad actual. Esa parte del tejido social y político que, desde 1938, veía en la soberanía sobre el potencial petrolero una suerte de certidumbre –así fuera tan sólo simbólica– en torno el estado de la casa propia, ha sido desmoronada por una élite política que prefirió, en aras de sostenerse en el poder, una disyunción ahora evidente: ceder frente a los poderes globales, antes que repensar las formas en cómo se podía capitalizar ese patrimonio para sumarlo a los sostenes de la propia soberanía.
El tema de las ventajas y desventajas de hacer reingresar a las compañías mineras y petroleras al país se ha debatido, acaso hasta el cansancio, a lo largo de la última década. Hoy ese debate debería adquirir un rumbo distinto; acaso el del balance. No se trata ya de discutir las perspectivas de un futuro incierto, sino las condiciones que esa visión ha impuesto sobre el presente. Los saldos de más de una década de extractivismo minero, que adquirió sus proporciones actuales bajo el sello de Felipe Calderón, son numerables: parte del territorio nacional convertido en un paisaje lunar, degradación ecológica, multiplicación de las redes del crimen organizado (encargado frecuentemente de resguardar las inversiones frente al reclamos de las poblaciones), implosión de derechos humanos, etcétera.
¿Cómo actuarán las empresas petroleras? No es difícil predecirlo. Se olvida con frecuencia que la nacionalización del petróleo en 1938 no fue tanto el resultado de una política destinada a reintegrar esa riqueza –aún casi por completo desconocida en la época–, sino una forma casi reactiva de responder a la imposibilidad de garantizar las mínimas condiciones de gobernabilidad del país. En condiciones muy distintas, en el siglo XXI, el extractivismo ha tenido el mismo efecto sobre el tejido social y político. Los cárteles petroleros no serán una excepción.
Si se observa el mapamundi de algunos de los grandes conflictos civiles y nacionales de la actualidad, un buen número coinciden con el mapa de los yacimientos energéticos globales. Léase: Ucrania (por donde cruzan los oleoductos y gaseoductos rusos hacia Europa); Siria, Yemen, Libia, Iraq, Afganistán (con yacimientos cuantiosos); Venezuela (en la que se acaban de detectar nuevos mantos) y, por supuesto, México. Así sea sólo una coincidencia, la venta del Golfo de México está precedida de una historia de degradación de la vida política y civil del país. Y la promesa es más de lo mismo, sólo que en una dimensión ya incalculable. Cada nación tiene sus límites, ¿cuáles son los de México? Tendrá que llegar el momento en que la política energética sea parte –tal y como sucede en Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña– de las estrategias destinadas a garantizar los mínimos humanos de la seguridad nacional.
No está por demás recordar que la globalización contrae un proceso de desterritorialización de la relación entre la lógica de las inversiones y la de la reproducción elemental de la vida –que es siempre territorial–. Pero no hay que perder de vista que su sentido último es re/territorializar las condiciones de su reproducción y rentabilidad. El término que hoy se emplea para definir ese proceso, como lo ha señalado Alan Cruz, es el de terraformar: reinventar lo que la tierra misma es y proporciona. La compañía minera de la película Avatar ofrece una caleidoscopía de esta operación. Hasta la fecha, un proceso que abate –incluso con la violencia– todas las condiciones de sustentabilidad que se le oponen.
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Relato precoz de una sucesion fracasada
Relato precoz de una sucesión fracasada
Pablo Gómez
La idea de postular un candidato independiente, un simple ciudadano, sólo podía desprenderse de las evidencias demoscópicas que reportaban la imposibilidad de que el PRI ganara la elección presidencial de 2018. El malestar social se dirigía concretamente hacia el gobierno priista, por más que tiempo después tuviera que ser calificado de "irracional". La sucesión tenía que realizarse de una forma por completo heterodoxa.
La idea original de postular a Aurelio Nuño, para lo cual se le había llevado al gabinete, seguía siendo atractiva en Los Pinos pero sólo porque era la persona de mayor confianza del presidente. La propuesta de Luis Videgaray estaba más pegada al suelo: el candidato debe ser presentado como independiente para atraer a los críticos de la clase política, a la ciudadanía en su más alta abstracción. Pero, destacado funcionario sin afiliación política conocida, transpartido y transexenal, sólo había uno: José Antonio Meade.
El plan consistía en lanzar a quien pudiera ser visto como individuo sin compromisos, pero sabio, un técnico responsable, sensato, serio y capaz de proyectar a México por la senda de su conversión en potencia emergente. Todo estaba ligado, naturalmente, a la necesidad de postular a quien también pudiera lograr admiración y confianza en franjas sociales acomodadas, cúpulas empresariales y empresas monopolistas, las cuales ejercen considerable influencia política.
La primera disección debió ser una reforma del Estatuto del PRI, el cual prescribía, como requisito para obtener la candidatura, ser miembro del partido con 8 años de antigüedad y haber desempeñado algún cargo de elección popular. Nuño carecía de antigüedad y de cargo, pero Meade ni siquiera estaba afiliado. Así que, a favor de ambos, para no precipitarse demasiado, hubo que fabricar un nuevo texto redactado en Los Pinos: cualquiera puede ser candidato priista a Presidente de la República. Lo más relevante fue que en el cónclave partidario no hubo resistencias, todo pasó como miel sobre hojuelas. Esa era una manifestación de poder presidencial y disciplina de partido, como en los viejos tiempos.
Luego, expedida la convocatoria, se tenía que asegurar que no hubiera comicios internos ni otro aspirante, sino una proclamación. El gabinete y los gobernadores tenían que mostrar su disciplina y debida lealtad al presidente. Algunos secretarios ya habían emprendido sus promociones, alentadas desde arriba, pero sólo para hacer creer que había una competencia. Por lo demás, los más reconocidos como posibles, las principales figuras del sexenio, Videgaray y Osorio Chong, estaban por completo fuera de la idea de un candidato técnico, sin partido, ciudadano a secas. El secretario de Gobernación lo sabía mejor que nadie.
Luego de analizar opciones sobre la manera de oficializar el nombramiento, se optó por llevar a cabo lo que en otros tiempos se llamaba "destape", pero ya no podía ser como antes, cuando se daba a conocer la decisión del partido a través de los líderes de los sectores y ese mismo día se le comunicaba al designado en su despacho, acto con el cual se iniciaba la campaña. Ahora, los tiempos y circunstancias habían cambiado. La autoridad presidencial debía hacerse sentir en persona para brindar todo el apoyo, por si acaso algunos se sentían movidos a discrepar o protestar. Así, se convocó a una ceremonia de relevo del secretario de Hacienda, pero se trataba de proclamar al candidato. Era Pepe, a quien el Jefe del Estado le deseaba éxito y suerte.
"Háganme suyo", imploraba Meade a sus amigos, líderes de los "sectores", legisladores, gobernadores. Ellos lo hicieron suyo desde el primer día, pero a costa de sacrificar el pretendido carácter de independiente, el cual no aparecía por más que la prensa se volcaba a anunciar los tiempos novísimos, que al fin habían llegado, con un candidato sin partido postulado por el PRI. Se hacía posible el anhelo ciudadano de un presidente sin partido.
En los años dorados del viejo PRI, desde Ruiz Cortines, los candidatos lanzaban sus consignas y presentaban su programa básico en los primeros días de su designación. Todos prometían cosas diferentes, al menos en apariencia, nuevas políticas sectoriales, obras, presupuestos, reformas innovadoras. José Antonio Meade, en su descarriado tiempo, no sabía qué criticar ni qué proponer. Algo tenía que decir, sin embargo: convertir a México en potencia; consigna que provocó rubor nacional y, por lo mismo, fue dejada de lado casi de inmediato.
Desde aquel día en que se le había entregado en Los Pinos su constancia de designación, Meade debía presentarse como el experto que podía garantizar la estabilidad económica del país, requisito indispensable para hacer cualquier cosa. Pero, con esa sensación de vacío político que hacía sentir su fría currícula de economista del gobierno, el candidato emprendía una gira tan modosa y tediosa como lo fue siempre su actividad burocrática. Nadie se emocionaba, con la necesaria excepción de los integrantes de las porras de las organizaciones sociales priistas y sus comités territoriales. Los asistentes a los mítines eran conocidos, liderados, llevados, pero no lograban escuchar algo interesante. Actos en lugares cerrados, en su mayoría, meticulosamente organizados. El mayor gasto de precampaña registrado ante el INE.
La proyección del precandidato en los medios de comunicación no estaba provocando confianza alguna. Era natural que Meade resintiera lo que desde hacía años le ocurría al gobierno: sus planteamientos no eran creíbles entre grandes segmentos de la sociedad. Ese enojo social, como luego tendría que ser reconocido por el mismísimo Presidente de la República, había sellado la candidatura de Meade, pues ésa era un acto de los causantes del malestar.
Resultó un fiasco el intento de nombrar "Meade" a la coalición liderada por el PRI, con lo cual, por cierto, el partido y el candidato se ahorraron tener que llevar a cuestas el ridículo. La imagen puramente ciudadana del candidato era una pifia que no se podía salvar poniendo su enredado apellido en el nombre de la coalición que lo postulaba.
No había ciudadano, pero tampoco líder ni forma de improvisarlo. La absurda idea de reproducir en México la exitosa campaña presidencial de Emmanuel Macron en Francia, era eso, algo imposible en un país con otra situación política, otra coyuntura, otra tradición, otra ciudadanía, otra ley electoral. Pero algo peor: era una mentira.
No existía tampoco salida alguna. A pesar de que Nuño era el suplente de Meade y aquél se encontraba en total disposición de tomar la estafeta, Enrique Peña envió a la mitad del gabinete a Toluca a proclamar que, así como había triunfado Alfredo del Mazo, la sucesión estaba asegurada, lo cual no alcanzó a proveer confianzas ni fortalezas.
A esas alturas, seguir con un 18 por ciento en las encuestas era como una bofetada en cara asoleada. Pero así estaba el país, ya que el Presidente de la República contaba sólo con ese mismo respaldo.
Luego vinieron las semanas de campaña legal, pero todo era igual, como si cada día se repitiera lo que antes se había visto. El resultado no hubiera podido ser otro que el fracaso del intento sucesorio. Mas, de seguro, no fue por omisión.
miércoles, 14 de febrero de 2018
Bajo la lupa
Bajo la lupa
Las 5 guerras simultáneas de Netanyahu: Siria, Irán, Líbano, Palestina y ... la policía de Israel
Alfredo Jalife-Rahme
Nhttps://goo.gl/images/FHJ5hw
o fue una buena semana para el premier israelí Bibi Netanyahu en ninguno de sus frentes doméstico/regional/global.
A nivel interno, la policía de Israel recomienda que Netanyahu sea enjuiciado por soborno y abuso de confianza contra el interés público (https://goo.gl/98Wi1M).
Concluye así un largo año de investigación delincuencial sobre los cargos de corrupción, donde no se salva su esposa Sara, de haber recibido sobornos del multimillonario israelí Arnon Milchan, productor de Hollywood.
La estigmatizada Hollywood, uno de los principales centros de propaganda negra de Israel y el Mossad, está siendo fumigada de tanta putrefacción: desde el degenerado sexual Weinstein (https://goo.gl/EN2Rwn) hasta Milchan, donde sale infamado Sheldon Adelson, mafioso dueño de casinos en Las Vegas/Macao.
Han sido tocados dos supremos aliados de Trump y su controvertido yerno Jared Kushner: Netanyahu y Adelson.
La prensa israelí suele ser muy profesional, en flagrante contraste de las caricaturas de su diáspora, y ha dado vuelo a toda la fétida corrupción de Netanyahu.
La Casa Blanca, uno de los pocos aliados que le quedan a Israel en el mundo –descontando a Guatemala y algunas islas en el Pacífico–, se dio el lujo de desmentir a Netanyahu de que EU e Israel discutían la anexión de los colonos en Cisjordania (https://goo.gl/PzTVuB). El mismo Trump, connotado arabófobo/islamófobo y palestinófobo (dejo de lado su mexicanofobia), después de haber criticado a los palestinos como de costumbre, no tuvo más remedio que reconocer que no estaba seguro de que Israel desea verdaderamente la paz (https://goo.gl/G3TKQM): inesperada crítica de Trump contra su primer aliado en la Vía Láctea, que aisló a EU del concierto universal con su rechazado reconocimiento unilateral de Jerusalén como capital fake de Israel que levantó el coro de musulmanes y cristianos del planeta (https://goo.gl/4JXNKa).
A cada quien su enfoque. En medio del ominoso presupuesto de guerra enviado por Trump al Congreso por 4.4 billones de dólares –con su propuesta de inversión en infraestructura por 1.5 billones de dólares–, lo que más me impactó fue la feroz diatriba del polémico presidente No. 45 por el despilfarro de 7 billlones de dólares ( ¡mega sic!) de las guerras de EU en el Medio Oriente, que naturalmente han favorecido al complejo militar industrial de Israel: “Hemos despilfarrado 7 billones de dólares en el Medio Oriente: una estupidez ( sic). Ahora es tiempo de empezar a invertir en nuestro país” (https://goo.gl/xKxW22). ¿Presagio del repliegue de EU de la región?
Se nota la competencia en infraestructura tanto de EU como de China. Hoy, la geopolítica de EU, China y Rusia pasa por la infraestructura y dejan atrás las alucinaciones financieristas (https://goo.gl/ofjwek).
Chemi Shalev, del rotativo israelí Haaretz, donde escamotea la corrupción de su primer ministro, comenta “la guerra de Netanyahu en dos frentes contra Irán ( sic) y la policía israelí” (https://goo.gl/HaK323).
Lo de la policía israelí es evidente, pero lo de Irán queda en el aire después de la peligrosa escalada bélica, no vista desde 1982, donde Israel derribó un dron en las alturas del Golán –territorio sirio que ocupa Israel en forma ilegal desde 1973– y que acusa al país persa de su autoría.
Irán rechazó categóricamente la imputación y el famoso dron –que pudo ser un señuelo del ejército sirio o de la guerrilla libanesa chiíta Hezbolá o iraní o de los tres (con o sin bendición rusa)– provocó una reacción desmedida del ejército israelí que bombardeó varias instalaciones en Siria.
Netanyahu, en vísperas de ser indiciado por su policía, se jactó de los bombardeos de Israel habían asestado un golpe severo a Irán y Siria (https://goo.gl/gzVVrw).
Hipótesis multivariadas sobre el dron no faltan. Agrego la mía: su derribo por un helicóptero del ejército de Israel fue el pretexto para los desproporcionados bombardeos y quizá sirvió de escenario para que Netanyahu, que se pasa de perverso, desviara la atención de sus avatares domésticos, mientras el secretario de Estado, Rex Tillerson, iniciaba una gira por la región donde no venía en su lista el supuesto aliado preferido, Israel.
Más allá del dron, lo principal es que durante los bombardeos de Israel fue derribado por primera vez un avión F-16 –el portal Southfront afirma que fue dañado otro avión (https://goo.gl/aYyuzX)– y que es muy probable haya roto la invencibilidad aérea de Israel, a grado tal que el líder de Hezbola, Hasan Nasrala, alardeó el inicio de una nueva era estratégica (https://goo.gl/A78LJi).
Se ha recrudecido la confrontación de Israel en sus otros dos frentes: el conocido de Palestina ocupada, específicamente en Gaza, y otro con Líbano, en cuya frontera el Estado sionista ha empezado a construir su agresivo muro (https://goo.gl/2wvy7d). El presidente libanés católico-maronita Michel Aoun alertó a su país sobre una guerra de Israel que, para no variar, pretende quedarse con los yacimientos gaseros del País de los Cedros Milenarios en el Mar Mediterráneo.
La escalada es mucho mayor de lo que se entrevió porque Rusia y EU tienen sus propios frentes en Siria.
Tanto Bloomberg (https://goo.gl/75vD3a) como NYT (https://goo.gl/tcSgvg) dan cuenta que los bombardeos aéreos de EU cerca de Deir-el-Zor (al oriente del rio Éufrates) cobraron la vida de más de 200 ( ¡mega sic!) civiles rusos ( ¡súper sic!), cuando Turquía asedia la ciudad siria de Afrin, en manos de los kurdos, al norte.
Se trata de varias guerras dentro de las guerras conocidas de Siria con diferentes características.
A mi juicio, dejando de lado la grave matanza de 200 civiles rusos por EU, lo relevante fue el derribo del F-16 israelí que ha dado lugar a infinidad de interpretaciones.
La escalada de Israel, que quizá también cayó en la trampa del señuelo del dron, valió un severo llamado de atención de la cancillería rusa que fustigó la violación de la soberanía siria.
La llamada telefónica de Netanyahu, quien había estado previamente en Moscú,y el zar Vlady Putin ha pospuesto un enfrentamiento mayor (https://goo.gl/CKedci).
El analista británico Alexander Mercouris comenta que varió el balance militar con el éxito de Siria en derribar el avión israelí (https://goo.gl/b8fTDK).
El comentarista militar israeli, Zvi Bar, aduce en forma correcta que los bombardeos israelíes en Siria corren el riesgo de forzar a Rusia a adoptar una postura pro-iraní (https://goo.gl/7a2ZvL).
Israel, con la decisiva presencia rusa en Siria, no se puede dar el lujo de golpear a ciegas como en los pasados 69 años y ahora tiene que tomar en cuenta los intereses del zar Vlady Putin en Siria y en la región.
Dejando de lado conjeturas interesadas, la dinámica en Siria y sus nuevas guerras dentro de las guerras han asentado la convergencia de Rusia (con China sentada en el asiento trasero), el Creciente Chiíta del C4 –Irán/Iraq/Siria/Hezbolá de Líbano–, y quizá Turquía, frente a Israel y EU (https://goo.gl/MYYBmy).
La gran interrogante es si Trump, después de la ominosa escalada reciente, seguirá manifestando su iranofobia a ultranza.
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martes, 13 de febrero de 2018
Este irracional enojo social
Este “irracional” enojo social
Por Profesor Pablo Gomez
Mientras Enrique Graue, rector de la UNAM, estaba diciendo que nunca, como ahora, México había sido un país tan profundamente desigual y, por otro lado, la Concamin señalaba que no se había logrado la prometida tasa de crecimiento de más del 5 por ciento y que la de 2017 será la más baja, en promedio, de los últimos 30 años, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, hacía un llamado, dijo, a “desterrar este que algunos llaman irracional enojo social”.
La frase es trascendental porque implica que el gobierno ya se ha dado cuenta de la indignación popular en su contra aunque ésta no sea racional, es decir, no sea producto del entendimiento de la realidad o no sea entendible en sí misma, por lo cual, su “destierro” (apartar de la mente un pensamiento o un sentimiento) se podría lograr –cree Peña—mediante la comunicación de los avances del gobierno. Asunto resuelto, se diría, con el muy meditado discurso del “Jefe del Ejecutivo”.
Peña se ha empeñado de inmediato en esa empresa y dijo ser “el primero en demandar de manera comedida (…) que haya memoria entre nuestra población, entre nuestra sociedad, y sepamos también reconocer de avances, de logros y de beneficios” (sic). La sociedad (desmemoriada) ya no presenta demandas al gobernante sino que ahora éste hace solicitudes al pueblo, comedidamente, claro. Sin duda, algo profundo ha ocurrido en el país como para ubicar las cosas al revés.
Al tiempo, el secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, afirmaba, sin titubeo, que “a México le ha ido bien”, pese al derrumbe petrolero en producción y precios.
Todo lo anterior ocurrió el pasado lunes 12 de febrero, el día en que terminó el periodo de precampañas. Mas, por lo visto, fue también el de inicio de la campaña electoral del gobierno, ya sin candidatos en la palestra.
La arremetida publicitaria del gobierno se prolongará hasta el día de la votación, pero no tiene como propósito hacer propaganda oficial, la cual está prohibida por la ley en el periodo electoral, sino difundir su mensaje político a través de gacetillas pagadas de diverso tipo. Para eso hay dinero… mucho y sin control alguno.
El fracaso de la candidatura priista es el fracaso del gobierno de Peña. Esta circunstancia es reconocida con amplitud, pues no existe dentro o fuera del país analista, político, periodista o académico que considere que la gestión de Peña ha sido exitosa. Mas no se trata sólo del contraste entre lo prometido y lo realizado, sino del balance neto de un gobierno que se perdió en sus propios dogmas y terminó generando desastres.
El número de “nuevos empleos”, que es el dato con el que Peña se glorifica, tiene un componente que no estaba antes en la estadística: la formalización de empleos ya existentes por efecto de los recientes cambios fiscales sobre los pequeños contribuyentes. Y tiene también algo estructural: casi todos son empleos de muy baja calificación y menor salario. En un marco general de estancamiento en términos reales, como el que mantuvo Peña estos cinco años como fiel heredero de sus predecesores, no se crean puestos de trabajo calificados más que en aquellas sub ramas integradas, como la automotriz, que han seguido creciendo.
Peña no habla del componente inducido que caracteriza la alta tasa de inflación, la cual rebasó por mucho el pronóstico oficial. Con el fin de promover gasolineras privadas y poner cara bonita para hacer licitaciones (entrega de yacimientos) entre las mayores compañías petroleras, se mantuvo un IEPS alto y móvil, cuyo nombre común es gasolinazo, extendiendo la carestía, con mayor salvajismo, al gas doméstico. Todo para nada: el IEPS sigue siendo “subsidiado” y las pérdidas económicas han sido mayúsculas para el país.
Dice el gobierno que las más recientes concesiones de crudo y gas le dejarán a México 159 mil millones de dólares. Todos ellos inventados porque, en realidad, se calcula que serán el monto de la inversión extranjera durante los próximos diez años, pero no serán ganancias del país ni se quedarán en México. De las últimas licitaciones que se hicieron, el ingreso del fisco será por un importe miserable de 500 millones de dólares, a cambio de concesiones por 20 años.
Que no se hable del escandaloso número de pobres mexicanos porque ese tema está clausurado en el gobierno, incluyendo a su candidato, debido a que convierte al país en algo impresentable. Tampoco se ha de hablar de que México es uno de los países socialmente más desiguales del mundo. Para ciertos sujetos y en ciertos temas, callar es mentir.
La “comunicación” de los “avances” logrados por el gobierno, ordenada por Peña, ha de ser una campaña política (electoral) de mentiras porque ese gobierno no conoce otro lenguaje, otra forma de ser. Es natural, por tanto, que el enojo social se vaya a incrementar.
Pero hay algo más. En la medida en que Peña lleve a cabo su campaña de “comunicación”, la gente le creerá mucho menos. Hay que tomar en cuenta que la falta de credibilidad es uno de los problemas que el gobierno ha trasladado al candidato Meade. Por lo demás, él ya tuvo sus momentos en el gabinete actual y en el anterior, en los que pudo haber demostrado que conoce otra política.
José Antonio Meade sabe todo lo anterior. Y sabe más porque conoce al gobierno y es parte de sus tramas. Sin embargo, no puede reaccionar, está atado a Peña y a sí mismo, es una de las partes del fenómeno conocido como enojo social, aunque algunos otros le llaman hartazgo.
Bajo la lupa
Bajo la lupa
La hermana de Kim Jong-un invita al presidente sudcoreano Moon a Norcorea
Alfredo Jalife-Rahme
M
ientras el nonagenario ex secretario de Estado Kissiger incita a un “tentador golpe nuclear contra Norcorea (https://goo.gl/K6fGpU)”, las dos Coreas se han unido en un solo equipo para participar en los Juegos Olímpicos de Invierno, donde se sentaron en la primera fila el día de la apertura, el vicepresidente Mike Pence, su esposa Karen, y el pugnaz premier japonés, Shinzo Abe, detrás de quienes se encontraba la princesa norcoreana Kim Yo-jong, hermana del mandatario norcoreano, Kim Jong-un, que ha cautivado a la opinión pública de Sudcorea (https://goo.gl/fSHgdQ).
La princesa, enviada especial de su hermano, fue acompañada por el ceremonial jefe de Estado Kim Yong-nam, de 90 años de edad.
Lo más espectacular ha sido la invitación al presidente sudcoreano, Moon Jae-in, entregada por la princesa para visitar Norcorea.
La princesa conocida por su humildad pese a su gran poder tras bambalinas –que en forma absurda ha sido bautizada por la CIA como la Ivanka Trump de Norcorea– escribió un mensaje en el libro de anfitriones en el palacio presidencial de la Casa Azul de Sudcorea: Espero que Pyongyang y Seúl estén más cercanos en los corazones de los coreanos y lleven a la unificación (¡supersic!) y la prosperidad en el futuro cercano.
La princesa norcoreana ganó la competencia de relaciones públicas al vicepresidente Mike Pence, no se diga a su mujer Karen, y al premier japonés Abe, que dejó una pésima imagen de intervencionismo bélico.
En su vuelo de regreso a Estados Unidos (EU), el vicepresidente Pence, quien amenazó con sanciones más drásticas contra Norcorea, comentó que no existía claridad entre EU, Sudcorea y Japón en el contencioso de la nuclearización de Norcorea.
A juicio de Shane Savitsky, del portal Axios (10/2/18), la invitación al presidente Moon a visitar Norcorea trata de colocar una cuña diplomática entre Sudcorea y EU.
No será fácil que Trump –quien anhela un limitado golpe militar nuclear contra Norcorea, bautizado como sangrado de nariz– venda su primera guerra como presidente cuando las dos Coreas lo han dejado aislado y están dispuestas a evitar la guerra en la penísnula.
El almirante retirado de EU James Stavridis, anterior comandante supremo en la OTAN, juzga de que “no existen opciones militares que resulten en menos de centenas de miles de víctimas y quizá hasta 3 millones (¡megasic!) (https://goo.gl/8zQMZx)”.
A propósito, el nombrado (y aceptado) embajador de EU en Sudcorea, Victor Cha, consejero sénior del think tank CSIS y profesor de Georgetown, quien fue defenestrado feamente por Trump debido a sus declaraciones cuando calculó, sin contar las víctimas autóctonas de las dos Coreas y Japón, que una opción militar pondría en riesgo a 230 mil estadunidenses (civiles y militares) que radican en Sudcorea y 90 mil en Japón, cuya evacuación sería “virtualmente imposible (https://goo.gl/L9SL8y)”.
Un portavoz del presidente sudcoreano Moon dio la bienvenida a la posibilidad de una reunión con el líder de Norcorea al comentar que las dos Coreas deben trabajar juntas para crear el ambiente propicio.
El portal chino Global Times arguye que la invitación constituye una señal positiva para la paz, pero que la actitud de EU a la relación de las dos Coreas es problemática y constituye un obstáculo real.
Zheng Jiyong, director del Centro de Estudios Coreanos en la Universidad Fudan, adujo que EU está fuera de control y después de los Juegos Olímpicos Trump ejercerá mucha presión sobre Moon para endurecer su postura con Norcorea. Agregó que si Moon desea menos barreras y presiones de EU será necesario que busque a China y a Rusia, así como “superar la oposición doméstica de los conservadores que no desean mejorar las relaciones con el norte (https://goo.gl/fsQJRa)”.
El presidente sudcoreano, quien ha resultado un gran estadista, deberá operar un equilibrio muy delicado entre Norcorea y su supuesto aliado EU, por lo que promueve la reanudación del diálogo entre Pyongyang y Washington, y el “desarrollo norte-sur en la península (https://goo.gl/8nzcrs)”.
Por lo pronto, el presidente Moon paró en seco la intromisión del premier japonés, quien exigió no posponer los ejercicios militares de Sudcorea y EU.
El acercamiento de las dos Coreas ha dejado aislado el belicismo del premier Abe, quien parece haberse olvidado de que EU lanzó dos bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki.
El editorial de Global Times menciona que ahora existen más opciones y ventanas de oportunidad, ya que Moon ha tratado a la delegación de Norcorea con gran hospitalidad cuando el resentimiento de EU ha sido notorio: Mike Pence llegó tarde a la recepción anterior a la apertura de ceremonia y permaneció solamente cinco minutos, lo cual fue descortés por “desear expresar su insatisfacción con Sudcorea (https://goo.gl/DeHB6y)”.
Otra descortesía fue que Pence y su esposa Karen no se pusieron de pie para saludar a la delegación unificada de las dos Coreas.
Global Times sopesa la factibilidad del viaje de Moon que depende de varios factores. Uno de ellos es que la situación retorne a los niveles de antes de los Juegos Olímpicos, con ejercicios militares conjuntos de EU y Sudcorea y continuas pruebas de misiles de Norcorea, especialmente pruebas nucleares, lo cual descarrilaría la visita.
Global Times considera que lo más crítico es la capacidad de Moon a demostrar la habilidad para configurar la situación en la península. El acercamiento de Norcorea intenta continuar la suspensión de los programas nucleares y misilísticos después de los juegos, lo cual es inseparable para resolver la crisis nuclear.
Según el editorial chino, EU mantiene la opinión de que la suspensión del programa nuclear y misilístico de Pyongyang es unilateral e irrelevante (¡supersic!) para los ejercicios militares de EU y Sudcorea cuando EU también exige que Pyongyang abandone las armas nucleares para que exista un fundamento al diálogo de EU con Norcorea. De allí que la próxima tarea de Moon sería persuadir a Washington cuando tiene las cartas en su mano para presionar a Washington para hacer concesiones o por lo menos disminuir la intensidad de los ejercicios militares conjuntos, lo cual ciertamente no es sencillo y puede ser políticamente arriesgado, pero es ese movimiento que puede dar la esperanza de resolver pacíficamente la crisis nuclear con Norcorea.
Yang Jiechi, enviado especial de China instó a Trump a impulsar la coordinación sobre Norcorea (https://goo.gl/SswKTz).
Para China no solamente debe existir un diálogo regular intercoreano, sino también entre Pyongyang y Washington.
El portal SCMP refiere que Shi Yinhong, director del Centro de Estudios Estadunidenses de la Universidad Renmin, comentó que China probablemente usará la distensión para tratar de persuadir a EU de reconsiderar su estrategia de prevenirle tomar una acción militar.
¿Prevalecerán en la mente de Trump los consejos de guerra auspiciados por Kissinger o la sapiencia militar del almirante retirado Stavridis, para quien no existe opción militar en la península coreana?
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La ruptura del 68
La ruptura del 68
Vilma Fuentes
E
l fenómeno de 1968 es todavía un tema de cuestionamiento. Después de L’héritage impossible, publicado en 2006, el sociólogo Jean-Pierre Le Goff publica ahora La France d’hier, un ensayo en forma de relato, donde traza los 18 años que precedieron los eventos del 68 en Francia. En este volumen subtitulado Relato de un mundo adolescente, de los años 1950 a mayo 1968, el autor intenta transmitir a las nuevas generaciones lo que fueron la transformación de un mundo y el sacudimiento interior de un joven normando durante la década de 1960. Narración autobiográfica, testimonio decisivo sobre la vida cotidiana de los franceses bajo el reino del general De Gaulle. Retrato de la Francia de antes que permite comprender los tormentos y dudas que condujeron a una generación a levantar las barricadas en las calles de París.
Le Goff aclara que dudó en escribir este libro pues no se siente inclinado por los aniversarios ni las conmemoraciones. Pero se decidió a describir los orígenes de este movimiento al cuestionarse sobre los apologistas de mayo 68 y los detractores actuales, preguntándose cómo la política incorrecta de los actores de ese movimiento de rebelión se convirtió en la política correcta de una generación nostálgica del 68 y llegó a la institucionalización de una cultura de izquierda instalada en el poder y en los medios de comunicación. Mayo 68 es un acontecimiento histórico iconoclasta que no pertenece a nadie, señala con acierto Le Goff, quien no pretende hacer un balance ni un análisis exhaustivo de los hechos. Simplemente tratar de transmitir a los jóvenes, para quienes 68 aparece como la prehistoria, lo que fue el mundo de antes y, así, reanudar los lazos rotos entre generaciones.
En este relato de ego-historia, como el autor mismo califica su libro, Le Goff narra su infancia en Normandía como hijo de un pescador marino y una madre propietaria de un pequeño comercio. Su familia pertenece a una clase situada entre necesitados y poseedores. Alumno de escuela privada y católica, juega en la calle con los niños de la escuela pública y laica. Sigue la dura adolescencia con sus angustias y sus rebeliones. Actor y testigo de mayo 68 en París. La renuncia del presidente De Gaulle. La apología de una cultura de izquierda y el encumbramiento de las ideas protestatarias de 68 en política correcta, antes de que se produzca un intento de retorno a la autoridad y el orden con la consecuente crítica de las ideas libertarias de una generación que, como señala Bellefroid en Les fols chevaliers de la table rase, deseaba hacer tabla rasa de un mundo que consideraba asfixiante.
Algunas vivencias y reflexiones de estos y otros libros sobre el 68 me recordaron un pequeño libro titulado Los jóvenes que Orfila decidió publicarme en la Colección mínima de Siglo XXI en 1969, todavía frescos los eventos ocurridos en México el año anterior y que condujeron a la trágica matanza de Tlatelolco el 2 de octubre. Se trataba de un reportaje-retrato de mi generación. Las coincidencias con varias de las observaciones de Le Goff con las mías, a pesar de las distancias en el tiempo y la geografía, la diferencia entre su descripción de los hechos 50 años después y la mía en vivo, hicieron resaltar los vasos comunicantes y las aspiraciones comunes entre los jóvenes mexicanos y los jóvenes franceses de 1968.
Revuelta adolescente que culmina en una exigencia de lo absoluto y de inmediato, así esta exigencia desemboque en la muerte. Fin de los compromisos con una sociedad de consumo y placeres que se paga con la obediencia y la sumisión. Imposición posterior de un nuevo pensamiento único. Peligro de la pérdida de la significación, la necesidad espiritual más profunda de los hombres. Cabe preguntar: ¿qué es la significación a la hora de la comunicación y la imagen? La amenaza, señala Le Goff, es el riesgo de la desagregación y de una barbarie nueva que vuelva al mundo insignificante y vano.
vilmafuentes22@gmail.com
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Mexico SA
México SA
Peñalandia, una vez más
Empleo mata estudios
Ingreso igual al de 2007
Carlos Fernández-Vega
E
l irritado gerente general de Peñalandia reclama que desconocer los avances es faltar a la verdad, desinformar a la ciudadanía y degradar la política, y por lo mismo ha ordenado a su personal divulgar la versión oficial de que México nunca ha estado tan bien como ahora y que aún restan 10 meses de gobierno para redondear la hazaña.
Y entre los grandes logros por él cacareados se cuenta la generación de empleo formal (poco más de 3 millones a la fecha, el doble de los creados en los 12 años anteriores, según reza la propaganda oficial), lo que si bien a simple vista se trata de un volumen nada despreciable, a la hora del detalle se confirma que son puestos laborales cada vez más precarios y dejan afuera a los mexicanos con mayor preparación.
Sobre el particular, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC: Empleo precario y mala educación) analiza el panorama y advierte que el problema de México no es la falta de oportunidades laborales; en realidad es la precariedad de las existentes. Durante las pasadas cuatro décadas los mexicanos han visto mermar tanto la calidad de su empleo como las oportunidades de negocio que existen en el país. Son dos caras de la misma moneda: la precarización del mercado laboral tiene una contraparte en la precarización del entorno empresarial. Las cifras son contundentes. De su estudio se toman los siguientes pasajes.
De acuerdo con información del Inegi, durante el tercer trimestre de 2017 la tasa de desocupación se ubicó en 3.6 por ciento, una de las más bajas en los pasados 12 años. ¿Una buena noticia?
De una población de 54.4 millones de personas consideradas como económicamente activas (que buscan una ocupación y tienen la edad legal para hacerlo), 1.9 millones se encuentran desocupadas, 3.6 por ciento del total, proporción inferior a la que se observa en otras naciones. Sin embargo, el primer problema que debe citarse es que 47 por ciento de desocupados tenía algún grado de estudios a nivel medio superior o superior; a pesar de ser minoría, los mexicanos que tienen mayores cualificaciones escolares enfrentan fuertes dificultades para encontrar una ocupación. Además, el desequilibrio va en aumento, pues en el primer trimestre del 2000 la proporción era de 30 por ciento y para 2017 fue de casi la mitad. Si bien lo anterior es inquietante, la información por estado representa una preocupación mayor.
Más de la mitad de los desocupados tiene un grado de estudios de media superior o superior en 12 entidades de la República (38 por ciento del total). Chiapas, Guerrero, Ciudad de México, Campeche y Quintana Roo ocupan los primeros cinco lugares en ese indicador. En todas esas entidades tener un grado de estudios superior al promedio nacional no es suficiente para encontrar un buen empleo. La razón de fondo radica en el bajo valor agregado que genera el sector productivo: requiere poco capital humano, es decir, un nivel de estudios y de capitación laboral bajo.
Aquí existen dos contradicciones que se deben resaltar. La primera es que va en contra del modelo de apertura económica y comercial, la lógica de ambos es competencia, para lo cual se requiere emplear a personas altamente educadas y capacitadas. En México no se cumple dicho precepto. En segunda instancia se tiene la función que debería cumplir el sistema educativo: ser factor de movilidad e inclusión social. ¿Para qué educarse si ello no propicia encontrar un buen empleo u oportunidad de negocio en la economía?
Con lo anterior se pervierte una parte importante de los objetivos del sistema educativo, que es la de generar estabilidad social mediante el ingreso económico que debe fomentar para quienes hacen el esfuerzo de estudiar. A partir de esto se generan incentivos perversos: puede ser más rentable incorporarse a la economía informal o ilegal y desertar del sistema educativo.
En ese sentido, además la tasa de desocupación relativamente baja también implica desequilibrios significativos en términos de la mala calidad de los salarios y en que la mayor parte de las oportunidades se genera en la informalidad. Hasta el cierre de 2017, 57 por ciento de personas ocupadas tenía un vínculo con la informalidad, lo que representa a casi 30 millones, 10.5 millones más que todos los trabajadores registrados en el IMSS.
La informalidad sintetiza el grado de precarización de la ocupación laboral en el país, de este México informal. Representa la falta de seguridad social (32.6 millones de personas ocupadas), ausencia de un contrato por escrito (15.9 millones), prestaciones sociales distintas a la seguridad social (13.5 millones), carencia de acceso a un sistema de pensiones y tributación fiscal. En resumen, la informalidad agrupa a ese México que vive en las sombras, que no espera mucho de las instituciones, porque en el extremo le estorban en su actividad diaria. Parte del problema es la mala educación.
Mala ocupación tiene relación con mala educación. En años recientes México no ha logrado elevar su posición en las pruebas internacionales; normalmente ocupa el último lugar en matemáticas, ciencias y aún en lo más básico, que es la comprensión de lectura. ¿Cómo se puede competir a escala internacional en la parte productiva cuando la educación no genera los fundamentos de aprendizaje científico y tecnológico?
La reforma educativa promulgada tiene dos retos fundamentales: mejorar la calidad del sistema educativo de México y la infraestructura de éste; de otra manera, difícilmente se podrá tener éxito en el objetivo de convertir la educación en pilar del desarrollo social y económico de México.
México vive el círculo vicioso. Es el pago al pecado de haber descuidado la educación, la actividad empresarial y la salud del mercado laboral. El resultado es un crecimiento inercial de 2.5 por ciento, con altos niveles de pobreza, donde existen algunas regiones que luchan por incrustarse a la globalidad y la modernidad, sin que por ello representen a la realidad nacional.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, en Peñalandia se presume el aumento salarial en el país, pero el Coneval documenta que el ingreso laboral per cápita real en el tercer trimestre de 2017 resultó menor que en igual periodo de 2007… Que no habría alzas abruptas en los precios de las gasolinas, pero en los hechos el litro de Premium (sur de la CDMX) ya roza 20 pesos por litro.
Twitter: @cafevega
D.R. cfvmexico_sa@hotmail.com
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Dinero
Dinero
Le ha ido bien a México, dice el secretario de Hacienda
A pesar de gasolinazos e inflación
Margarita en la boleta
Enrique Galván Ochoa
N
o seleccionó el día más propicio el secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, para hacer un balance de la situación económica y financiera del país, que pretendió pintar color de rosa. Estamos en la cuesta de enero que se ha extendido a febrero. Las ventas en establecimientos iguales de los afiliados a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, tipo WalMart, Soriana y Chedraui, crecieron en enero 3.9 por ciento. Aparentemente suena bien, pero de acuerdo con los especialistas, es el inicio de año más bajo desde la caída de 2014. Y eso que en tiempos como los que vivimos los consumidores concentran su gasto en alimentos y dejan para más adelante la compra de ropa, muebles o paseos. No puede hablarse de una economía buena para el pueblo cuando la gasolina Magna ha aumentado 69.12 por ciento en el sexenio de Peña Nieto. Hasta antes de diciembre de 2012 –cuando tomó posesión– costaba 10.72 pesos el litro; ayer, en numerosos expendios se vendía hasta en 18.13 pesos. Son las delicias de la reforma energética.
Le ha ido bien
González Anaya afirmó que a México le ha ido bien pese a la caída de 2.5 millones de barriles de producción a 1.9 millones y una baja en el precio del petróleo de 100 a 46 dólares por barril. Sin embargo, no mencionó el dato del precio de la gasolina. Tampoco el alza del gas doméstico. Entre los resultados positivos citó que la deuda pública, medida por el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, se ha reducido de casi 50 por ciento del PIB a 46 por ciento. Sin embargo, no dijo que, medida en pesos, la deuda supera 10 billones. (Peña Nieto la recibió en 5 billones y fracción de su antecesor, Felipe Calderón, que también le cargó la mano). Tuvo razón, sin embargo, el secretario de Hacienda cuando dijo que se ha presentado un crecimiento de cinco puntos porcentuales en los ingresos fiscales; los contribuyentes pasaron de 38 a 64.7 millones en lo que va de la presente administración. Pero no mencionó que la gente está sufriendo ese éxito, especialmente en la frontera, con la homologación del IVA a 16 por ciento (era de 11 por ciento). Ignoró el tema de la devaluación. No habló de la inflación del pasado enero, la cual, según Inegi, fue de 5.5 por ciento anual (casi el doble de la meta del Banco de México), (eso tiene que ver con la caída de las ventas en el súper), por lo que ha tenido que subir la tasa de interés a 7.5 por ciento, para retener a los capitales golondrinos. Con todo, a México le ha ido bien, en palabras del secretario de Hacienda.
Noticias de la campaña
Margarita Zavala estará en la boleta de la elección presidencial. Anuncia que ya cumplió con los requisitos del número de firmas y de entidades. No es una buena noticia para el candidato del Frente, Ricardo Anaya. La campaña se llevará a cabo en dos pistas, la central y la de los panistas divididos. Tampoco hay buenas noticias para la candidata frentista en Ciudad de México, Alejandra Barrales. Una encuesta del diario El Economista revela que Mikel Arreola, del PRI, ya la desbancó del segundo lugar.
Ombudsman social
Asunto: la izquierda moderna
El PRD, el ingrato partido que alguna vez fue la esperanza de un cambio y que pudo haber llegado muy alto, ahora en amasiato con el Prian. Lo que bien merece ahora es darle sepultura, porque ya no representa en nada la defensa de los derechos de las mayorías. Espero que ese partido descanse, pero no en paz.
Fernando Mendoza/Ciudad de México (vía Facebook)
R: No hay que dar por muerta a la izquierda moderna. En los muchos años al frente del gobierno de Ciudad de México, algunos jerarcas del perredismo han hecho mucho dinero. Ahí están Los chuchos.
Twiteratti
Qué bueno que por fin las precampañas (que en realidad fueron campañas) de los precandidatos (que en realidad son candidatos) que iban dirigidas a la militancia de su partido (que en realidad iban dirigidas a la ciudadanía) ya terminaron (que en realidad, se reanudan en marzo).
@DimeFred
En el Metro, como en el corazón, antes de entrar, permita salir.
@CDMXMetro
Ahora no sólo estamos divididos entre pobres y ricos, también entre prietos y güeros. Enrique Ochoa Reza, tu racismo es algo normal entre la clase gobernante. Gracias por recordárnoslo.
@taller2006
Twitter: @galvanochoa
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galvanochoa@gmail.com • Foro: http://elforomexico.com/encuestas/
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Astillero
Astillero
¿Quién, en la final, contra AMLO?
Meade y Anaya, en disputa
Tache a precampañas e intercampañas
Los profes, a escena
Julio Hernández López
E
n los ajustes a las leyes electorales que suelen hacerse después de las contiendas importantes, sobre todo si son reñidas o con abiertas acusaciones de fraude, deberá incluirse la eliminación del periodo de impostura que acaba de terminar, el de las precampañas, y el que ya ha empezado, el de intercampañas.
Ningún país debería acostumbrarse a la pautada simulación cívica que, en estas semanas recientes, implicó la falsedad de difundir propaganda electrónica (radio y tv) a diestra y siniestra, bajo el mentiroso acotamiento de que sólo era dirigida a los militantes de determinado partido, y en específico a los delegados o a quienes habrían de elegir candidatos en convenciones o actos internos similares. Otro engaño vergonzoso, a causa de esa pésima conceptualización legislativa, ha sido el de no declarar abiertamente a los candidatos partidistas como tales, siendo únicos y, por tanto, virtuales ganadores de sus procesos internos aunque fuera sólo con el voto del propio interesado. Falsos precandidatos en falsas precampañas, en una pérdida de tiempo ciudadano, con un gasto innecesario de recursos y en una preocupante normalización masiva de la falsedad electoral.
Al final de ese periodo de precampañas, poco ha cambiado en el escenario electoral. El puntero sigue adelante, con una distancia notable no sólo en las manipulables encuestas de opinión a la mexicana sino, sobre todo, en el ánimo social, harto de todo lo que ofrecen y significan los políticos tradicionales, sobre todo los que ahora están en el poder federal. López Obrador fue, en todo caso, el precandidato que mejor aprovechó este tramo, proponiendo gabinete y aspirantes a fiscales, eludiendo propaganda negativa referida a Venezuela y Rusia y fijando muchos temas de la discusión pública.
Sus dos contendientes centrales poco pudieron hacer. José Antonio Meade perdió la oportunidad de desmarcarse del priísmo del que no forma parte en términos de padrón de afiliados, zigzagueante en la definición de su perfil, experimental, insólitamente (para un candidato presidencial priísta) sometido al método de prueba y error. Ricardo Anaya Cortés solamente se posicionó en términos de mercadotécnica política elemental: discente en inglés y francés, músico, trepador de torres en templetes, pose e imagen.
El enigma está, en todo caso, en la evolución de esos dos competidores rezagados. Hay una generalizada opinión de que sólo con un segundo lugar fuerte, bien definido, se podrían concentrar las fuerzas hasta ahora dispersas de quienes no desean que López Obrador llegue a Palacio Nacional. En ese carril especulativo, hay quienes suponen que una jugada maestra del priísmo y sus aliados sería aceptar que muchos mexicanos no desean más PRI en el poder y, por ello, sería más aceptable la figura alterna del sistema, que sería el joven Anaya, cultivado en meses recientes en el ejercicio de un oposicionismo que no es genuino.
A la gelatinosa primera fase de las precampañas sigue la igualmente imprecisa y probablemente poco productiva etapa intercampañas. Se pretende que haya propaganda política, pero no electoral; que los partidos promuevan sus ideas y postulados, pero no los nombres de sus candidatos; que haya conferencias de prensa y actividad en medios, pero sin que los candidatos declarantes utilicen los méritos o deméritos de lo que vayan diciendo para promover sus aspiraciones (en todo caso, por dar un ejemplo, mientras los aspirantes presidenciales estén semiatados, los secretarios del gabinete peñista tendrán la oportunidad de aprovechar el tiempo relativamente neutro, para convencer a los mexicanos de lo bueno que sería darle continuidad a esta administración).
El tablado magisterial vuelve a trastocarse. La segunda joya más importante de la corona del reformismo peñista, la educativa, está bajo fuego político desde dos flancos internos: por una parte, la tradicional disidencia, nucleada en las siglas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la muy combativa CNTE y, por otra parte, la resucitada corriente que le sigue siendo leal a Elba Esther Gordillo, tácticamente realineadas ambas fuerzas, CNTE y elbismo (en diversos grados y con ciertas reticencias en el caso de la Coordinadora), bajo la promisoria y al mismo tiempo riesgosa sombrilla electoral que les ha ofrecido Andrés Manuel López Obrador como candidato reconciliatorio desde el partido Morena.
La CNTE ha vuelto a empujar con la fuerza que le es conocida, demandando en Ciudad de México que se reinstalen mesas de negociación con el gobierno federal y retomando activismo callejero en algunas ciudades de sus estados clave, como Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero. Las demandas centrales son la abrogación de lo que se ha llamado reforma educativa y la reinstalación de profesores despedidos. Además, coinciden con el elbismo en el rechazo por adelantado de los acuerdos a que pueda llegar el congreso del oficialismo, inaugurado ayer en Puerto Vallarta, y en el desconocimiento de las facultades del actual dirigente formal, Juan Díaz de la Torre.
El flanco elbista, en todo caso, es el más novedoso. Luego que un juez federal otorgó una suspensión provisional de las facultades de Juan Díaz de la Torre como presidente del buró directivo del SNTE, se ha vigorizado la peculiar oposición de los gordillistas a prácticas como las que en su momento encumbraron a Elba Esther y que en 2013 fueron ejecutadas de manera jurídicamente torpe por el peñismo para retirar a Gordillo del mando sindical y destrabar las vías laboral y política para la imposición de lo que se dio en llamar reforma educativa. Ayer, en Puerto Vallarta, Díaz de la Torre se esmeraba en proclamar la validez de su ejercicio y del congreso. El pleito judicial y político continuará en ese sindicato, cuyo caudal de votos y habilidades para la representación electoral está en el centro del litigio real inmediato, el que libran el priísmo y el lopezobradorismo. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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La amenaza de Meade
La amenaza de Meade
Pedro Miguel
S
i hubiera una diferencia real y de fondo entre los intereses que representa Ricardo Anaya y los que están detrás de José Antonio Meade, ambos tendrían que estar en una reñida lucha por consolidarse en el segundo lugar de las preferencias electorales para, desde allí, intentar alcanzar al lejano puntero en los sondeos, Andrés Manuel López Obrador. Pero no: ambos, el panredista y el priísta-verde, enfocan su violencia verbal en contra del tabasqueño y sólo de manera muy secundaria intercambian entre ellos alusiones casi corteses. Los dos aseguran, como espejos enfrentados, que se encuentran en situación de empate técnico con el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, en un afán por atraer para sus respectivas candidaturas el apoyo de sus representados, que son los mismos. En este punto lo importante no es que propongan algo concreto para conducir al país los próximos seis años y para solucionar la gravísima crisis en que se encuentra, sino que alguna gente crea en uno de ellos como un político capaz de derrotar en las urnas a López Obrador. Es claro que para ambos el enemigo a vencer es el que representará a Morena en la elección presidencial del primero de julio próximo y que ambos están dispuestos a ser la comparsa del otro con tal de impedir el inicio de un verdadero viraje en la conducción de la política nacional, una democratización real y una limpieza de la administración pública que afectaría a la oligarquía político-empresarial a la que sirven.
Por si cupiera alguna duda, el domingo pasado, en el cierre de su precampaña, efectuado en Tlalnepantla, Meade amenazó con ganar la Presidencia en la misma forma en que Alfredo del Mazo se hizo con el poder en el estado de México. Fuerte y con todo, dijo. Y todo mundo sabe que los comicios realizados en tierras mexiquenses en julio del año pasado fueron una de las elecciones más inmundas de los tiempos recientes, con árbitros electorales abiertamente favorables al partido oficial, compra masiva de votos, impunidad garantizada para los delincuentes electorales y una impúdica utilización de las estructuras y presupuestos institucionales a fin de garantizar que el primo del presidente quedara en el cargo, así fuera a contrapelo de la voluntad popular.
Lo anunciado por Meade es, pues, el anuncio de un nuevo fraude electoral a escala nacional para las elecciones de julio, algo que exaspera por el cinismo pero que difícilmente sorprende y que tiene un claro propósito disuasorio para los votantes irritados con el régimen: hagan lo que hagan, impondremos la continuidad.
Pero no debiera escapar que en su momento la imposición de Del Mazo contó con dos respaldos implícitos fundamentales: el de la panista Josefina Vázquez Mota –la cual ya había desempeñado ese papel hace seis años, cuando abanderó a la posición domesticada que volteó hacia otro lado ante la magna adulteración democrática que resultó en la colocación de Peña en Los Pinos– y el del perredista Juan Zepeda, quien se prestó para operar como distractor de votos en contra de la maestra Delfina Gómez para minimizar la ventaja de ésta sobre Del Mazo y facilitar, así, la realización del fraude.
De cara a la elección próxima Ricardo Anaya es una encarnación de ambos: de Vázquez Mota y de Zepeda, cuyos partidos van en coalición. Pero es tan inocultable la debilidad de Meade que dentro de cinco meses los papeles serán intercambiables y el priísimo podrá resignarse a respaldar bajo la mesa a la fórmula panredista. El aspirante priísta no puede ni soñar con ser el Peña Nieto de 2018, así que tal vez deba conformarse con emular al Madrazo de 2006. Anaya quiere ser el Calderón de este año, pero tal vez –en el caso de que el tricolor logre sacar fuerzas de su propia pudrición y colocar a Meade en un segundo lugar consistente– deba desempeñar el papel que correspondió a Vázquez Mota en 2012.
En julio habrá un comicio con carácter de referendo y la pregunta central a responder en la boleta será: cambiar el rumbo del país o seguir por el mismo camino de desastre impuesto a partir de 1988 y que, a lo largo de las subsecuentes administraciones priístas y panistas, se ha traducido en emigración, postración agraria, destrucción de la industria nacional, envilecimiento de las instituciones, desempleo, desintegración, hambre, opresión, represión y muerte. Tal es la propuesta de las candidaturas tricolor y blanquiazul, aunque la primera se esfuerce en justificar y minimizar la catástrofe y la segunda jure que no tiene ninguna responsabilidad en ella.
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